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Itziar Ohiarbide, Juando Gaztañaga, Juani Expósito, Jesús Mari Gaztañaga y Eguzkiñe Alberdi. MARIN

Juani Expósito cumple 100 espléndidos años

La matriarca de los Gaztañaga piensa dar hoy su habitual paseo y, aunque pospone la celebración, brinda por tan privilegiado aniversario

El Diario Vasco

ordizia.

Sábado, 6 de junio 2020, 00:28

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Nacida en Ordizia el 6 de junio de 1920, Juani Expósito cumple hoy 100 envidiables años, probablemente el sueño de todo mortal. Pero además como sigue siendo un anhelo que muy pocos consiguen, tocaba proponerle ese pequeño encuentro en el que recoger unos pocos retazos de todo un siglo de vivencias y si se animaba robarle el secreto de su longevidad. Invitación que aceptaba, eso sí, en hora a convenir, tras el paseo matinal, al que seguía la cita en la peluquería. Charla que finalmente tenía lugar ayer a las 12 del mediodía, en la terraza del pub Amonane acompañada de dos de sus hijos, y sus nueras, con un vaso de vino blanco delante.

Juani Expósito nació en el molino que existió al final de la calle Filipinas, y era la mediana de cinco hermanos, tres chicas y dos chicos. El padre que era socio de la carpintería San José junto a Lekuona y Armendariz, decidió trasladarse con la familia a San Bartolomé. Sociedad que al poco dejaba para retornar al molino, donde a su vez instalaba una serrería.

Juani recuerda que con 5 años fue a la escuela, concretamente a las Hermanas Francesas, antecesoras de las Carmelitas, colegio ubicado en la 'Prazuela', y religiosas de las que algunas recuerda su nombre. Etapa escolar que en aquellos días concluía, como mucho, a los 14 años, que daban paso a una vida laboral sin horario, y siendo mujer, con total polivalencia y disponibilidad; labores domésticas, moler trigo o maíz, lo que tocará, atender la sierra, etc.

La Guerra Civil le pilla recién cumplidos los 16 años. No olvida que ante el enrarecido ambiente reinante en el municipio, sus padres decidieron ir a Baliarrain, localidad natal de su madre, de donde regresaron poco después de que los nacionales entraran en la localidad. Su padre estaba afiliado al PNV y su hermano mayor, Joxe, –que estaba en las juventudes EGI– y ella participaban en el grupo de bailes del PNV, y emparentaban con Joseba Rezola. A los pocos días de su regreso, su hermano Joxe fue detenido y fusilado pocos días después en Etxarri Aranaz junto a los también ordiziarras Ignacio Eskisabel, Antonio Murua y Sotero Jauregui.

Aquel fue un episodio que le marcó de por vida.

De aquellos días de la Segunda República, anteriores al levantamiento militar recuerda el eslogan de la campaña en favor del Estatuto Vasco-Navarro 'Vota y haz votar el Estatuto'.

Guerra y postguerra que en el molino les alejó de aquellos años del hambre.

Diez años después, en 1946, se casa con Perico Gaztañaga, sastre, con tienda en el local de la calle Mayor que hoy ocupa Kixmi, y taller en el cuarto piso de la misma casa, y se incorpora a una familia numerosa, además de por la prole, por reunir a dos generaciones, en la que, con todo lo que ello conlleva en la época, es la única mujer. Una familia que, entre sus cuñados, había tres curas y una monja.

Tiempos en los que la familia representaba el soporte y refugio intergeneracional del clan consanguíneo bajo el mismo techo, al que se sumaban, vía conyugal, de manera estable, nuevos miembros y ocasionalmente todo aquel que viniera con cualquiera de los de casa.

Jefa de contabilidad

Y sin dejar de echar una mano en lo que hiciera falta en la sastrería, que contaba con seis costureras, ni qué decir de las labores de la casa, Juani, sin mayor preparación contable, se hizo cargo de la gestión de la empresa 'Transportes Ordizia', que pusieron en marcha su marido Perico y su hermano Ramón, empresa testigo de un amplísimo movimiento contable. Sus hijos reconocen que sin duda alguna tuvo mucho mérito.

El matrimonio tuvo tres hijos; Ramón, Juan Domingo y Jesús Mari, de los que se siente más que orgullosa, que en su concepto de valor de la prole, para su satisfacción le han dado 6 nietos y 7 biznietos.

Descendencia que, por filosofía doméstica, desde esa tradición de encuentro obligado a la mesa en los días especiales y cómo no en fiestas, por supuesto en casa, convertida más en hotel restaurante que en domicilio particular, nadie olvida que, independientemente del dolor de cabeza, clavo, ferretería y similar, el 26 de julio, festividad de Santa Ana, patrona de la localidad, sagrado para esta buena cocinera y con remango, todos sentados a las 14.30 en la mesa.

Mujer de mundo, no le asusta el vertiginoso cambio que ha dado la vida, ni el proceder de la juventud, empezando por la opción de vida de sus nietos.

Viuda desde los 60 años, y desde entonces, sobre el papel, sin cargas familiares en casa, no ha fallado a su visita anual, con la familia, en Semana Santa a Benidorm porque le encanta la playa y un rato sobre la toalla en la arena. Salud de hierro. Hace 20 años una serie de arritmias propiciaron que el consejo médico no fuera otro que instalarle un marcapasos, que lo que son las cosas, las diferentes revisiones han constatado que el sistema vascular no ha reclamado su puesta en marcha. En agosto del 2018 un tropezón acabó con sus huesos en el suelo, percance que deparaba la consiguiente operación de cadera.

Y así las cosas, con 98 primaveras cumplidas, el consejo familiar propuso mudarse a una casa de la 'Prazuela' con ascensor. Mudanza que no ha alterado su ordenado modo de vida, eso sí, ahora siempre acompañada.

Por la mañana, paseo de una hora. Salida que durante años se ha centrado en la diaria vuelta a Arama. De regreso prensa, lectura de todo aquello que fuera de interés y sopa de letras a discreción. Rancho, acompañado siempre, de un vaso de crianza. Cabezada reparadora en la propia silla, pequeña vuelta vespertina, televisión, excepción hecha de desgracias, cena y a las 22.00 en la cama hasta las 8.00. El fin de semana al mediodía, un blanquito y si se tercia vermut.

Forofa incondicional de la Real Sociedad, en casa no olvidan lo que insistió para asistir a la final de Copa que en 1988 reunió en el Bernabéu a la Real Sociedad y al FC Barcelona, partido al que asistieron, si bien el conjunto txuri urdin no pudo hacerse con el trofeo.

Centenario que le llega en estado de alarma provocado por el coronavirus. Confinamiento que ha vivido resignada por el hecho de no poder salir de casa.

Circunstancia que no va a permitir reunir hoy a toda la familia, si bien, junto a sus hijos y nueras, a pie de calle, forofa, a su vez, del champán piensa brindar como la ocasión lo merece.

De la misma manera, en el centenario de aquella pandemia que supuso la Gripe española 1918-20, de la tradición oral familiar no mantiene ningún recuerdo.

«Y como insistes –enfatiza–, te diré que el secreto todo esto reside en trabajar».

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