Pequeños gestos que ahorran recursos al planeta… y a nosotros

¿Sabes eso de que no es más limpio el que más limpia sino el que menos ensucia? Pues con la sostenibilidad ocurre exactamente lo mismo; no eres más respetuoso con el medio ambiente por hacer más compras 'eco' si no tienes realmente interiorizados hábitos de consumo responsable e intentas consumir menos. Por eso en esta sección dedicada al ahorro familiar hoy venimos a hablarte de sostenibilidad, consumo responsable y pequeños gestos que ahorran recursos al planeta… y a nosotros.

Piensa en algo tan elemental como tratar de no tirar comida. Según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, el desperdicio alimentario es por sí solo responsable de entre el 8 y el 10% de las emisiones de gases contaminantes generados por el ser humano. Y todos somos un poco culpables porque, según la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, en cada casa se tira a la basura medio kilo de comida a la semana, lo que según estimaciones de Ayuda en Acción equivaldría a unos 250 euros por persona al año. Así que, ya lo ves, sin salir de la cocina ya hay mucho que podemos hacer por mejorar la salud del planeta y además ¡ahorrar! Pero, ¿por dónde empezar?

La primera clave del consumo responsable es aprovechar lo que ya se tiene. Llevado a la intendencia doméstica esto quiere decir que, antes de hacer la compra, hay que comprobar qué platos podemos preparar con lo que ya tenemos en casa, porque además en la mayoría de los casos puede caducar o estropearse. Revisa la despesa, la nevera y el frigo para ver qué puedes hacer comprando pocos o ningún ingrediente más. Ponte como referencia temporal una semana y ve pensando qué preparar para cubrir todas las comidas de cada día (empezando por esos platos que ya podrías preparar porque ya tienes lo que se necesita) en función de la agenda de los miembros de la familia (comidas fuera, jantoki, tupper). Un consejo: evita hacer este 'planing' con hambre porque la gula hará que pienses en recetas más complejas y elaboradas, que seguramente requieran más ingredientes y gasto energético sin aportar más a tu salud que otras preparaciones más sencillas y económicas.

Llegado ya el momento de realizar la compra, es fundamental acudir a comercios que compartan tu filosofía. Si quieres que tus pequeños gestos tengan eco debes buscar comercios que piensen como tú y apliquen la sostenibilidad a todos sus procesos. Algunas cosas se ven enseguida. ¿Apoyan a los productores locales? ¿Cambia el aspecto de su sección de frescos con las temporadas? ¿Utiliza envases biodegradables para sus productos de marca propia? ¿Te permite llevar tus tuppers para comprar el pescado? ¿Ofrecen productos a granel? ¿Colabora con organizaciones como Federación Española de Bancos de Alimentos o Cáritas? ¿Dispone de puntos de recogida para pilas o capsulas de café?

Otra clave importante para 'medir' la conciencia sostenible del comercio es comprobar si tiene ofertas que evitan el desperdicio. Todos sabemos que las promociones tienen su revés y en ocasiones hacen que compremos de más, pero bien empleadas son una gran herramienta para evitar el desperdicio. Los comercios implicados en el fomento de la sostenibilidad tratan de evitar tener que tirar nada, por lo que en ocasiones ofrecen importantes descuentos para dar mejor salida a los productos con fecha de caducidad más próxima. Esto es algo que saben muy bien en Eroski. ¿Sabías que sus políticas de Desperdicio Cero han evitado el despilfarro de 34 millones de comida en el primer semestre de este año?

Por ejemplo, han comercializado con descuento más de 929 toneladas de alimentos, que se muestran en los lineales con etiquetas que nos indican que su compra está rebajada por la cercanía a la fecha de caducidad o consumo recomendado. Es comida en perfecto estado, que incluso puedes congelar si no quieres retocar la planificación semanal de tus menús. También hay iniciativas más tecnológicas, como la que ha puesto en marcha Eroski desde hace unos meses. La cooperativa vasca, además de ofrecer descuentos como los citado antes, ha empezado a colaborar con Too Good to Go, una app que nos permite comprar al final de la jornada parte de sus excedentes de ese día a un precio muy reducido. Se ofrece en lotes cuyo contenido no es fijo (ni siquiera se sabe cuándo se adquiere) porque varía en función de las ventas. Lo que no varía es el precio; 3,99 euros frente a los doce que esos mismos productos costarían a primera hora en el mismo súper. Desde que comenzó la iniciativa se han salvado 284.000 packs de comida. Una cifra, sin duda, nada desdeñable.

Hay veces que el desperdicio viene 'de origen'. Es un auténtico disparate, pero hay fruta y verdura que no se recolecta porque se presupone que los consumidores las vamos a rechazar por su aspecto. Zanahorias torcidas, tomates con bultos, patatas con formas raras… Ricas, pero feas. Hay supermercados, como Eroski, que, en determinados momentos del año, ya incluyen en sus secciones de frescos esos productos y, para que venzamos todos nuestros prejuicios, incluso los ofrecen por un precio más bajo que el de sus hermanas guapas.

Y, ya para acabar, ten en cuenta que la perfección no existe. Se trata de ir mejorando poco a poco, no de volverse loco. Hay quien un día se levanta con la conciencia medioambiental por todo lo alto y decide, por ejemplo, cambiar los tuppers de plástico por otros de vidrio y bambú. Sí, es cierto que son más respetuosos con el entorno, pero sólo si los compras cuando realmente se necesitan. Lo más sostenible no es comprar productos 'verdes'; es aprovechar lo que ya tenemos sean productos de alimentación o cualquier otro producto o material, y cuando lleguen al final de su vida útil, entonces sí, cambiémoslos por otros que si, además, son más sostenibles mucho mejor.