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Restaurantes

Casa 887, cocina canalla

Producto local al servicio de una cocina sin ataduras y muy personal

Lunes, 18 de enero 2021

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Tengo la suerte de contar con grandes amigos como Irati, con quien poder intercambiar referencias culinarias y que me ponen sobre la pista de buenos rincones gastronómicos. En verano, hablando un día con ella, me preguntó a ver si había visitado ya Casa 887. Le respondí que no, que lo tenía en mente visitarlo, pero que todavía no se había dado la oportunidad. Me contó que era uno de sus restaurantes de cabecera, que le gustaba mucho y que había disfrutado en cada una de sus visitas. Así que dejamos pendiente cuadrar agendas para ir juntos.

Así hicimos a mediados de diciembre. Aprovechamos que los dos estábamos un miércoles al mediodía libres para ir a comer, no podía contar con mejor guía para conocer las bondades gastronómicas de Casa 887. Nos sentamos y nos sumergimos en la carta y le pedí consejo sobre cuales habían sido los platos que más le habían atraído, porque fue ponerme a leer las propuestas y todas me parecía muy apetecibles, nombres dónde destacaba la cuidada selección de productos y dónde marcaban la procedencia de estos, una cosa que me llamó la atención y que reflejaba la decidida apuesta por una cocina de producto.

Casa 887 | Donostia

  • Dirección: C/Gran Vía 9 bajo

  • Teléfono: 943 32 11 38

  • Comedor: 1 para 55 comensales

  • Cierre: Nunca

  • Precios: Tartar de atún rojo 'Balfegó' 23€ / Bao de langostino tempurizado aguacate, 'sirracha-honey' mayo (2u) 11€ Arroz bomba con carabineros de Huelva y ajo asado 35€ Vieira asada con habitas salteadas, avellana y emulsión de triguero 22€ Tarta de queso 7,50€ Tiramisú casero 7

Abrimos boca con un aperitivo de la casa, tomate y anchoa, puro sabor, producto y producto, sin misterios, antesala del festival que vendría a continuación. Pedimos cuatro platos para compartir, para así poder conocer más a fondo la propuesta culinaria de Casa 887. Dimos comienzo al festival con un tartar de atún Balfegó. Partiendo de un producto excepcional, pleno de sabor, lo aliñan con aceite de sésamo, soja, jengibre y guindilla, para convertir el plato en todo un festival para nuestro paladar. Además, me gustó el detalle de presentar una ración individual a cada uno aun y cuando lo habíamos pedido para compartir, detalle que me puso sobre la pista de que Casa 887 no es un restaurante cualquiera.

Seguimos con un tiradito de lubina Aquanaria que estaba para chuparse los dedos, todo un espectáculo en boca, fino y sabroso, un tiradito que se comía solo. La lubina la aliñan con lima, sésamo y aceite de oliva virgen extra, para luego acompañarlo con mango encurtido y eneldo, para crear un juego de sabores maravilloso.

Estaba siendo una comida de muchos kilates si he de seros sinceros, pero os puedo decir que lo mejor estaba por llegar, se estaban cumpliendo todas las expectativas sin ninguna duda. Un plato que se ha convertido en referencia, en reflejo del nivel culinario de Casa 887, es el de pan bao de langostino. Partiendo de un producto muy bueno, como es el langostino de Sanlúcar que va tempurizado, viene presentado en un pan bao negro y acompañado demayonesa de Syracha y emulsión de miel de caña, para hacer ese juego entre el picante y dulce, y aguacate y filamentos de guindilla. Es un viaje sensorial, una explosión de sabores bocado a bocado que te hacen feliz.

Si los 3 platos degustados hasta el momento fueron cada cual mejor, qué decir del arroz de carabinero, el plato estrella de la casa. Me dejó sin palabras. Puro sabor a mar, un espectáculo de plato, un producto llevado a su máxima expresión. Un plato del que hay que degustar cada bocado, coger el tenedor o la cuchara, meterlo en la boca, cerrar los ojos y saborearlo, viajando al paraíso. Partiendo de un carabinero de Huelva, utilizan un arroz bomba y un caldo que lo hacen a fuego lento durante 3 días, un buen caldo con las propias cabezas del carabinero. Añaden unos toques de alioli de ajo asado que acompañan a la perfección el plato.

La guinda dulce la pusimos con dos de los postres estrellas de la carta, una melosa y cremosa tarta de queso tradicional y el tiramisú casero, un guiño al pasado familiar italiano de Antonio Bellotti, chef y artífice de que Casa 887 sea uno de los templos gastronómicos para tener en cuenta.

Parte de un producto excepcional para elaborar una cocina «canalla», sin ataduras, pleno de libertad, sin barreras ni fronteras. Una cocina que es fiel reflejo de la inquietud y trayectoria de Antonio, un brasileño que aterrizó con 18 años en Donostia y que tras estudiar en la escuela de cocina de Luis Irizar y en el Basque Culinary Cener, ha pasado por el Kokotxa, A Fuego Negro o el Narru, donde trabajó durante dos años antes de emprender la aventura de Casa 887. Se trata de una cocina que bebe de aquí y de allá, partiendo de productos locales que nos hacen viajar por todo el mundo, añadiendo toques asiáticos y sudamericanos a su cocina, viaje que se transmite al comensal, viajando desde Gros al mundo. Una cocina callejera traída al comedor. Una cocina de autor, muy personal, con sello propio y que es toda una experiencia gastronómica. On egin!

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