Aflorar a la superficie
Explorando Zabaltegui ·
Los pueblos sumergidos bajo el embalse de Itoiz no pueden volver a emerger, pero sí su memoria. También la de dos cineastas feministas.
La memoria inundada
El año ... pasado vimos en Zabaltegi '592 metroz goiti', bonito corto de Maddi Barber sobre el sentimiento de pérdida entre los habitantes de la zona navarra que, al construirse el embalse de Itoiz, vio desaparecer bajo las aguas siete pueblos. Maddi vuelve al caso con el mediometraje 'Urpean lurra'. La primera sensación puede ser es más de lo mismo: los vecinos recordando, las ramas que asoman de las aguas… Pero no, la nueva obra es diferente, más rica y avanza en varias líneas manteniendo su sensibilidad.
Solidari@s con Itoiz puso en manos de Maddi Barber ochenta horas de imágenes que grabaron los activistas de sus acciones con videocámaras de los años 90. Con cámara temblequeante, a lo lejos pero junto a las voces de quienes grababan, imágenes poco nítidas pero dramáticas y hasta bellas de aquellas luchas desesperadas e infructosas.
Como contrapunto a ese activismo colectivo, la película nos sitúa también en un ámbito personal, íntimo y emotivo, con una fórmula que funciona. Distintas personas, la mayoría mujeres, cuentan en primer plano, con los ojos cerrados, sueños que tienen en relación con el área sumergida. Por allí afloran olas gigantes que lo anegan todo, lloros, casas que siguen intactas bajo el agua… El conjunto forma un hermosísimo recuerdo desde lo social y lo individual.
El hada era abortista
Puede que tengamos despistada a la actriz Delphine Seyrig, que estuvo en 'El año pasado en Marienbad', 'El discreto encanto de la burguesía' o como hada en 'Piel de asno'. Y seguro que no sabemos que fue un referente del feminismo en Francia, ni conozcamos a Carole Roussopoulos, cineasta suiza que rodó muchos documentales sobre el movimiento feminista. Menos sabremos que Carole y Delphine fueron amigas y filmaron juntas.
'Delphine et Carole, insoumuses' cubre este hueco en nuestra memoria, la del cine y la del movimiento feminista. Lo hace desde una abierta complicidad, como un homenaje familiar: el realizador, Callisto Mc Nulty, es nieto de Carole Roussipoulos, y dos guionistas llevan ese mismo apellido. El documental es sencillo, acaso incompleto y sin nada especial, pero tiene la fuerza que le da ver a ellas en acción. Carole y Delphine cogiendo una entrevista televisiva de Bernard Pivot a la Secretaria de Estado para la Condición de la Mujer Françoise Giroud y remontándola con letreros críticos. Ellas viajando a Hollywood para preguntar a actrices como Jane Fonda cómo se sentían como productos enfocados al deseo masculino. Ellas grabando con video las manifestaciones feministas de los 70 en París o las movilizaciones de las prostitutas de Lyon. Tiempos de un feminismo acaso más puro, intenso y creativo.
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