- ¿Cómo definiría la temporada que acaba de comenzar?
- Es la pregunta más difícil de contestar siempre, porque tiene muchas características. Es cierto que hemos querido buscar ciertas constantes, aunque siempre manteniendo ese gran sonido sinfónico del que somos representantes y que necesita ser interpretado en directo. Esta temporada las referencias se irán sucediendo, como esta llamada de atención que hacemos al principio con Sibelius, aunque también se pone el foco en tres compositores como Dvorak, Elgar y Rachmaninoff. El epicentro de nuestra tormenta volverá a ser esa Viena de 1900 y por eso volvemos a interpretar a Malher, esta vez con su novena sinfonía.
- En cuanto a la temporada de abono, lo han centrado en torno al concepto de 'variaciones'. ¿Cómo hay que entenderlo?
- En varias obras está la recurrente idea musical de revisitar el tema y de transformarlo. Con el maestro Treviño hemos hecho una especie de relato, aprovechar esa situación y darle cauce para llamar la atención sobre nosotros mismos, porque queremos provocar la reflexión en el espectador. Buscamos que el público salga del concierto mejor que cuando entra y que aquello que ha oído le suscite ciertas reflexiones.
«Regresar a la escena internacional permitirá mostrar el gran trabajo que se está haciendo»
- Robert Treviño afronta su segunda temporada como director titular. ¿Qué ha aportado su presencia a la orquesta?
- Creo que mucho. Ha aportado maneras de hacer, de trabajar, un gran sonido, una gran precisión y lo más importante, una sensación de estabilidad, que la transmite en cada ensayo y concierto. Además, es una persona que traslada mucha emoción, en cuanto a las obras que selecciona y su forma de ser. Creo que ha aportado mucho más de lo que se esperaba en el corto tiempo de la temporada pasada, y esta segunda para mí es muy importante, porque es la del compromiso y la consolidación de esa relación de largo recorrido que ha emprendido con la orquesta, tanto con los músicos como con el equipo técnico.
- ¿Cree que el público también ha percibido este cambio?
- Yo espero y confío que sí, y lo digo por las reacciones del público ante las propuestas que se han hecho, con muchas obras de calidad, rigor, y emoción artística. Creo que el espectador ahora ya hace suyo al director y viceversa. No descubro nada al decir que debe existir una relación de química, es imprescindible. A través del gesto y la actitud del director, hay cantidad de conexión con el público.
- Al final de la temporada pasada confirmaron la ampliación de la titularidad del director hasta completar un ciclo de cinco años. ¿Qué va a suponer?
- Va a aportar una estabilidad a largo plazo y creo que se ha producido un despegue de la orquesta. Tenemos una magnífica conexión personal, que creo que es imprescindible entre el director general y titular, y mucha complicidad y unidad, lo que va a permitir la construcción de nuevos proyectos, que a partir de la temporada que viene serán una realidad.
«Esta segunda temporada con Treviño será la de su consolidación»
- En la presente temporada Robert Treviño va a dirigir seis de los diez programas. ¿Qué criterios han seguido a la hora de seleccionar a los cuatro directores invitados?
- Hemos querido completar algo que empezamos la temporada pasada, que es llamar la atención sobre grandes músicos que están siendo directores, ya consagrados, pero que todavía mantienen una vinculación importante con el instrumento que les dio la fama. Es el caso de Christian Lindberg como trombón, que casi se dedica exclusivamente a dirigir, y el violín Pinchas Zukerman, que tiene una extensa carrera como director, sobre todo en Reino Unido. Por otra parte, contaremos con Mélanie Levy-Thiébaut para dirigir el programa que compartiremos con Malandain Ballet Biarritz, porque ella tiene experiencia en proyectos que dan servicio a la escena. Y completa estas conexiones un director al pie de la letra, Hans Graf, en mi opinión uno de las grandes batutas del momento, que fue también director titular de la OSE .
- Esta temporada también, se ha cuidado la presencia de obras y artistas vascos.
- Sí. Esta vez hay una mirada al universo en Euskadi desde tres ópticas. Hay dos obras de compositores vascos, un encargo de Xabier Otaolea, 'Izozmendi', que se estrenará en Vitoria, y otra obra de Ramón Lazkano, 'Hilarriak', que nada tiene que ver con la que interpretamos el año pasado, pero que Robert Treviño ha querido incluir porque tiene una música espectacular. En la parte coral esta temporada contaremos con Andra Mari Abesbatza para interpretar tres obras corales de Beethoven, y entre los solistas invitados figura el pianista vitoriano afincado en Alemania Alfonso Gómez.
«El gran sonido sinfónico necesita ser interpretado en directo»
- Y el ballet vuelve al programa de la OSE.
- Cada tres años solemos colaborar con Malandain Ballet Biarritz porque creemos que a nuestro público también le gustan estos proyectos que tienen que ver con la escena.
- Otros concertistas con una reconocida trayectoria también compartirán escenario con la orquesta. ¿Cuesta atraerlos?
- Nosotros nos nutrimos de grandes solistas y directores a nivel internacional. En el caso de los pianistas, además del interés que teníamos de incorporar a Alfonso Gómez, hemos invitado a Stephen Houg, uno de los grandes pianistas del momento, y a Alexei Volodin. También figuran el violín James Ehnes y el violonchelista madrileño Pablo Fernández. Es cierto que nuestros programas son de cinco conciertos, lo que les obliga a liberar varios días de sus agendas, pero esto no es obstáculo. Les atrae el trabajo de la orquesta y el ambiente que perciben aquí.
- La orquesta realizará en diciembre una gira de tres conciertos en Austria y Alemania. ¿Qué supone regresar a la escena internacional?
- Supone mucho, desde una doble vertiente. Por una parte, una presencia en foros centroeuropeos ante un público y un entorno profesional que quiere ver el trabajo de la orquesta. La otra cara de la moneda es la representación institucional de Euskadi más allá de sus fronteras, porque además se van a interpretar obras de compositores vascos. Y hay una tercera parte, muy importante también y de consumo interno, que se refiere a la motivación extraordinaria que supone para la orquesta en cuanto a su posicionamiento a nivel internacional. En la línea que está llevando la formación, yo espero que en breve sea considerada y reconocida como una de las grandes orquestas del sur de Europa. Hay que decirlo sin complejos. Pero en ese camino hay que trabajar y mostrar esa labor que se está haciendo.
- ¿En qué ha influido la figura del director, Robert Treviño, en el regreso a la escena internacional?
- Muchísimo. Es vital que el director tenga esa voluntad de trabajar que está demostrando, sin ninguna actitud especulativa sino todo lo contrario, con compromiso y mirada de largo recorrido.
- ¿La OSE debe aspirar a realizar una gira internacional cada año?
- La idea es que la orquesta tenga perfil internacional y tengo el convencimiento que vamos por buen camino. Pero también tenemos una mirada puesta en la relación con el resto del Estado, que no es fácil. La orquesta estuvo muy presente en su día en Madrid, y tengo el reto personal de llevarla a mi ciudad natal, a Barcelona. Es complicado porque hay gran competencia.
- ¿Hay mucha competencia porque hay muchas orquestas, o porque todas tienen un gran nivel?
- En España hay más de veinte orquestas y una tendencia a trabajar con la orquesta local y con promotores privados que suelen invitar a orquestas internacionales. Por eso a menudo es más complicado hacer giras en el Estado. Pero estamos trabajando en poder actuar en las grandes capitales españolas pronto.
- Al margen de las actuaciones, la orquesta también cumple una labor educativa y formativa.
- Sí, tenemos una obligación importante de hacer acciones de formación y educación. El tema formativo está centrado en Musikene, en el master de Estudios Orquestales en el que tenemos una parte fundamental y que permite a los alumnos conocer el trabajo en la orquesta. En el ámbito educativo continuamos con la relación con los colegios, a través de varias fórmulas, bien a través de conciertos o de ensayos abiertos. El servicio educativo siempre está pensando en qué ámbitos actuar para que la experiencia sinfónica llegue cuanto antes y en varios momentos a los más jóvenes.
- A eso hay que sumar que en los últimos meses a la orquesta se le acumula el trabajo con colaboraciones en distintos ámbitos...
- Este mes hemos colaborado en la grabación de las bandas sonoras de las películas 'Soinujolearen semea' y 'Elcano'. Una de nuestras obligaciones es responder, siendo competitivos, a las productoras locales a las que procuramos darles todas las facilidades para que sus proyectos audiovisuales puedan mantener ese concepto de kilometro cero, y no tengan que ir fuera a buscar otra orquesta. Y seguimos participando en proyectos singulares, como el concierto del pasado sábado en el velódromo, que nos permite llegar a un público muy diverso. A los músicos les encanta participar en este tipo de citas, porque les permite salir de su ambiente habitual y llegar a otro tipo de espectadores.
- El año pasado a consecuencia de la huelga de los trabajadores no pudieron cumplir con sus compromisos con la ABAO y se vio obligado a disculparse públicamente. ¿Ha sido el momento más complicado desde que llegó?
- Sin duda. Pero una vez pasada la huelga solo nos queda seguir trabajando con los mismos elementos y con la misma ilusión, si no más. Hay motivos suficientes para sentir ese empuje para continuar.
- ¿Se plantea algún reto en concreto de cara al futuro?
- Ir marcando un sonido con temporadas muy potentes y acometer una serie de obras muy ambiciosas que con Robert Treviño ya nos estamos planteando. Sostener esta linea de proyección con una gran estabilidad es todo un reto.
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