Recorriendo nuestra historia

Hoy nos vamos de pinchos por la Parte Vieja donostiarra y visitamos algunos de sus mejores pintxos, volviendo a una de nuestras tradiciones culinarias más ancestrales y que tanto hemos disfrutado. Me iré solo de paseo, tiraré de mis recuerdos y os plantearé un paseo culinario por nuestra historia gastronómica.

Empezamos el recorrido en el Gorriti. Ya os he hablado en más de una ocasión de mi predilección por este bar de toda la vida. Juantxo ya me conoce muy bien y sabe que cuando entró por la puerta es para disfrutar de ese bocadillito de tortilla francesa con una loncha de jamón, lo sublime de la sencillez, una maravilla que me tienen enamorado. Salimos del Gorriti y nos adentramos en la calle Fermín Calbetón.

Primera parada, el Borda Berri que ya deja clara su filosofía culinaria cuando leemos en la entrada 'Aquí se guisa'. Sus pinchos son todos elaborados al momento y son una delicia al paladar; cualquiera de los que leamos en la pizarra son una buena opción, aunque una de sus referencias sin duda es el Kebab de costilla de Basatxerri.

Seguimos adelante por la Fermín Calbetón y nos adentramos en uno de los grandes templos gastronómicos de nuestra ciudad, Casa Urola. Pablo Loureiro sigue haciéndonos felices y ofreciendo una selección de creaciones en miniatura que son una fiesta, pinchos de temporada, de los que no sería capaz de elegir uno único, pero estando en la época que estamos, os recomendaré el pincho de hongos con crema ligera de patata y yema de huevo.

Salimos de la Fermín Calbetón, cogemos en San Jerónimo hacia la izquierda y antes de llegar al Boulevard cogemos a la derecha, cruzamos Embeltrán y enfilamos la calle Mayor para visitar uno de nuestros bares históricos, uno de los emblemas de nuestra ciudad como es el Paco Bueno y esas gambas a la gabardina que son patrimonio de nuestra gastronomía, obligada parada y obligada desgustación.

Cruzamos toda la calle Mayor hasta llegar a la iglesia Santa María y sumergirnos en la 31 de Agosto, donde tendremos varias paradas. La primera, el Txuleta, un asador que poco a poco se ha convertido en referencia y que con el paso del tiempo ahí sigue vigilando la entrada a la Plaza de la Trinidad y donde no podemos dejar de comer su ya famosa croqueta de chuleta.

Nada más salir del Txuleta, nos encontramos de frente con el Gandarias, nuestra segunda parada en la 31 de Agosto. Una casa que sigue fiel a su apuesta por el buen producto y a nuestra tradición culinaria. Su barra de pinchos, llena de pequeños bocados, es un espectáculo visual y gustativo. Sobresale uno de sus emblemas, ese pincho, o podríamos llamar torre, de champiñones que es una maravilla, una delicia.

Dejamos atrás el Gandarias y nada más salir del restaurante cogemos a la derecha para enfilar San Jerónimo y visitar otro de mis bares de cabecera, el Ganbara. Un sitio de obligada visita para todo buen amante de la gastronomía. La familia Martínez-Ortuzar sigue deleitándonos con su buen hacer. Es difícil quedarse con un único pincho del Ganbara, pero yo os recomendaría su ya histórica tartaleta de txangurro, aunque otra buena opción son también sus pequeños croissants, la ensaladilla rusa o las setas de temporada.

Del Ganbara nos dirigimos a su hermano pequeño, al Tambo, en plena Plaza de la Constitución, donde los Martínez-Ortuzar mantienen viva la esencia de lo que ha sido el Tamboril durante tantos y tantos años. Podemos disfrutar de sus históricas Pipas, los champiñones o el pimiento, pero han aportado nuevas propuestas que han seducido a los paladares más exigente, como ese atún salvaje en escabeche que es puro espectáculo.

Salimos del Tambo hacia la derecha y a los pocos metros nos encontraremos con el Txepetxa. Qué decir ya de esas anchoas marinadas que también son patrimonio de nuestra gastronomía, que sigue siendo una de las recetas mejor guardadas de nuestra gastronomía. Tenemos una gran variedad de acompañantes, pero, sin duda, yo me quedo con las anchoas acompañadas de crema de centollo.

Del Txepetxa, recorriendo la calle Narrika, pasamos al lado de la iglesia San Vicente para volver a la 31 de Agosto y realizar nuestra parada dulce en La Viña y poner la guinda a nuestro recorrido con esa tarta de queso que es de otro mundo. Aunque, si preferís, también podéis acercaros hasta la Pastelería Otaegui, ubicada en la calle Narrika y disfrutar de su pantxineta, un postre donostiarra donde los haya.

Antes de terminar, dos paradas: una la Cervecería Etxeberria, ideal para disfrutar de una buena cerveza, y, la segunda, el Kantoi, una pequeña cafetería donde poder disfrutar de uno de los mejores cafés de nuestra ciudad. On egin!