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El antropólogo forense Paco Etxeberria, en la práctica del curso de Criminología de los Cursos de Verano. Lobo Altuna
Un crimen sin respuesta en Miramar

San Sebastián

Un crimen sin respuesta en Miramar

Cursos de verano de San Sebastián ·

Los alumnos del programa 'Ciencias Forenses y Criminalística' conocieron cómo se trabaja en un escenario real gracias a la recreación de un caso

Jon Munarriz

San Sebastián

Jueves, 15 de junio 2023

Las alarmas saltaron a primera hora de la mañana. Un hombre, de 1,80 metros, apareció sin vida a la entrada del Palacio Miramar de San Sebastián, donde durante estos días se desarrollan los Cursos de Verano organizados por la UPV/EHU. Rápidamente se informó a los agentes de seguridad y, por suerte para todos, una treintena de futuros criminólogos, forenses, policías y jueces se encontraban en el lugar de los hechos para proceder a la investigación.

En una primera instancia, se podía apreciar a un hombre muerto, de mediana edad, sobre el parqué del Palacio. Bajo el cuerpo, un gran charco de sangre. El difunto presentaba tres heridas por arma de fuego. A falta de la autopsia, se interpreta la muerte por shock hipovolémico. Es decir, por la pérdida masiva de sangre. A su lado, una pistola y, dispersos por el entorno, dos casquillos de bala. Cada uno de un calibre distinto. Además, a poca distancia del finado, había una silla caída junto a los restos de una cinta americana que podía haberse utilizado para maniatar a alguno de los implicados en el crimen y una cartera con algo de dinero y varias fotos de una mujer en su interior. Aún faltaba una última prueba por identificar: la funda de un cuchillo. Las mentes de los alumnos empezaron a enhebrar distintas hipótesis de qué podía haber sucedido, pero por el momento tenían más preguntas que respuestas.

Para su fortuna, una testigo había tenido contacto con la víctima apenas unos minutos antes de que sucedieran los hechos. «No sé qué ha pasado. Estoy muy nerviosa. Yo venía a desayunar con mis amigas, pero tenía que pasar un momento por el baño. He venido aquí, me ha dicho que todavía estaba cerrado y, al darme la vuelta, he escuchado un estruendo muy grande. No he visto más. Lo prometo», reconocía aún en evidente estado de shock por lo sucedido.

No se trata de un caso real, sino de un ejercicio práctico que puso la guinda a la primera jornada del curso de verano de 'Ciencias Forenses y Criminalística' que organiza la UPV/EHU. La actividad estuvo dirigida por Isabel Germán, investigadora doctora en el Instituto Vasco de Criminología (UPV/EHU) y el reconocido antropólogo forense Paco Etxeberria. Además, la prueba contó también con la participación del comisario de la Ertzaintza Gorka Barbier o la intendenta jefa de policía científica Patricia Martínez entre otros profesionales para tratar de construir un entorno lo más fidedigno posible a un caso real.

La práctica tenía como objetivo prioritario que los alumnos conocieran cómo se inicia una investigación y la cooperación que debe haber entre los distintos expertos. Al comenzar el ejercicio, tuvieron que identificar las diferentes pruebas presentes en el escenario. Ninguno de ellos podía manipular el cuerpo ni mover del sitio ninguna de las evidencias. Posteriormente, tuvieron que describir con la mayor cantidad de detalle posible la escena, dibujar un croquis y elaborar el documento de cadena de custodia. Elementos vitales para la investigación y para transformar las evidencias en pruebas que se puedan presentar en el momento en el que el caso pasa a instancias judiciales. Una vez con todas las información sobre la mesa, los alumnos debían elaborar una hipótesis de qué podía haber sucedido. Pese a los repetidos intentos de Paco Etxeberria porque compartieran sus opiniones, ninguno fue capaz de elaborar alguna premisa. «Nos ha faltado tiempo», aseguraban.

Tarea complicada

La realidad es que no existía ninguna verdad detrás del crimen. Los directores buscaban evidenciar la complejidad del trabajo y compartieron algunas de las claves para una buena investigación. «Es muy importante la labor de observación», aseguró Etxeberria. Además, en la edición de este año quisieron complicar ligeramente la tarea incorporando una prueba testifical. «Una de las primeras cosas que hay que hacer nada más iniciar una investigación es tratar de encontrar testigos que nos ayuden a saber qué ha pasado», reconocían los expertos. Pero ojo, «en muchas ocasiones pueden ser más confusos. La mente puede ser muy engañosa y crear realidades que no han existido».

Por el momento, seguirá sin esclarecerse qué paso en el Palacio Miramar. Sólo queda confiar en los profesionales.

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