Neutralidad en la red: NO a las aplicaciones y a los servicios privilegiados
Cuando las compañías nos ralentizan la conexión a internet, ¿por qué unos servicios deben tener mejor trato que otros? ¿No serían quizá los servicios básicos los que en su caso debieran ser los privilegiados? ¿Por qué Facebook sí y la web de Osakidetza o el ayuntamiento no?
Virginia Vitale / Jorge Campanillas
Lunes, 28 de septiembre 2020, 16:26
La Era de Internet se caracteriza por la búsqueda esquizofrénica y constante de la conexión a la red. Tanto en el ámbito publico como privado, las pocas personas que deciden renunciar a la digitalización, se ven inevitablemente excluidas de un mundo constantemente conectado. El Presidente de Estados Unidos publica sus comentarios y opiniones en Twitter, una prima lejana comunica que se va a casar a través de Facebook, dos amigos que viven a miles kilómetros de distancia pueden enviarse mensajes instantáneos y Amancio Ortega se está planteando cerrar todas las tiendas, reduciendo su imperio a un comercio únicamente online. Todo esto hace tan solo quince años era impensable.
Todos nos hemos dado cuenta de ello en los últimos meses: el Coronavirus tenía la intención de separar familias, bloquear la economía y prohibir a los niños una educación digna. Internet fue el faro en la oscuridad: los abuelos aprendieron a usar Skype, los niños aprendieron a hacer cálculos con juegos digitales, la sala de reunión de todas las empresas se llamaba Zoom y se encontraba dentro de los ordenadores. En un contexto de desesperación y de inseguridad, el infinito hilo invisible que nos conecta a todos hizo que la pandemia diese menos miedo.
Las compañías telefónicas, conscientes de esta necesidad, conocen nuestra dependencia y nos persiguen con mensajes y llamadas a todas horas, proponiéndonos ofertas «imperdibles y sin precedentes» de datos ilimitados por precios cada vez más bajos. Pero estas propuestas en algún caso pueden atentar contra la llamada «neutralidad en la red», por ejemplo: al acabar los datos acordados en el contrato estipulado con una compañía telefónica, se entiende que finaliza la obligación de dicha compañía de consentir a nuestro dispositivo conectarse a la red; pero en muchos casos, se manifiesta una ralentización de tráfico para algunas aplicaciones (como por ejemplo Facebook o WhatsApp ) y el bloqueo total para otras. Por tanto el usuario podría acceder a los servicios de algunas aplicaciones, aunque a una velocidad inferior, pero no tendrá acceso a otras. La neutralidad se basa en que proveedores de servicios de internet y los gobiernos que la regulan deben tratar a todo el tráfico por igual, y estas tarifas ponen entredicho esa igualdad de trato.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea condenó el pasado 15 de septiembre esta falta de neutralidad en la red y solucionó las dudas que podrían surgir afirmando que los proveedores de servicios de acceso a internet que ofrecen unos paquetes «a través de acuerdos celebrados con usuarios finales, con arreglo a los cuales estos usuarios pueden contratar un plan que les permite utilizar sin restricciones un volumen de datos determinado, sin que la utilización de ciertas aplicaciones y de ciertos servicios específicos incluidos en una «tarifa cero» computen a efectos del consumo de ese volumen de datos, y, una vez agotado este volumen de datos, pueden seguir utilizando sin restricciones estas aplicaciones y estos servicios específicos, mientras que se aplican medidas de bloqueo o de ralentización de tráfico a las demás aplicaciones y servicios disponibles» son contrarios al tratamiento equitativo y no discriminatorio del tráfico; en otras palabras, en cuanto el usuario final manifieste su consentimiento y firme el contrato con el proveedor, podrá gozar sin restricciones del volumen de datos acordado a cambio de un precio fijado. Una vez agotados los datos, se aplicarán las mismas medidas de bloqueo o de ralentización a todas las aplicaciones y servicios, ya que el Tribunal no considera apropiado que algunas tengan privilegios con respecto a otras.
¿Por qué unos servicios deben tener mejor trato que otros? En todo caso ¿No serían quizá los servicios básicos los que en su caso debieran ser los privilegiados? ¿Por qué Facebook sí y la web de tu Ayuntamiento, Osakidetza, etc. no? Para evitar que estas preguntas sean respondidas por las propias empresas según sus propios intereses (comerciales) la normativa y ahora la justicia proclama que la red es neutral y debe seguir siendo neutral.
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