Bar Restaurante Kiki, la tradición por bandera
Cocina de toda la vida al servicio de una cocina que rebosa honestidad y honradez
Sinceramente no sé qué plato destacaros de mi visita al Bar Restaurante Kiki. De principio a fin fue un homenaje, un homenaje a nuestra tradición culinaria, a las recetas de toda la vida que tan felices han hecho nuestros paladares, a los productos que nos regalan nuestro mar y nuestra tierra. Por ello, en vez de uno, como suelo tener como costumbre, os destacaré los tres platos principales que redondearon la experiencia gastronómica vivida en este rincón escondido en el barrio del Antiguo.
Primero, la ensalada de bogavante. Nos tiramos a la piscina, y, ante la sorpresa de encontrarlo en la carta no dudamos en elegirlo, siguiendo la recomendación de Alfredo Escobar 'Kiki'. Un bogavante de unos 400-500 gramos que lo presentan entero encima de la ensalada, limpio, para que sea comer y disfrutar. Un bogavante cocido en su punto, ligereza y elegancia en boca, que acompañan con un poco de txangurro, huevas de salmón y salsa rosa, presentando una especie de ensaladilla de bogavante sobre las frescas verduras. Un manjar de dioses. Un plato para darse un buen homenaje.
Segundo, el txangurro a la donostiarra. El plato por antonomasia de la cocina donostiarra y que mejor refleja los sabores y productos de nuestra ciudad. Una receta que han recuperado en el Kiki hace unos tres años, partieron de la receta tradicional, al que le dieron una vuelta y que han ido afinando y mejorando con el paso del tiempo, fueron probando si el público lo aceptaba, introduciéndolo poco a poco en su carta y al final se ha asentado. Un bocado suave y pleno de sabor en boca, con el txangurro que mantiene su personalidad y carácter y que está muy bien acompañado por un fino sofrito. Un plato que homenajea nuestra tradición culinaria, creo que es un plato que refleja a la perfección la cocina de Kiki.
Por tercero, y, último, los callos y morros guisados al estilo tradicional. Un plato meloso, que es pura delicia en boca, que si eres amante de la cocina de casquería te encantará, o eso espero yo al menos, porque a mí así me pasó. Un plato no muy común y fácil de encontrar, pero, que en el Kiki bordan. Es para cerrar los ojos y saborear lentamente cada bocado, disfrutarlo y ser feliz. La felicidad en un plato.
Desde 1989 lleva el Bar Restaurante Kiki abierto en Lorea, escondido, y, me arrepiento de no haber aterrizado antes ahí. Alfredo Escobar 'Kiki' es el responsable de cuidarnos y hacernos sentir como en casa. Un hostelero y profesional como la copa de un pino. Lleva tras la barra desde los 17 años, y desde que tenía los 26 en el Kiki. En 2002 realizó una obra integral y asentó el proyecto, sumándole el comedor. Se trata de una persona autodidacta, ha ido aprendiendo con el paso de los años, de la mano de sus compañeros de oficio, trabajadores, proveedores y clientes, tanto en lo que a comer se refiere como al beber. Y hoy en día Kiki es fiel reflejo de lo que entiende Alfredo por un buen bar y restaurante.
Una cocina honesta y honrada, que busca un equilibrio entre la calidad y el precio. Busca el mejor producto que encaje en su filosofía, sin engañar, su cocina es verdad, sin trampa ni cartón. Una cocina de mercado que varía según la temporada, verduras y pescados van cambiando en sus propuestas culinarias, todo dentro de un marco tradicional, porque esa es su base, nuestra cocina tradicional, las recetas de toda la vida, bordadas y listas para hacer felices nuestros paladares. Una cocina grande en su pequeñez, una cocina cercana y detallista, una cocina con alma. Un bar con esencia de restaurante donde te cuidan, miman y hacen sentirte especial.
El homenaje gastronómico en el que se convirtió nuestra visita al Kiki lo completamos con el aperitivo de pastel de merluza con huevas de salmón, un aperitivo que van cambiando; el pincho de la maravillosa ensaladilla rusa; la croqueta de tres quesos, una delicia, las croquetas son seña de identidad del Kiki y no me extraña; la tarta de queso; y, la torrija de verdad.
A partir de ahí, Kiki se convierte en un lugar de referencia para tomar el aperitivo y acompañar una buena copa de vino con alguno de sus pinchos, como el de salmón ahumado, el tradicional de huevo, la tortilla de patata, el Oyarzabal, el Alonso, el taco de bacalao, el foie o el falso risotto. Si decidimos sentarnos en el comedor los pescados de temporada, entre los que podremos encontrar el rodaballo o el lenguado dependiendo del mercado, o los platos de caza, se convierten en buenas opciones, también postres como la tabla de quesos o el bizcocho de canela. Un lugar de toda la vida, que respeta y borda la cocina de toda la vida, nuestra tradición, un gran rincón gastronómico. On egin!
Bar Restaurante Kiki
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Dirección: Avda Tolosa 79-81. San Sebastián.
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Teléfono:
943317320. -
Comedor: Para 30 comensales + una terraza para 30 comensales.
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Cierra: Domingo noche y lunes.
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Precios: Carta 50 euros Precios platos: Pincho ensaladilla, 2,5 euros: Croqueta, 3; Quesos 2,50; Ensalada de
bogavante, 44,00; Txangurro relleno al horno, 29; Morros y callos, 20; Torrija,8; Tarta de queso, 8 euros.