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Música para la juventud

Crítica | Concierto Easo y Arabatxo ·

Carlos Rodríguez Vidondo

San Sebastián

Viernes, 2 de agosto 2019, 08:59

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La jornada inaugural de la 80 edición de la Quincena Musical, que arrancó ayer, dio claras muestras de los objetivos subrayados en rojo para esta ... ocasión: acercar la música clásica a la juventud. Como ya adelantó en rueda de prensa Oihana Muguerza, adjunta de Dirección Artística de la Quincena, «un aspecto muy importante para el festival será el protagonismo de los más jóvenes». Quizá por ello, el Salón de Plenos del Ayuntamiento donostiarra engalanó sus coloridas vidrieras para dar la bienvenida a la Quincena primero con los veinteañeros hermanos Guschlbauer y luego, por la tarde, con los coros infantiles de la Escolanía Easo y la Easo Gaztetxo, junto a Arabatxo Abesbatza. Además, horas antes, los aficionados más pequeños pudieron participar también en el taller 'Hitzak', en el Museo San Telmo, donde poesía y muralismo construyeron un infinito mundo de imágenes. Y hablando de construir, los casi 50 niños y niñas de las tres formaciones corales que se dieron cita ayer en el Ayuntamiento, pusieron piedra sobre piedra para alzar juntos una gran ciudad. Con el nombre de 'Hirira', este proyecto continúa la labor comenzada el año pasado yendo más allá para, finalmente, poder presentar la obra completa en la próxima edición de la Quincena 2020. Basado en el repertorio de Paul Hindemith en 'Wir bauen eine Stadt' (Construyendo una ciudad), la agrupación coral interpretó de forma delicada y meticulosa su propia versión de las canciones en euskera. Acompañados por el pianista David de Oliveira y la percusión, los jóvenes cantantes -tímidos y sonrojados al principio- hicieron romper en aplausos a los allí presentes, junto a alguna entrecortada risa provocada por un 'concejal de urbanismo' que, a modo de intruso, supervisaba la 'construcción' de la coral. Cuando Hindemith escribió esta obra en 1930 imaginó un universo edificado por niños y para niños, con su fantasía e inocencia, y especialmente dirigido a voces infantiles y músicos no profesionales. Pero la Easo Eskolania, la Easo Gaztetxo y la Arabatxo Abesbatza demostraron una actitud competente, lejos de esa ingenuidad que el autor esbozaba. Casi 30 años de actividad avalan a estas tres jóvenes formaciones que ayer volvieron a manifestar ante el público donostiarra el inmenso futuro que le espera a la música clásica.

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