«Los jóvenes han tomado la violencia como herramienta»

– Trece menores sufren violencia sexual en Euskadi al mes. ¿Qué le parece este dato?

– Es una barbaridad. La violencia sexual contra los menores es uno de los delitos más ocultos. Estos casos vienen rodeados de un montón de prejuicios que hacen que sean especialmente difíciles de identificar, denunciar y reparar. Una de las iniciativas que con más brío estamos intentando inculcar es la Barnahus, que busca poner al niño y a la niña en el centro de todos los sistemas y que sean los sistemas los que se adapten a sus necesidades.

– La consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Justicia, Nerea Melgosa, ha dicho que esto es la punta del iceberg.

– Sabemos que en todas las edades se denuncia una parte mínima de la violencia sexual y en el caso de los menores todavía más porque su indefensión es enorme.

– La mitad de los casos se dan en el entorno familiar

– La mayoría ocurre en los entornos de mayor proximidad de los menores, por lo que la denuncia es todavía más difícil. Incluso a veces la toma de conciencia de que esas situaciones que implican violencia sexual es muchísimo más complicada porque quienes perpetran esos delitos son personas cercanas a los menores.

– ¿Está aumentando la violencia entre jóvenes?

– Vamos hacia una sociedad en la que la violencia vuelve a considerarse como una herramienta. Es algo que todos los agentes hemos intentado combatir desde la educación, pero vemos que la tensión social que vivimos y el cambio en los modelos de socialización están dando lugar a situaciones en las que los chicos y las chicas entienden que la violencia es un camino más para expresar sus enfados y resolver sus conflictos. Como sociedad deberíamos preguntarnos si el ejemplo que estamos dando es el más adecuado.

– También aumentan las violaciones cometidas por adolescentes. ¿Qué papel juega aquí el porno en internet?

– En esta última década ha habido un cambio de aproximación hacia las relaciones sexuales muy fuerte. Los chicos y las chicas llegan cada vez más pronto al consumo de contenido sexual sin ningún tipo de contexto ni entendimiento previo. Pueden acceder a unos contenidos que generan una ficción y que les hacen creer que las relaciones sexuales se basan en la fuerza y en el dominio, generalmente en el dominio de los hombres sobre las mujeres. Cuando hablamos de violencia sexual, estas expresiones violentas tienen mucho que ver con este consumo en internet. Si a esto le sumamos que no existe una política pública clara sobre educación sexual y afectiva, la combinación es explosiva.

– ¿Los jóvenes son cada vez más machistas?

– Los datos sobre la posición de los chicos y chicas jóvenes respecto a los avances del feminismo son muy preocupantes. Lo que estamos viendo es que no estamos consiguiendo que la juventud se relacione a partir de los principios de igualdad. Lamentablemente, y esto es una opinión personal, en toda la sociedad están calando estos mensajes reaccionarios en respuesta al feminismo. Es especialmente preocupante que cale entre los más jóvenes.

– En la última encuesta de condiciones de vida aparece el dato de que el 27,8% de los menores de 18 años en España están en situación de pobreza. ¿Como sociedad somos conscientes de ello?

– Yo creo que no. Tenemos una imagen muy distorsionada de lo que supone la pobreza. Pensamos que es solamente la privación extrema de ciertos recursos para la vida. Tenemos todavía una imagen de posguerra de niños y niñas pidiendo por la calle y eso es algo que no vemos en nuestras calles. La pobreza infantil es mucho más amplia que todo eso.

– ¿Qué implica?

– Implica carencias de recursos materiales pero también carencia de derechos. En un sistema de bienestar como el de nuestro entorno, muchos niños y niñas no han tenido este invierno calefacción en su casa y muchos van a enfrentarse ahora mismo al olvido veraniego. No somos conscientes del impacto que tienen todas esas carencias en la vida de estos chicos y chicas.

– ¿Son niños invisibles?

– En gran medida sí. Nos cuesta mucho ver a los niños y niñas que están sufriendo carencias y vulneración de derechos. Hemos empezado hablando de la violencia sexual y a esos niños y niñas no los vemos. Están en nuestros patios de colegios, en nuestros parques, y van a estar este verano en nuestras calles y en nuestras playas, y no lo sabemos ver. Ocurre lo mismo con el resto de privaciones. Hay una cierta imagen de normalidad en nuestras sociedades que no se corresponde con la realidad.

– Usted acaba de ser nombrada presidenta de Save the Children en España. ¿A qué nuevas amenazas para la infancia se van a tener que enfrentar?

– Una de ellas es la desprotección de la infancia en los entornos digitales, que es una amenaza enorme. Además, están mutando a nuevos problemas que son lamentablemente muy antiguos. Si miramos en el mundo, estamos viendo una vez más el impacto que va a tener la hambruna. Los datos del hambre en África suponen un reto de supervivencia que se va a incrementar porque el impacto que el cambio climático va a tener en la vida de millones de niños y niñas es enorme. Todavía estamos a tiempo de hacer algo, pero la ventana de oportunidad no va a estar abierta infinitamente.