Beñat Michelena: «Un psicólogo es a la mente y las emociones lo que un médico al cuerpo»

La salud mental ha adquirido relevancia social a raíz de una situación pandémica que ha puesto en jaque no sólo la salud física de miles de personas, sino también la psicológica. Desde Mente Serena, el psicólogo Beñat Michelena analiza la importancia de mantener una correcta higiene mental, así como una buena salud mental que «implica tener las herramientas psicológicas y emocionales necesarias para poder gestionar cualquier situación vital».

¿Por qué es tan importante la salud mental?

Antes de nada, se ha de entender qué es estar mentalmente sano. Porque todo el mundo entiende lo que es tener una buena salud física, y cuando le duele algo o se siente mal acude al médico para curarse. Sin embargo, si lanzo la pregunta '¿Qué es tener una buena salud mental?', muchos dirían que es 'no estar loco', 'no tener problemas mentales', poder llevar una vida 'normal'… Pero, honestamente, lo que llevamos hoy en día es de todo menos una vida normal. Vamos muy rápido, sin tener una perspectiva de vida clara y por el camino surgen el estrés, la ansiedad, la depresión y muchas otras patologías mentales.

Tener una buena salud mental implica tener las herramientas psicológicas y emocionales necesarias para poder gestionar cualquier situación vital. Es importante porque cuidamos nuestro cuerpo para poder vivir el mayor tiempo posible en las mejores condiciones posibles y, sin embargo, lo que va a dar calidad a esa vida es cómo la vivimos, es decir, qué pensamos, qué sentimos y qué hacemos en ese tiempo. Por eso es tan importante y de vital urgencia que hagamos más hincapié como sociedad en la salud mental, ya que nuestra calidad de vida presente y futura depende de ello. ¿De qué serviría vivir 100 años si la mayor parte del tiempo hemos sufrido la vida en vez de vivirla?

¿Cómo podemos cuidar nuestra salud mental? ¿Qué recursos necesitamos?

Efectivamente, uno puede cuidar su salud mental. Y vuelvo a lanzar otra cuestión: ¿Cuánto tiempo dedicamos cada día a cuidarla? Dedicamos ratos al deporte, a cocinar, a las amistades, a la familia, a trabajar… y todo eso está muy bien, pero ¿cómo es que dedicamos tiempo a todo eso y no a nosotros mismos? Cuidar de nuestra salud mental implica cuidar nuestros pensamientos y emociones y, para ello, es importante conocer qué pensamos y qué sentimos. Existe una herramienta preciosa que lleva con nosotros desde el comienzo: el arte de la meditación. Cada día salen nuevos estudios sobre los beneficios que tiene el meditar, que consiste simplemente en dedicar un rato de nuestro día a día a sentarnos y observarnos para conocernos un poco más y aprender a manejar el entramado de pensamientos y emociones que llevamos dentro.

La meditación es sólo una de las muchas herramientas que podemos utilizar para cuidarnos. Pueden servirnos otras técnicas de relajación y respiración o también practicar ejercicio, que está demostrado ayuda a segregar mayor cantidad de serotonina u hormona de la felicidad; pintar, leer, escribir o cualquier modalidad artística que ayude a estimular la mente y a dar rienda suelta a nuestras emociones mediante la creatividad; o tener un rato para nosotros mismos. Este último probablemente es el más importante porque si todo el mundo dedicase entre 30 minutos y 1 hora diaria a estar consigo mismo, mejoraría muchísimo su calidad de vida. Agradecería que no me creyeran y que lo comprobasen por ustedes mismos.

Y, ¿qué papel juega un psicólogo en el cuidado de la salud mental?

El papel del psicólogo es poder ayudar a la persona a encontrar las mejores herramientas para poder vivir de manera autónoma aquello que en estos momentos no es capaz de vivir sin sufrimiento, es decir, nos ayuda a ir más allá del sufrimiento. Nos puede, además, ayudar a superar carencias, a ser más estables y a tener una mejor salud mental. Es importante, sin embargo, hacer una apreciación: un psicólogo no le va a quitar los problemas, le va a dar herramientas para que usted elija cómo quiere solucionarlos.

¿Cree que está estigmatizado el acudir al psicólogo?

Un psicólogo es a la mente y las emociones lo que un médico al cuerpo. Cuando tenemos problemas orgánicos vamos al médico, cuando tenemos problemas con nuestros pensamientos o emociones… ¿Por qué no vamos a un psicólogo? Le voy a contar un secreto al lector: todos tenemos problemas, todos sufrimos y todos necesitamos ayuda de vez en cuando. No por ello somos débiles o incapaces, es más, el hecho de buscar ayuda implica tener el valor de querer asumir nuestra responsabilidad en lo que sucede y ver qué podemos hacer para mejorar la situación.

Parece que se va normalizando poco a poco el acudir a un psicólogo, pero aún queda mucho trabajo por hacer. Si de mí dependiese, se estudiaría psicología en todas las escuelas donde desde pequeños enseñan muchas materias, pero no enseñan ni dan herramientas para aprender a vivir las situaciones más complicadas de nuestras vidas. Se nos enseña información, pero no cómo pensar, discernir o gestionar nuestras emociones.

¿Quién debería ir y en qué momento?

Normalmente la gente acude al psicólogo cuando siente que no puede más y no debería ser así. Sería como ir al médico estando casi moribundo. Si acudimos rápidamente a un doctor si notamos un dolor o bulto extraños, con las emociones deberíamos ser igual de implacables: si alguna nos desborda por cualquier motivo, es hora de visitar un especialista y ver qué podemos hacer para que eso que, metafóricamente hablando, hoy es un dolor de muelas emocional, no se convierta en un cáncer terminal.

En ese sentido, ¿qué ofrece y cómo trabaja Mente Serena?

Existen muchas vertientes de la considerada psicología clínica, es decir, hay muchas maneras de hacer terapia. En este sentido, antes de nada, es importante saber que resulta fundamental la relación a entablar con el terapeuta. Es muy importante que el paciente se sienta cómodo/a, pues uno de los mayores beneficios de la terapia en sí, sea cual sea la rama del terapeuta, es la propia relación terapéutica. Esta es la que va a marcar la diferencia.

Dicho esto, en Mente Serena nos centramos en procurar que las personas se sientan cómodas desde el primer momento. Entiendo que esta es la base que cualquier terapeuta tiene que ofrecer a su cliente. Además, nos centramos mucho en que la persona al menos aprenda a relajarse, para que, desde una perspectiva más neutra, podamos abordar la situación en sí: dejar que el río turbio se calme para poder ver el fondo.

Si hemos hablado de la salud mental, ¿qué es la higiene mental?

Nos duchamos todos los días y sin embargo no dedicamos tiempo a limpiar nuestra mente. La higiene mental se basa en aprender qué es beneficioso para nuestra mente y qué no, porque todo lo que llega a la mente -lo que vemos, oímos, sentimos, degustamos…- tiene un impacto sobre esta. Aquí reside el quid, en aprender qué la alimenta y qué la envenena. Por ejemplo, estar en la naturaleza la alimenta, mientras que pasar horas viendo a personas chillar y discutir en la televisión la envenena; consumir vídeos o imágenes agradables la alimenta, mientras que consumir violencia la envenena.

La higiene mental no deja de ser utilizar el sentido común y ver qué le carga a uno las pilas y qué se las descarga. Cuidando nuestra mente, cuidamos nuestras emociones y todo ello se ve reflejado en lo que hacemos.