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Amezketa y Alegia protagonizaron un duelo en las gradas del Bizkaia que hizo aún más grande si cabe una final que pasará a la historia por su dureza, su ambiente y su emotividad. Ambas localidades fueron el fiel reflejo de sus pelotaris, de sus valores y de su tesón. Levantaron a su vecino cuando le vieron tocado, vibraron con cada tanto y, aunque al final sólo Amezketa pudo celebrar la que es su quinta txapela, en Alegia queda una sensación de orgullo mezclada con pena por la oportunidad perdida.
Los protagonistas de la gran final llegaron al frontón dos horas antes del inicio del festival. Lo hicieron prácticamente a la vez. Quienes tomaban un café en los alrededores y se percataron de su presencia corrieron en busca de una instantánea. Altuna, enseguida que pudo, entró en el recinto, mientras Artola, con su característica sonrisa, se hizo unas cuantas fotos más para luego quedarse con su hermano y con su botillero Iker Iriarte tomando un café.
Fue con la llegada de los autobuses cuando las inmediaciones del Bizkaia comenzaron a teñirse de rojo y azul. Cuatro autocares llegaron desde Alegia y dos más desde Amezketa. Prácticamente vecinos, se entremezclaron porque en la pelota, afortunadamente, no hay partidos de alto riesgo.
El previo, siendo sinceros, no atrajo demasiado la atención del personal. Cada cuadrilla fue ganando sus asientos, colocando sus pancartas y preparándose para lo que estaba por venir, mientras en la zona de vestuarios un curioso Peio Etxeberria, vestido de pelotari, esperaba su oportunidad si alguno de los finalistas sufría algún percance para entrar como sustituto.
No faltaron a la cita habituales de los frontones como los futboleros Asier Illarramendi, José Luis Mendilibar, José Ángel Iribar o Jagoba Beobide. Tampoco los políticos Aitor Esteban, Eider Mendoza, Ibone Bengoetxea, Elixabete Etxanobe, José Ignacio Asensio, Maddalen Iriarte o Iker Casanova, los presidentes Xavier Cazaubon, de la Internacional; Joxemari Mitxelena, de la Vasca e Iñaki Lizaso, de la Guipuzcoana. Ni el aizkolari Josemari Olasagasti y los expelotaris amezketarras Ekaitz Saralegi, Eneko Galarza y Haritz Sáez.
Durante el partido, sonó más y mejor el coro de Alegia, sobre todo cuando Artola comenzó a remontar el 10-3 para irse hasta el 10-12. Con el 15-19 el griterío era ensordecedor, pero tras la dos paredes de Altuna, el 16-19, la parroquia amezketarra tiró de su campeón al grito de ¡Jokin, Jokin!.
El padre de Iñaki Artola, desde el rebote, parecía seguir el partido con relativa tranquilidad, pero el continuo movimiento de sus piernas le delataba.
Con el 20-19, los seguidores del de Amezketa no es que empezaran a celebrar, pero sí comenzaron a ver a su campeón calándose la txapela. Con el 21-19 ya no hubo dudas.
El tanto final desató la locura en el Bizkaia. Algunos seguidores de Alegia felicitaban a sus vecinos y Jokin se iba hacia la grada para abrazar a sus seres queridos y a coger la txapela que siempre llevaba sobre su cabeza en las grandes ocasiones su amigo Joseba Larreta 'Latu' para alzarla con sus manos mientras las lágrimas caían sobre sus mejillas.
En la sala de prensa, mientras se cambiaba su camiseta empapada en sudor, Artola maldecía. Unos pocos segundos de frustración antes de subir al podio con su característica sonrisa. Y otro detalle que hace grande a Artola: tras las ruedas de prensa se acercó a Altuna para sacarse junto a él una fotografía sujetando una pancarta con la imagen de 'Latu'. El abrazo sentido de Altuna a su amigo lo dijo todo.
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Amaia Oficialdegui, Sara I. Belled, Álex Sánchez y Raúl Rivas
Óscar Beltrán de Otálora, Gonzalo de las Heras e Isabel Toledo
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