«Ayer entregué 450 mascarillas en siete horas y media»

«Disculpe, tras limpiarse las manos puede ponerse esta mascarilla». Jon Ormazabal repite esta frase y el gesto de entregar un protector homologado decenas de veces durante su jornada laboral. Cientos, en realidad. «Ayer entregué 450 mascarillas en siete horas y media», comenta en el hall de entrada del Hospital Universitario Donostia, donde hay instalados también dos dispensadores de gel hidroalcohólico, otro gesto, el de desinfectarse las manos, también obligatorio como portar una mascarilla higiénica, quirúrgicas o FFP2 para adentrarse en el hospital.

Ormazabal cuenta que la entrega de protectores homologados se realiza desde «finales de junio», una medida que la dirección del Servicio Vasco de Salud en Gipuzkoa ha extendido al resto de la red asistencial, donde queda prohibido el uso de mascarillas de tela con el objetivo de prevenir posibles malas prácticas y y evitar que el virus se pueda colar en los hospitales y centros de salud.

Ormazabal, que este martes había entregado 150 protectorse en dos horas y media, ha comprobado que «muchos ciudadanos» emplean mascarillas de tela o neopreno. «No sé si porque son más bonitas», señala. Y también ha constatado que la gran mayoría de las personas que acuden al hospital acoge de buen grado esta medida, «aunque siempre hay alguien que protesta y te empieza a decir que la suya es válida porque la compró en una farmacia». En lugares como hospitales o centros de salud «las mascarillas homologadas ofrecen mayor seguridad», apostilla.

Osakidetza ha tomado la decisión ante la imposibilidad de controlar si las mascarillas de tela u otros materiales están homologadas por las instituciones sanitarias europeas competentes, si se han producido en casa de manera manual, si llevan o no filtros o llevan siendo utilizadas un tiempo superior al recomendado.

No solo quedan prohibidas las mascarillas de tela en los hospitales del territorio. También en los centros de salud. A primera hora de la mañana, en el ambulatorio de la céntrica calle Prim donostiarra, media docena de personas aguardaban en cola para realizarse una analítica. Ninguna con mascarilla de tela. En el mostrador se ocupaban de entregar una higiénica a quien acudía con protector de tela. «No sabía que estaban prohibidas», reconocía más de un paciente.

Desde el Servicio Vasco de Salud en Gipuzkoa subrayan que «no se va a vetar a nadie la entrada por acudir con mascarilla de tela». Se están entregando homologadas en la entrada, pero recomiendan que los ciudadanos acudan a los centros de Osakidetza con mascarillas certificadas.