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TXOMIN PERURENA
Viernes, 2 de septiembre 2016, 07:52
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Mi antiguo director Jesús Langarika en 1948 y figuras eternas como Rik Van Steenbergen en 1956 y Federico Martín Bahamontes en 1960 fueron vencedores de etapa de la Vuelta a España en San Sebastián, ciudad ligada a esta prueba desde su primera edición en 1935. Tuve la suerte de vivir como ciclista varias de esas llegadas, especiales para mí. Viví alegrías y sinsabores, triunfos y derrotas. Hasta algún incidente. Treinta y ocho años después de aquel final en velódromo de la ciudad, la Vuelta cruzará de nuevo nuestras calles.
Mi victoria de 1978
Por ahora, me cabe el honor de ser el último corredor que ha ganado una etapa de la Vuelta a España en Donostia. Fue el primer sector de la última etapa de 1978, ronda dominada por Bernard Hinault. Repitió en 1983. La crono de la tarde se disputó, pero la anularon. Por la mañana, cruzaron travesaños en la carretera al paso por Durango. Pararon al pelotón y nos metieron en autobuses para desplazarnos por autopista hasta Zarautz. Reanudamos la marcha y la victoria se resolvió al sprint en el velódromo, sede de los finales en San Sebastián desde su construcción para los mundiales de 1965. Por fuerza habría ganado Javier Elorriaga, pero venía por la parte alta del peralte y Van den Haute, que conducía el pelotón, se subió para frenar al de Abadiño. Aproveché para colarme. Aunque Van den Haute vino hacia mí, yo había metido la rueda. Nos enganchamos. Entré por delante. Esa vez no pude levantar los brazos para celebrarlo.
El silencio de 1975
Todavía hoy me despierto con pesadillas. Siempre hay alguien que viene a recordarme aquello y paso un mal rato. Perdí la Vuelta a España de 1975 en la contrarreloj de Donostia, el último día. En cuanto entré al velódromo y escuché -sí, escuché- aquel silencio sepulcral, no hacía falta que nadie me diera referencias. Sabía que había perdido la carrera. Y eso que estaba concienciado de que podía suceder porque llegaba líder a la crono. Los cinco primeros de la general estábamos en un pañuelo. Lo mismo podía ganar que acabar quinto detrás de Tamames, Lasa, Ocaña y Kuiper. Me pasó Tamames. Me queda el consuelo de que no me arrebató el maillot amarillo porque salí con la camiseta del equipo. Entonces no existían ni buzos ni maillots de seda. Al año siguiente, en 1976, el equipo Kas se desquitó de aquella derrota con el triunfo de Pesarrodona al arrebatar el primer puesto a Kuiper.
Eddy Merckx, rey en 1973
La única vez que Eddy Merckx ganó la Vuelta, en 1973, San Sebastián acogió el final de la prueba. La organización optó seis veces por la capital guipuzcoana entre 1972 y 1978 gracias a que el velódromo permitía cobrar entrada. Las gradas se llenaban hasta los topes y la recaudación solía ser importante. Eso ayudó a que ese año Eddy Merckx renunció, algo impensable hoy en día. Corrió Giro y Vuelta. Por supuesto, ganó las dos. También se impuso en la crono. Salimos de la gasolinera de Hernani. Aquel día los componentes del Kas comimos en el restaurante de Galarreta.
Cabalgada de Errandonea
1970. Esa vez Donostia acogió un final de etapa. Me había retirado como consecuencia de una caída en la que llegué a perder el conocimiento. Lo perdí bien porque ni me acuerdo dónde ocurrió. Corría en el Fagor-Mercier. José Mari Errandonea atacó al coronar Bidania por la vertiente de Azpeitia, se lanzó en el descenso y llegó solo al velódromo de San Sebastián.
La crono que ganó Ocaña
Irun-San Sebastián. Crono de 27 kilómetros en 1970. Victoria de Luis Ocaña. Me clasifiqué cuarto en una de las mejores cronos de mi carrera. Doblé a Aurelio González. Me confesó que era la primera vez que le ocurría.
Simpson, antes de morir
La víspera de llegar a la capital guipuzcoana habíamos disputado la contrarreloj entre Laguardia y Vitoria, que incluía La Herrera. Cogí a Simpson, que se había dejado ir. Mejor si hubiera hecho lo mismo que el inglés. Veinticuatro horas después Simpson ganó la etapa que acabó en el velódromo de San Sebastián. Fue en 1967, el año que murió en el Mont Ventoux. Al día siguiente de su victoria se disputaba la contrarreloj entre Villabona y Zarautz. Me fracturé el fémur en Andazarrate.
Otaño ganó al revés
Vuelta a España de 1964. Luis Otaño arrancó en Agiña, bajó a tope ese puerto, lo mismo que Aritxulegi, y llegó solo al velódromo portátil instalado en Atocha. Había que darle la vuelta a derechas, pero hizo un giro extraño al entrar y lo dio a izquierdas. Si llega a traer menos ventaja, se encuentra de frente con los perseguidores.
Subieron por el faro
Me acuerdo como si fuera hoy. Empezaba la Vuelta de 1961. Tenía 17 años y la federación nos llamó a los jóvenes de la Peña Otaño para acompañar cada uno a un equipo. Me tocó el Licor 43, en el que corría cedido Otaño, mi ídolo. Era el chaval más feliz del mundo. Se disputó una crono por equipos que subía a Igeldo por el faro. Ganó Kas.
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