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El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha protagonizado este viernes por la mañana en el XVIII Foro Empresarial de Gipuzkoa, celebrado en DV Gunea, en la sede de El Diario Vasco. En el inicio de su intervención ha puesto en valor que Gipuzkoa siempre ha sido muy competitivo, sabiendo adaptarse a los cambios y apostando por la tecnología y la innovación. Ha señalado que este camino debe proseguir en la actualidad a nivel local y europeo por medio de una industria de alto valor añadido y el reconocimiento social del empresario, con el punto de mira puesto en la atracción y el mantenimiento del talento y la mejora del presente y el futuro de los jóvenes vascos. En este sentido, ha hecho hincapié en que estos deben tener unos salarios más altos que les permita unos empleos con estabilidad que les ayude a acceder a un proyecto de vida, tener una familia y unos empleos de calidad. Y ha añadido que «la industria puede llegar a pagar salarios de 4.000 euros».
«Vivimos tiempos complejos en el que Europa está perdiendo competividad y tenemos que reaccionar». Ha alertado de que la inacción provoca que los jóvenes «no tengan oportunidades y que bastantes tengan que emigrar». Por eso, ha abogado por «salarios elevados para que puedan desarrollar un proyecto de vida sin que tengan que emigrar».
Ha insistido en que «la industria genera empleos de calidad y estables y bien pagados». A su juicio, ofrece, además, «un entorno de ciencia y tecnología». Ha mantenido que este contexto «puede permitir que toda una generación de jóvenes de este país tenga un proyecto de futuro, prometedor y les permita un proyecto de vida con su pareja e hijos», ha mantenido.
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En el turno de preguntas, Imaz ha incidido en la necesidad de esos sueldo más elevados para que los jóvenes se queden en Euskadi y ha asegurado que «los jóvenes vascos tendrán oportunidades aquí y tendrán buenos salarios». Además, ha puesto el foco en que no es lo mismo que se pague 1.400 euros o 3.000, y que «la industria puede llegar a pagar 4.000 euros».
Imaz ha recordado que «Euskadi no puede vivir sin el mundo pero el mundo sin Euskadi, sí», por lo que hay que adaptar esas ofertas para atraer el talento necesario a las empresas vascas o que el que ya está aquí no se marche. Ha recordado que las empresas que se quieren instalar o invertir en el País Vasco también mira «la seguridad jurídica, las reglas del juego (impuestos), la formación, la seguridad en las calles, los colegios internacionales, el sistema sanitario... necesitamos tener un país atractivo».
Y también entre otros factores decisivos ha reiterado la necesidad de frenar la «demonización» de los empresarios y el enfrentamiento o críticas de algunos mandatarios hacia ellos, otra muesca decisiva en esa toma de decisiones.
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