

Secciones
Servicios
Destacamos
Pasar por la calle Puerto en San Sebastián sin girar la cabeza hacia la que fuera la Churrería Santa Lucía es casi imposible. Sobre todo ... si se es nostálgico... En su lugar ahora se encuentra La Barra de Kojua, aunque si se mira tras el cristal se siguen viendo los característicos bancos y si se cruza la puerta, el visitante puede llevarse una grata sorpresa: han vuelto los churros con chocolate. Pero en su versión más «salada».
A simple vista no hay diferencia, pero al afinar el olfato se nota un aroma a morcilla. Victor San Martín, responsable de cocinas del grupo Garrancho, explica que «estamos ante un trampantojo de los clásicos churros con chocolate». Solo que, en esta peculiar reinterpretación, los ingredientes que predominan son la patata y la morcilla de Beasain.
«Teníamos la responsabilidad de elaborar un pintxo de algo que recordase a este emblemático local, a la antigua Churrería Santa Lucía», señala San Martín. Desde luego, es un lugar con historia y no es difícil que afloren dulces recuerdos. «Cuando los clientes entran al local nos siguen rememorando las anécdotas que vivían con sus amonas o aitas», añade el responsable de cocinas. Por eso, han querido ofrecer a sus consumidores este peculiar pintxo caliente.
Los nuevos churros han supuesto todo un ejercicio de creatividad y muchas pruebas para llegar a convertirse en un bocado único. La masa de este pintxo es perfectamente crujiente por fuera y el punto justo de húmeda por dentro. Esa textura la consiguen mezclando minuciosamente el agua y la sal «hasta que hierva» y añadiendo la harina, el polvo de patata y la panceta deshidratada justo después. A continuación, introducen la masa en una churrera y la fríen hasta que quede bien dorada. Por otro lado, para dar con el untuoso «chocolate», mezclan en un cazo con AOVE ajo y cebolla confitada; ajustan la sal y añaden el ingrediente estrella, la morcilla de Beasain. La sabrosa combinación se culmina triturándola.
A la hora del emplatado, poco misterio: se coloca en una bandeja una fina línea de crema de piquillos para acentuar los sabores, se pone el falso chocolate en su taza y tres churros justo al lado. Solo queda sumergirse en los sabores de este curioso «trampantojo».
Víctor San Martín explica que, pese a no llevar mucho abiertos, la acogida de su versión de los churros con chocolate está siendo «muy buena». «La gente nos ha felicitado por la sorpresa que les ha supuesto ver este pintxo, pero sobre todo nos elogian tras probarlo, porque los sabores funcionan realmente bien», concluye el responsable.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mejor restaurante de comida sin gluten de España está en Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.