Etxeberria, un bar elegante
Uno de los locales con mayor carisma de la Parte Vieja donostiarra
«¡Ke pasa elegantes!». Bienvenidos a la casa de los Cano-Recalde. No se me ocurre mejor palabra, casa, para definir lo que es para ... mí el Bar Etxeberria, para mí y creo que para muchos de los habituales de este carismático bar de la Parte Vieja donostiarra. El Etxeberria es una manera de entender la hostelería, una forma de entender la gastronomía, cercana y simpática. Juan José Cano y Arantxa Recalde han sabido transmitir esa idea a sus hijos Jon y Maialen y ahora también a Santi Salinas.
Bar Etxeberria
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Dirección Iñigo 8 (Donostia)
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Cierre En verano, martes y mediodías de lunes a viernes / Resto del año, martes y miércoles y mediodías de lunes a viernes
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Monedas 1 de 5
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Carta 10 euros
Es la cercanía con la que te reciben al cruzar las puertas de su bar, te esperan con los brazos abiertos, te acogen y te hacen sentir en casa, la barra es casi más la mesa de la cocina de los caseríos, donde se habla con tranquilidad y confianza, donde compartir momentos y vivencias, pero, sobre todo, ser feliz. Y la simpatía que transmite ese «¡Ke pasa elegantes!» con el que te saludan, con el que ya te sientas cómodo, como si estuvieras al calor de la chimenea, ya consigue sacarte la primera sonrisa y piensas: ya estoy en casa. Es un bar con mucha personalidad, con carisma, con esencia propia, un bar de barrio en pleno corazón de nuestra ciudad. Un pequeño tesoro gastronómico, un rincón mágico.
La historia del Bar Etxeberria se remonta al año 1983. En aquellos inicios, Juan José y Arantxa lo compaginaban con la Bodeguita Lierni de Hernani y no es hasta el 2004 cuando deciden centrarse en su hogar de la Parte Vieja donostiarra. Empezaron a hacer pruebas, ofreciendo diferentes raciones, ensaladas, codillos y más propuestas que acompañaran su selección de cervezas de importación, su gran apuesta, convirtiéndose en lugar de referencia para todo amante de una buena birra. Poco a poco fueron afinando su propuesta hasta centrarse en ofrecer montaditos, tostas y marisco de pocilga que acompañaran los tragos, donde también tenía mucha presencia el vino, Juanjo es un apasionado de ese mundo. Esa pasión por la hostelería la transmitieron a sus hijos. Jon estuvo en el bar hasta que lo cambió por la jardinería. Maialen estudió en el Basque Culinary Center y tras trabajar en la Real Sociedad hoy hace justo un año volvió a casa. Pero no sola, se trajo a Santi con ella, un cocinero bilbaíno con el que compartió estudios y que tras trabajar en Labe decidió darle un giro y ponerse tras la barra del Etxeberria.
Hoy es el día en que habitualmente encontraremos a esta joven pareja tras la barra del Etxeberria, pero siempre con Juanjo a su vera, a la sombra, es su vida y su pasión. Durante todo este año han ido recuperando la estabilidad, manteniendo vivo el legado familiar, su historia, sus raíces, respetando su esencia, la tradición, gritando a los cuatro vientos que el Bar Etxeberria sigue ahí, más vivo si cabe. Ahí siguen esos cañeros que son patrimonio de la familia, y el Elegantini, por favor, que no falte. El aperitivo ideal, una mezcla de vermouths, bien condimentado, la receta secreta de la familia, un trago maravilloso. Para comer, las tostitas de salmón ahumado, sardina ahumada, ventresca o anchoa en salazón; las conservas donde van metiendo cosicas ricas como los berberechos o las navajas; sin olvidarnos del marisco de pocilga, santo y seña del Etxeberria, el salchicón, jamón, chorizo, queso o lomo. Pero Santi y Maialen ya empiezan a dejar su impronta, como por ejemplo con ese bikini que es puro placer, jamón ibérico, queso y una crema ligera de trufa, explosión. Y estad atentos porque en verano igual nos sorprenden con un bikini de pastrami, ojo al dato.
Han decidido celebrar la efeméride de su llegada al Bar Etxeberria creando una cerveza propia de la mano de Gross, cuyo responsable, Andoni, tuvo muy claro desde el principio qué cerveza iba a elaborar. Una cerveza de estilo Bitter, que presentaron el pasado jueves, tostada, ligera, muy fácil de beber, amarga, pero con un toque dulzor, elaborada con 4 maltas y 3 lúpulos. Una muy buena cerveza, que a mí, personalmente, me recordó mucho a Juanjo, con esos inventos, esas mezclas con los que de vez en cuando te sorprende. La ofrecerán en latas y en cañero estará exclusivamente en el bar. Una cerveza con una imagen muy personal, detallista.
Maialen y Santi no son de estar quietos y el pasado 24 de junio se escaparon a Bilbao a participar en las cenas a 4 manos que organiza Álvaro González en su San Telmo Pastificio. Una velada cuya recaudación fue destinada a Zaporeak y donde pude comprobar que Santi es un gran cocinero, con un menú maravilloso y donde viajamos a Italia a través de los productos locales. El bar más elegante de nuestra ciudad, sigamos siendo felices junto a los Cano-Recalde. Eskerrik asko familia! On egin!
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