A la búsqueda de tejidos con superpoderes
Un equipo de Nanogune ha desarrollado fibras textiles que repelen el agua, las bacterias, los olores y los rayos solares
Natalia Chamorro vierte varias gotas de agua sobre un pequeño retal de tela vaquera y las gotas resbalan para precipitarse de inmediato al suelo. Deposita ... después varias sobre el mismo material y se quedan prendidas en él, sin saber qué hacer, como si estuvieran sorprendidas por la resistencia de un tejido que no se da por aludido y rechaza a los líquidos sin inmutarse.
No es la única propiedad de ese tejido que, a medida que habla la investigadora de Nanogune, parece poco menos que milagroso. El trozo seco de tela que sujeta en la mano es un ejemplo de los logros del proyecto Elkartek, que está desarrollando el grupo de Nanomateriales del centro donostiarra junto con el también centro tecnológico Gaiker, que testea las propiedades finales de las telas tratadas, y la empresa textil Andromeda Moto, que proporciona el material. «Hemos abierto una línea de investigación para desarrollar fibras textiles multifuncionales», explica Chamorro.
El resultado del trabajo queda plasmado en las pequeñas muestras de tela que enseña la investigadora de Nanogune y que tienen todo lo que puede soñar una empresa de tejidos. A su capacidad de repeler el agua y disminuir la absorción de humedad se le une una propiedad antimicrobiana que ha conseguido «reducir en un 99% las bacterias» que crecen en las fibras textiles, sobre todo en el algodón. Es una propiedad que puede tener un primer y urgente uso en el ámbito sanitario.
«Todas las nuevas propiedades son simultáneas, se dan en el mismo tejido con un solo tratamiento»
Natalia Chamorro
Investigadora de Nanogune
Pero hay más. Las telas desarrolladas en Nanogune también son antiolor, que se ha eliminado casi por completo, y bloquean además los rayos nocivos solares. «Creemos que la ropa que nos ponemos nos protege del Sol, pero no es cierto, siempre se filtran un poco los rayos ultravioleta del Sol, que son dañinos y pueden llegan a la piel», explica la investigadora. «Lo que hemos conseguido –añade– es ampliar la longitud de onda de la muestra y que la absorba la tela».
A estas propiedades se les une la resistencia a las manchas, ya que repelen los líquidos, y la mayor resistencia de los tejidos al desgaste. Los investigadores del grupo de nanomateriales también están trabajando para aumentar la durabilidad del tratamiento que confiere a los textiles sus nuevas características. «Hemos hecho un estudio con distintos ciclos de lavado estándar para ver cómo reacciona la tela y en la mayoría de los casos las propiedades se han mantenido», señala Chamorro.
«Todas estas propiedades son simultáneas, se dan en el mismo tejido con un solo tratamiento», explica la integrante del equipo, que también está llevando a cabo estudios para añadir la transpirabilidad a las nuevas capacidades proporcionadas al algodón, poliéster y nailon, que son los tejidos con los que están trabajando en estos momentos.
«Se supone que el traje de Iron Man está basado en la nanotecnología», afirma Chamorro. Es una broma, pero lo que dice no está lejos de la realidad. Los tejidos que están desarrollando también se basan en la nanotecnología. «Combinamos dos técnicas denominadas deposición de capa atómica e infiltración en fase vapor para incorporar a las fibras textiles partículas nanométricas de materiales biocompatibles como el óxido de titanio o el óxido de zinc. De esta manera, cambiamos la naturaleza de tejidos comunes, dándoles nuevas propiedades», dice la investigadora.
La primera de las técnicas consiste en el empleo de un precursor químico en forma de gas que se introduce junto con las muestras de tela en una cámara. A través de unos pulsos secuenciales los precursores reaccionan con el material textil y se forma en su superficie una capa atómica que irá aumentando de grosor a medida que se repite el ciclo.
El mismo pero distinto
La segunda técnica, la de infiltración en fase vapor, ha sido desarrollada en Alemania por el investigador Mato Knez, líder del grupo de Nanomateriales d Nanogune. Consiste en dejar las telas varios minutos en la cámara después de que se hayan formado las capas atómicas. Este tiempo extra hace que «las partículas depositadas no solo recubran el material sino que se infiltren en su estructura interna, haciendo que sus propiedades químicas y físicas cambien mucho más y sean más duraderas».
Cuando finaliza el proceso, que dura menos de una hora, el tejido parece el mismo. «Queremos preservar su color y textura, que el algodón siga pareciendo algodón», dice Chamorro. Si un retal ya tratado se coloca con otro que no ha recibido ningún tratamiento es imposible distinguirlo a simple vista o al tacto, pero hay un sistema muy sencillo para averiguar cuál es el que ha adquirido poderes. Basta con echarle unas gotas de agua. Si parece que rebotan, ese es el nuevo.
Para apreciar mejor el efecto, Chamorro echa sobre un cuadrado de tela vaquera unas gotas de leche que quedan suspendidas de las fibras como pequeñas perlas. Después, las vierte a un vaso. Sobre el tejido no queda nada.
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