2025, el año de la cuántica
Un siglo después de sus primeros desarrollos teóricos, la asamblea general de la ONU ha designado este 2025 como el año mundial de la cuántica
Lunes, 7 de julio 2025, 09:39
La cuántica es una de esas tecnologías de las que más estamos escuchando hablar en los últimos tiempos. En Donostia y Gipuzkoa, tiene mucho que ver con la Diputación Foral de Gipuzkoa, IBM y su apuesta por Quantum, como ya se ha explicado en páginas anteriores de este mismo suplemento; pero fuera de nuestras 'mugas' también es un concepto que suena con frecuencia. Y lo es, entre otros motivos, porque este 2025 es el Año Mundial de la Cuántica, tal y como lo proclamó el 7 de junio de 2024 la Asamblea General de la ONU.
Esta decisión tiene muchos argumentos, pero uno de los principales es que justo ahora se cumple el centenario de los primeros desarrollos teóricos de la mecánica cuántica, un punto de partida a partir de la cual se han vivido cien años de avances revolucionarios. Este International Year of Quantum Science and Technology (IYQ) tiene tres objetivos principales, que son la concienciación global y la divulgación científica, la capacitación y el fortalecimiento de científicos en países de desarrollo y el fomento de la igualdad de género y la reducción de la brecha cuántica. En el trasfondo de esta decisión está la voluntad de que 2025 sea un año de inflexión en el cual las tecnologías cuánticas abandonen los laboratorios para impactar en el mundo real.
El fomento de la igualdad de género y la reducción de la brecha cuántica son algunos de los motivos para esta decisión
Pero, ¿conocemos realmente qué es la física cuántica? Podría resumirse en que es una rama de la física que se centra en el estudio del funcionamiento de la materia y la energía a escalas muy pequeñas, como sucede con los átomos y las partículas subatómicas. Es decir, la cuántica describe cómo cuando el mundo es tan pequeño, las leyes normales de la física dejan de funcionar y se comportan de forma que parecen contraintuitivas e incluso imposibles desde nuestra experiencia cotidiana. Uno de los principales valores de la cuántica es que está detrás de muchas tecnologías modernas, como es el caso de los láseres, los microchips (es decir, nuestros móviles y ordenadores, así como una interminable lista de aparatos electrónicos modernos, funcionan gracias a la cuántica), la resonancia magnética y, por supuesto, la computación cuántica y la criptografía cuántica, muy relacionada con la ciberseguridad, ya que busca redes cuánticamente cifradas imposibles de hackear, además de ser utilizada en comunicaciones ultraseguras en bancos o gobiernos.
Un desarrollo imparable
Más allá de esa designación de la ONU del 2025 como International Year of Quantum Science and Technology, lo cierto es que la cuántica es una rama que está viviendo un desarrollo imparable. Puede parecernos algo muy abstracto, pero también es muy fácil de 'aterrizar' con sus principales aplicaciones en auge. Y es que la cuántica tiene unas aplicaciones prácticas emergentes muy bien definidas, como son en la industria la optimización de la misma; el modelado de moléculas para medicamentos; la ya explicada criptografía poscuántica, que será esencial para la ciberseguridad del futuro; y la simulación de materiales. Por ello, gobiernos nacionales que son referenciales, como los de Estados Unidos y Canadá e instituciones supranacionales, como la propia Unión Europea, están invirtiendo miles de millones en el desarrollo de programas nacionales e internacionales de computación cuántica, uno de los pilares de la transformación digital. Y, además, la de la ingeniería cuántica y la de la física cuántica aplicada son dos de las formaciones que mayor transformación están viviendo en el terreno de la educación.
Todas estas apuestas e inversiones están dando, por supuesto, sus resultados. Así, hay empresas como IBM o Google y startups especializadas que han alcanzado hitos importantes en la construcción de procesadores cuánticos que cada día son más estables y también escalables.