De cómo 'Tamau Pogi' se convirtió en el tigre Tadej Pogacar

Tanto, que no había bicis de la talla del chiquillo. Al final, el club se las arregló para conseguirle una. Corría con los compañeros de su hermano en los circuitos que se organizaban en Ljubljana y le daban por todos los lados, chavales dos y tres años mayores que él. 'Tamau Pogi', le llamaban. El pequeño Pogi.

Cuando tenía 11 años, el director deportivo del club, el exprofesional Andrej Hauptman -medalla de bronce en el Mundial de 2001-, llegó a una de esas carreritas en circuitos y vio a un chaval detrás del pelotón. Le comentó al entrenador que animara al niño, que no se podía descolgar. El técnico se volvió y respondió: 'Andrej, no está descolgado. Ha atacado de salida y va a doblar a todos'. Hauptman vio que un crío capaz de hacer eso con rivales dos y tres años mayores podía tener algo especial.

Pogacar es el tercer hijo de Mirko, diseñador industrial, y Marjeta, profesora de francés en la universidad. Sus hermanos se llaman Barbara, Tilan y Vita. La familia siempre le ha apoyado en su carrera y sigue haciéndolo, aunque ya no vive en casa. «Viene poco y no llama mucho», se queja su madre. «Se le echa de menos porque aportaba su paz y su alegría de vivir a toda la familia, pero su vida es el ciclismo».

El ganador del Tour vive con Urska Zigart, ciclista profesional de 23 años. Se conocieron en una concentración de la selección eslovena en la maravillosa costa de Istria, en Porec (Parenzo), y residen en Mónaco. «No le conocía de nada -explicó ella-, solo sabía que un esloveno había sido tercero en el Europeo juvenil. Hubo unas series de sprint y nos quedamos los dos últimos, empezamos a hablar y así conectamos».

En efecto, Pogacar explotó en juveniles, cuando creció. Además de ese buen Europeo, ganó una importante carrera en Italia, el Giro de Lunigiana. Acostumbrado a superar a niños mucho mayores a base de talento, cuando cogió fuerza resultaba imparable. En 2018, con 19 años, ganó el Tour del Porvenir y también la Carrera de la Paz. Esta prueba -antaño, el Tour de los países del este- también se la anotó con una remontada el último día. Salió sexto y con un ataque en solitario a 30 kilómetros de meta sentenció, entre otros, a Marc Hirschi (Sunweb), que acabó tercero. Quitó el amarillo al italiano Samuele Battistela, hoy en el NTT. Cuarto fue el usurbildarra Xuban Errazkin, que sumó dos segundos puestos en dos etapas, tras Pogacar y Hisrchi.

Después sucedió lo que todo el mundo sabe, como escribió Dino Buzzatti en el final de su relato 'Rigoletto'. El año pasado venció el Tour de California -el más joven en ganar una vuelta World Tour, lo que haría con las clásicas Remco Evenepoel en Donostia- y fue tercero en la Vuelta a España, tras ganar tres etapas. Curiosamente, Pogacar también dio un revolcón a la clasificación el último día competitivo, entonces en la etapa de Gredos. Salió quinto y acabó tercero. Desbancó a Miguel Ángel López del podio -que también perdió el sábado- y Nairo Quintana.

Sobre la bici, Pogacar es un tigre que salta y ataca en cuanto ve la oportunidad, pero cuando se baja es un chaval afable y muy tranquilo. Su imagen calentando antes de la crono de La Planche des Belles Filles le define. Despreocupado y cantando, con unas gafas de sol para reinar en las terrazas de la costa adriática. Pero donde reina es en París.