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No es tan fácil sujetar una carrera
El Deceuninck da una clase práctica de cómo se gestiona una escapada y gana con Honoré una etapa de transición para los líderes de la general
Hay suertes del ciclismo que parecen sencillas. Marcha una fuga por delante, el pelotón se organiza, saca la calculadora y, cuando quiere, la echa abajo. ... Es algo que sucede todos los días y, por tanto, una cualidad infravalorada. Pero etapas como la de este viernes en la Itzulia ponderan en su justa medida la dificultad del arte de sujetar una carrera para conducirla al desenlace deseado.
Ha sido el Deceuninck el que ha medido al pelotón. Malas noticias para el grupo, porque no hay equipo como el belga para este tipo de estratagemas y esta clase de terrenos. Ha desafiado al pelotón y le ha derrotado. Ha ganado Mikkel Honoré, rodador de gran calibre y planta extraordinaria. El equipo belga ha forzado la escapada cuando la carrera aún no había alcanzado Donostia, la ha ido seleccionando y se ha desprendido de todos sus compañeros de aventura en las rampas de Urkaregi, salvo de Julien Bernard (Trek). Al francés le han remachado sin misericordia un poco más adelante, en el repecho a la salida de Mutriku. Se ha ido Honoré y, con Bernard rendido, Josef Cerny ha alcanzado a su compañero para llegar juntos a la meta de Ondarroa. Ha ganado el danés por galones, ya que el checo es nuevo en el equipo. Una obra de arte made in Deceuninck, algo complicadísimo pero que el equipo belga manufactura con naturalidad y puntualidad pasmosas. Llevan ya 15 victorias en lo que va de temporada.
Que la escapada era muy peligrosa se ha visto desde el principio, numerosa y con gente de calidad. Era ese tipo de fuga que va a amargar el día a los equipos que apuestan por el sprint, se acabe cazando a los escapados o no. Euskaltel y Caja Rural tomaron las riendas. Los dos equipos decidieron traer a la Itzulia a sus sprinters, Mikel Aristi y Jon Aberasturi, respectivamente. Fue la gran duda de sus directores las semanas previas. Al final, tanto Jorge Azanza como Xabier Muriel apostaron por sus hombres rápidos pensando en la etapa con final en Ondarroa No podían dejar de asumir la responsabilidad. Pero se han encontrado con un hueso.
No les ha amilanado el reto, sin embargo. Tanto Euskaltel como Caja Rural son dos de los equipos invitados a la Itzulia. Pertenecen a la segunda categoría del ciclismo internacional, el ProTeam, y no son de los más fuertes de esa división. Más bien, al contrario. La participación de la Itzulia es de nivel Tour de Francia, solo faltan los clasicómanos puros. Y, en esas circunstacias, los dos equipos se han puesto a trabajar.
Las claves de la quinta etapa de la Itzulia
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Actitud: Una fuga muy difícil de controlar no ha amilanado a Euskaltel y Caja Rural, que han perseguido su objetivo
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Ofensiva: Aranburu se ha lanzdo a tumba abierta bajando Urkaregi y ha estado a 40 segundos de la cabeza, pero no ha llegado
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Victoria final: A Roglic le basta con entrar viendo cómo gana Pogacar en Arrate para ganar su segunda Itzulia
Han mantenido la escapada a unos dos minutos todo el día. Ha sido un pulso, delante había mucho poder. Pero, a la hora de la verdad, cuando ha llegado el momento de hacer eso que parece tan fácil que es apretar para echar abajo la fuga, ha faltado ese plus que tienen los grandes equipos del World Tour, que para algo son grandes y del World Tour.
Contraataque del Astana
En Urkaregi, el Astana ha visto que la cosa pintaba mal para los de atrás y ha organizado un contraataque a la desesperada. Alex Aranburu se ha lanzado a tumba abierta hacia Elgoibar, tanto que ha hecho apartarse a todas las motos y puesto en verdaderos aprietos a su compañero Omar Fraile, un bajador de primera.
El dúo del equipo kazajo se ha llegado a acercar a 40 segundos de los tres de cabeza, pero los Deceuninck aún se guardaban una bala más. No corre cualquiera en ese equipo. Honoré ha dibujado un ángulo perfecto de 90 grados con sus brazos, ha puesto la espalda paralela al suelo y dado un recital para sibaritas en los ultimos 15 kilómetros. Un deleite para los ojos y una exhibición de fuerza. Un motor sobresaliente. Ha hecho desistir a los dos vascos del Astana, reducidos pasado Mutriku por un pelotón donde Total, Israel y EF echaban una mano tardía y sin aportar más eficacia a Euskaltel y Caja Rural.
El ciclismo vasco está siendo protagonista destacado en la carrera, a todos los niveles. Las victorias de Alex Aranburu y Ion Izagirre son un éxito de grandes proporciones, pero la presencia en carrera de Euskaltel y Caja Rural está resultando importante para reivindicar un futuro mejor. También ver a Kern Pharma peleando dentro de las posibilidades de un equipo nuevo en la categoría, formado por jóvenes sin ninguna experiencia pero cargados de ilusiones. Se consigue nivel midiéndose siempre a los mejores, y la oportunidad de disputar la Vuelta al País Vasco -y la Clásica de San Sebastián- es necesaria para que no se corte la progresión.
La Itzulia, a una carta
Ajenos a las tribulaciones de la caza, la etapa ha sido de trámite para los hombres de la general, aunque la sucesión de caídas ha tensado el día. Como estaba previsto, la Itzulia se jugará a una carta este sábado y camino de Arrate, cima sagrada del ciclismo vasco.
El favoritismo recae en Primoz Roglic (Jumbo) y Tadej Pogacar (UAE), por motivos evidentes. Los dos eslovenos se encuentran en una carrera por etapas por primera vez desde el desenlace del último Tour y la revancha está en juego. Dominaron con facilidad abrumadora la llegada a Ermualde -la única en alto de lo que va de Itzulia- y el empacho de dureza de este sábado concentrado en solo 112 kilómetros es suficiente para que cualquiera de ellos provoque una escabechina.
El UAE tiene ventaja, porque además de Pogacar cuenta con el líder, Brandon McNulty. Un buen corredor, que en las rampas duras de Erlaitz mostró un pedaleo solvente. Sin embargo, el mejor Roglic no parece a su alcance, de tal forma que la Itzulia se la deberían de jugar los dos grandes candidatos en un mano a mano. El resto está lejos.
McNulty es el maillot amarillo con 23 segundos sobre Roglic y 43 con Pogacar. El líder del Jumbo necesita distanciar al americano y le basta con llegar a nueve segundos del ganador del Tour, aunque Pogacar gane en Arrate, se lleve los diez segundos de bonificación y meta dos hombres intercalados entre ambos. Es una posición que no resulta incómoda a Roglic, muy frío calculador.
Más sobre la quinta etapa de la Itzulia
Estas cuentas dan vueltas en su cabeza desde hace días. Ya ha dicho más de una vez que no le importaría ganar por un segundo de ventaja. Esa situación que él ya había visualizado desde la llegada a Ermualde, por fin se materializa. Ni la escapada de McNulty camino de Hondarribia le sacó de su esquema. En su cabeza, cada segundo cuenta.
Aunque el trazado de la etapa invita a pensar en una hazaña, los dos grandes líderes pueden conformarse con la última subida, dando por descontado que su poderosa carrocería le pasará factura a McNulty antes. A Roglic le vale entrar viendo cómo Pogacar gana en Arrate; a Pogacar le hace falta más. Parece fácil jugar con la calculadora. Nunca lo es. Ni hoy, ni mañana.
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