Jokin Altuna

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Jokin Altuna
Con la sonrisa puesta pero con el cansancio aún visible en su rostro, Jokin Altuna, de 29 años, camina por Amezketa recibiendo las felicitaciones ... de sus vecinos. El campeón del Manomanista descuenta las horas para irse a Málaga a desconectar unos días, no demasiados porque el próximo martes ya está programado en Bergara. En su cabeza no hay otra prioridad que descansar porque la final del domingo fue dura tanto en lo físico como en lo mental, pero también en lo emocional. Hay Altuna para rato.
– ¿Cómo se encuentra?
– Muy cansado. Todavía han pasado pocas horas.
– ¿Se alargó la noche?
– Estuve a gusto en la celebración. y me hicieron un homenaje muy bonito en la plaza, pero empezamos tarde y terminamos muy tarde. Esta mañana todavía noto el cansancio, tengo el cuerpo bastante cargado, pero con la victoria me recuperaré más rápido
– Tras la final dijo que aún no se lo creía. ¿Se lo cree ahora?
– Un poco más, sí. En ese momento todo pasa tan rápido... Del 15-19 al 22-19 no sé cuánto tiempo pasó pero habíamos gastado todos los descansos y desde ahí todo fue muy rápido. Terminas y no tienes ni tiempo de asimilarlo. La gente, las entrevistas, la entrega de premios... En ese momento sólo quería irme al vestuario, pero en el vestuario siempre hay gente dando vueltas. Lo agradeces, pero quieres estar solo, tranquilo y descansar.
– Y esta mañana cuando se ha despertado, ¿qué se le ha venido a la cabeza?
– Pues despertame, ducharme y venir a atenderos (risas). Después de todo esto lo iré asimilando durante la semana porque ayer fueron tantas emociones...Tenía una alegría enorme dentro de mí. Luego, con el tiempo, lo valoras todo un poco mejor, pero lo conseguido ayer es increíble: el partido que jugamos los dos, que creo que es uno de los más duros que he tenido... Los dos hicimos una gran final.
– ¿Cuándo consiguió estar solo y tranquilo?
– Pues en la ducha. Estaba con una persona y le dije que por favor se fuese, que luego estaría con ella fuera pero que necesitaba estar solo y tranquilo. La ducha para mí es el mejor momento. Lo mismo me pasó en el Atano III, en la semifinal. Te quedas solo, sabes que has hecho bien tu trabajo y disfrutas de ese momento. Luego viene mucha gente a la que tienes que atender, y súper contento de que vengan, pero también necesitas ese momento de estar tranquilo.
– Ahora se va de vacaciones, pero ¿que tiene ganas de hacer?
– Desconectar, descansar y recuperar fuerzas. Es más fácil cuando ganas. Descansar me vendrá bien.
– Pues no tiene mucho tiempo. El próximo martes está programado en Bergara.
– Lo sé. Algunos le llaman a esto vacaciones pero no son vacaciones. Es una semanita y el martes otra vez partido. Allí la gente habrá pagado una entrada y como a mí me gusta ver a los pelotaris a su mejor nivel, a ellos les pasará lo mismo.
– ¿Le sorprendió en algo Artola?
– No. Sabía que iba a jugar muy agresivo porque él también sabía que si no jugaba agresivo no me iba a ganar. Hemos jugado muchos partidos en contra. Él tiene más golpe que yo pero si planteaba un partido solo a pegarle a la pelota no iba a ganar. Sabía que iba a dar un paso adelante pero, aún sabiéndolo, no pude mantenerle lejos y terminó todo perfecto. Si a todas sus cualidades, que son muchas, le sumas terminar el tanto de esa manera, Iñaki se convierte en un pelotari muy, muy bueno y eso es lo que pasó.
– Ha dicho que nunca vio perdida la final.
– Nunca. Sí difícil. Veía que él estaba siendo más que yo pero no me sacaba más de tres tantos y pensaba que él tenía que esta preocupado por eso.
– En el tramo final se le veía justo de fuerzas, ¿de dónde las sacó?
– Bueno, siempre he sido muy insistente. Mis mejores pelotazos, los más largos, con mi derecha, fueron en esos últimos tantos. Durante gran parte del partido fue él quien mandó y yo el que corría hacia atrás, pero al final le di la vuelta y fue al revés. Empecé a darle a la pelota y él a correr hacia atrás y ahí, de repente, se pasó de verme más justo a verle a él.
– ¿Fue una tema mental?
– Sí, claro. Iñaki hizo un gran partido pero el que llegó a veintidós fui yo. Eso quiere decir que cuando terminamos 22-19 yo fui mejor. Al principio cogí ventaja. Los dos creo que estábamos muy tensos, mal de movimientos y fui yo quien se puso 10-3 por delante, pero no porque le estuviera pegando a la pelota, sino por detalles tácticos. Luego al final no se habla, pero en ese tanto él hace una escapada y recupera el saque y de ahí en adelante me toca defender. Si él no hace ese tanto igual del 11-3 me pongo 14-3. Por eso digo que en una final hay mil detalles. Él dominó de mitad de partido en adelante y mi mayor mérito fue mantenerme ahí detrás, a dos o tres tantos. Sabía que si tenía una oportunidad, al final podía remontar.
– El 16-18 fue el tanto clave...
– Con 15-18 nos fuimos a los vestuarios. Los entrenadores me decían cosas pero yo lo único que tenía en la cabeza era que tenía recuperar el saque porque por ahí pasaba la remontada. Y así fue. El 16-18 fue un tanto duro que cayó de mi lado y de ahí en adelante, igual que él me había mantenido atrás y no me daba oportunidades, fui yo el que al final no le dio oportunidades. Jugué bien todos los tantos e hice la tacada.
– Hablamos entonces de una cuestión de confianza en sus posibilidades...
– Sí, pero él demostró también una gran confianza en las suyas durante todo el partido. Igual que remonto al final, él le dio la vuelta a ese 10-3 con una gran confianza. La verdad es que vi a un Iñaki muy diferente, a un Iñaki más fuerte en todos los sentidos, muy agresivo. Ha dado un gran paso adelante. Yo no diría que gané porque tuve más confianza que él. Simplemente, en esos malos momentos, supe agarrarme al partido y llegar al final con opciones.
– Precisamente confianza es algo que parecía que le faltaba al inicio del campeonato tras su eliminación en el Parejas y aquella primera derrota ante Larrazabal ¿Cómo ha sido el proceso para recuperar esa confianza?
– Cuando ganas todo estás más cerca de la derrota que de la victoria y cuando llega no te tiene que preocupar. En el Cuatro y Medio perdí en semifinales y parecía un fracaso. ¿Cuántos caen en semifinales? ¿Cúantos no llegan? El Parejas fue un campeonato difícil: muchas sustituciones, una en el último partido... Así es difícil centrarse, aunque entonces ya dije que no di el nivel en ese partido. No me encontraba mal pero tenía dudas y encima me lesioné un mes antes de empezar el Manomanista cuando pensaba que iba a llegar muy bien. Luego llega el primer partido y la primera, en la frente. Ahí es cuando noto que tengo 29 años y no 20. Y eso me ayuda.
– Gana y se abraza a su padre antes de dedicarle a 'Latu' la txapela ¿Ha sido su victoria más emotiva?
– Sí. A decir verdad todas las txapelas te producen una gran alegría pero la de ayer fue increíble. No recuerdo ahora la felicidad que me han dado las otras, pero lo que sentí ayer... No me lo creía. Me hizo una gran ilusión, me acordé de mucha gente. Me salió ir hacia donde estaban mi padre y mi hermana. Mi madre estaba en casa empujando, como siempre. Y la txapela es para ellos y para los que están conmigo en el día a día.
– Y cogió la txapela de 'Latu'...
– Claro, claro. Ha sido un gran amigo mío. Un mes antes de comenzar este campeonato tuve una rotura en la pierna, iba todos los días al fisio y cada día me ayudaba. En todos los entrenamientos. Es que estaba por la mañana desayunando en casa y tocaba el timbre y me decía, 'hoy a dónde vamos'. Iba conmigo a todos lados. Fue una gran pena que no estuviera ayer y me quiero acordar de su familia.
– Tras la final también tuvo unas palabras muy bonitas hacia el comportamiento de Iñaki.
– Le doy muchísimo valor. Cuando ganas es muy fácil ser amable con todo el mundo. Iñaki es amable cuando gana y cuando pierde. Por eso la gente le quiere tanto. Y no solo en Alegia. Más allá de eso, me gustaría destacar a las dos aficiones, el ambiente que hubo en el frontón. Para mí lo más importante fue eso porque la pelota gana con eso. Muchas veces hemos visto ambientes de otro tipo y ayer la gente dio un nivel increíble. Cuando terminé el partido y fui donde la ETB, aficionados de Alegia, a los que a muchos conozco, me felicitaron. Fue un derbi de diez y eso para mí es de destacar. Y cuando no es así, también hay que decirlo y criticarlo porque pensamos que si decimos algo... Para mí, no. Si en el frontón no hay buen ambiente hay que decirlo y lo de ayer fue una exhibición.
– Iñaki estuvo ante una gran oportunidad para ganar su primera txapela. Tiene 30 años. ¿Ha pensado en cómo se tiene que sentir?
– Sí pero no me puedo poner en el sitio de Iñaki. Ya dije el otro día que debutamos juntos, los dos con muchas expectativas y cada uno ha hecho su camino. Creo que Iñaki tiene que estar valorando el momento que está viviendo porque ha vivido muchos momentos malos. Creo que para él, ni lo de ayer ni la final del Parejas es un fracaso. Está disfrutando de los momentos que está viviendo y ganará esa txapela porque se lo merece por el trabajo que ha hecho y, sobre todo, por lo que está consiguiendo porque eso quiere decir que está haciendo las cosas bien. Iñaki ha demostrado que sabe el camino y lo logrará.
– ¿Qué destacaría de este campeonato?
– No sé. Quizás que ha habido muchos partidos duros. El mío contra Zabala, la final, el de Artola contra Elordi... Es muy difícil ganar partidos en el mano a mano y por eso ganar dos veces me da una gran alegría.
– Cuarta txapela del Manomanista, a la que hay que sumar otras cuatro en el Cuatro y Medio y una en el Parejas...
– Así es. Pero lo dije antes y lo digo ahora después de ganar la cuarta en el mano a mano. Mi mejor marca es haber llegado a ocho finales seguidas en el Cuatro y Medio. Tengo cuatro txapelas pero he llegado a ocho finales. En el mano a mano tengo cuatro y he llegado a seis, que también está bien pero no hay que mirar atrás. Quiero más.
– ¿Soñó alguna vez con tener cuatro txapelas en el mano a mano?
– Cuando empecé pensaba más en el Parejas. Me veía ahí. En mi opinión, durante el año, donde más diferencias marco es en el Parejas, pero sólo tengo una txapela. Claro, miras los datos y te dicen otra cosa, pero hay que tener en cuenta otras. Cuando empecé, mi reto era ser campeón del mano a mano alguna vez y lo que oía es que era un pelotari artista y que igual me faltaba algo . Eso para mí igual ha sido una motivación. No obstante, tener cuatro txapelas con 29 años no lo había pensado nunca.
– Y dos txapelas seguidas.
– Sí, dos seguidas. Ayer, hasta que me lo dijeron, ni me había dado cuenta. Es una gran marca y ¿por qué no soñar con la tercera?
– ¿Dónde encuentra la motivación para seguir ganando?
– No quiero compararme con nadie. Simplemente intento superarme. Por eso digo que soy el mayor enemigo de mí mismo. Siempre intento mejorar cosas. De hecho, en mi carrera ha habido una evolución. Con 18 años era un pelotari; con 22, otro y ahora, otro. Sé que no siempre voy a ir para arriba, que llegará un momento en el que tendré que aguantar y luego iremos para abajo. Ahora me siento muy, muy bien y lo tengo que aprovechar, pero mi motivación no son las txapelas. Quiero seguir centrado en el día a día, que es lo que me ha dado resultados. Así que ahora a desconectar y luego ya sabemos lo que tenemos en verano.
– ¿En qué modalidad se encuentra más a gusto?
– Tengo más txapelas en individual que por parejas pero por parejas marco más diferencias durante todo el año. En individuales veo que gano mucho pero no gano los partidos fácil. El domingo gané muy justo. Los contrarios me aprietan muchísimo. Hoy por hoy me siento bien en todas las modalidades.
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