Lanterne rouge
Fuera del Tour ·
LUCA CORSI
Lunes, 21 de septiembre 2020, 08:02
Roger Kluge es un excelente ciclista que ha quedado último en el Tour. Le conozco de hace muchos años. No es ningún chaval, como yo ... mismo, y sabe correr. Ha sido campeón del mundo de pista dos veces y ha ganado una etapa del Giro de Italia. Se ve que en el Tour hay que ser muy bueno hasta para llegar último. El año pasado sufrió una pequeña operación de corazón, pero se recuperó bien. Ha tenido mala suerte no por ser último, sino porque el farolillo rojo ya no se celebra. La vuelta de honor del ganador con el farolillo rojo. Lanterne rouge le dicen aquí, en Francia.
Es una vieja tradición, casi de los inicios. Tanto que dicen que el nombre viene de las luces traseras de los carros de caballos, aunque más bien sería por los trenes. El caso es que durante muchos años el farolillo rojo recibía una atención muy importante del público. Y después del Tour se forraba en los criteriums. Nadie se lo quería perder. Incluso había premio en metálico por quedar último, hasta que la cosa degeneró, con ciclistas escondiéndose entre los matorrales para burlar a sus rivales por la lanterne rouge. El Tour tomó medidas y eliminó el premio tras una pugna más sonrojante de lo habitual en 1979.
Si no, Kluge hoy sería famoso. Habría dado la vuelta de honor a los Campos Elíseos junto a Pogacar. Este año de virus sin criteriums no se habría hecho rico, de todas formas.
En el Giro daban la maglia negra al último. En 1951, la ganó Giovanni Pinarello, fundador de la marca de bicis del mismo nombre. Él sí pudo dar la vuelta de honor con el ganador, en este caso en el velódromo Vigorelli de Milán junto a Fiorenzo Magni. Pinarello le ofreció intercambiar los maillots, por si el negro le gustaba más, dada la fama (merecida) de fascista del ganador, afín a los camisas negras de Mussolini. Tras esa bronca, no se dio más. A Pinarello su equipo le ofreció 100.000 liras por no volver a correr el Giro, montó su fábrica de bicis, y hasta hoy.
Acaba el Tour y marcharemos a correr nuevas carreras. Soy exactamente ese que piensan, sí. Un placer.
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