

Secciones
Servicios
Destacamos
Jueves, 20 de junio 2024, 17:56
De la transformación de una situación negativa en otra positiva nace Mujeres de la Luna, el proyecto nacido hace apenas cinco años de la mano de Ane Dávila y Alain Rodriguez, dos jóvenes guipuzcoanos que, como otros muchos, quisieron vivir una experiencia de voluntariado. Lo hicieron en Santa Cruz de la Laguna (Guatemala), de la mano de una organización alemana de la que terminaron por destapar malas e ilícitas prácticas que nada tenían que ver con la solidaridad y la ayuda.
Alain y Ane quisieron revertir dicha mala experiencia en una oportunidad para aquella comunidad guatemalteca que había sido explotada. Ello les llevó a ponerse manos a la obra para desarrollar un proyecto de la mano de aquellas mujeres locales en situación de exclusión social y sin acceso a recursos de educación de calidad para poder aprender a leer y a escribir. Fueron ellas mismas quienes se decantaron por un proyecto relacionado con el turismo: «Querían acercar su comunidad a los visitantes porque se dieron cuenta de que los turistas que llegaban hasta allí, solo lo hacían para ver el lago, considerado uno de los más bonitos del mundo, y no conocían nada más».
De ese primer proyecto al que denominaron 'Ik Ixok', que significa 'Mujeres de la luna' en el idioma kaqchiquel local, se creó esta cooperativa que lleva por lema 'Mujeres liderando la transformación social' y cuya pretensión puede resumirse como «más mujeres con la capacidad para emprender y obtener una sostenibilidad económica de forma creativa, autogestiva y en equipo, creando un espacio seguro para aprender, liderar y tomar decisiones».
Aquel proyecto inicial, que sacaron adelante entre 2019 y 2022, terminó por ser independiente y autogestionado por la comunidad local. Ese era el objetivo de Ane y Alain, pero «llegados a ese punto nos dimos cuenta de que no tenía sentido desligarnos como si nada hubiera pasado», por lo que iniciaron un nuevo periodo de reflexión en búsqueda de darle continuidad.
Así nació formalmente el año pasado la cooperativa Mujeres de la Luna y su 'no-voluntariado'. Este es el nombre que reciben los viajes que impulsan, basados en lo que denominan «viajar con impacto» y que consiste en un viaje «con dos ingredientes: acción local y turismo comunitario. Preparado con lógica y ética y en el que la comunidad local diseña su propia experiencia».
Esto se traduce en que son las propias mujeres autóctonas quienes se encargan de plantear qué actividades realizarán los turistas, buscando involucrarlos en la cultura y la rutina de la población local, tales como paseos por la naturaleza, talleres de cocina o elaboración de artesanías. No cabe duda de que «la inmersión es mucho mayor de esta forma».
Mujeres de la Luna llevó a cabo un par de experiencias de 'no-voluntariado' en los dos años anteriores, lo que les ha empujado a seguir adelante y programar para este verano dos viajes. El primero tendrá lugar en la segunda quincena de julio, mientras que el segundo será la primera quincena de agosto.
Pero el ámbito de acción de Mujeres de la Luna trasciende estos particulares viajes. La cooperativa no solo trabaja a nivel internacional, sino que también lo hace dentro de nuestras fronteras con, por un lado, proyectos colaborativos dirigidos a mujeres en riesgo de exclusión porque «en Euskal Herria también existe esta realidad». Por otro lado, y de forma complementaria, llevan a cabo una labor de concienciación acerca de la forma en la que se viaja, poniendo en foco en «cómo nos comportamos cuando viajamos, qué subimos a redes sociales...».
Esas son las bases del trabajo de Mujeres de la Luna, una cooperativa de iniciativa social sin ánimo de lucro. Los cofundadores optaron por este modelo en aras de mantener una coherencia con la filosofía del proyecto, ya que «si nuestro objetivo es trabajar con mujeres para desarrollar proyectos que terminen por ser independientes y autogestionados, nosotros no buscamos lucrarnos de aquello generado, sino crear impacto social sin remuneración más allá de la sostenibilidad empresarial».
En ese sentido, agregan también que «el cooperativismo es el modelo empresarial que más se asemeja a nuestros valores», dando cuenta de que «buscamos poner siempre las personas en el centro », creyendo en un organigrama «horizontal, en el que la forma de trabajar es en equipo y democráticamente, sin jerarquías».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.