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Ainhoa de las Heras
Bilbao
Lunes, 6 de enero 2025, 16:14
El juez de guardia de Barakaldo ha dictado orden de alejamiento para Enrique R. P., de 63 años, detenido el pasado viernes por la Ertzaintza acusado de matar presuntamente a su madre, Alicia, de 84 años, en la vivienda familiar que compartían en la localidad ... fabril. El arrestado fue puesto a disposición judicial ayer por la mañana, sin esperar a que se cumplieran las 72 horas máximas que permite la Ley para prolongar una detención. Tras tomarle declaración, el magistrado decidió enviarle de forma preventiva a la cárcel.
La autopsia practicada este sábado por la mañana al cadáver de la anciana confirmó que había sido víctima de un homicidio a golpes, tal como apuntaban los primeros indicios recogidos en el escenario del crimen, pero que aún estaban por confirmar.
Los vecinos del número 27 de la calle Arrandi escucharon una vez más gritos y una discusión entre madre e hijo pasadas las cuatro de la tarde del pasado viernes. Cuando las primeras patrullas llegaron a la vivienda, localizaron el cuerpo de la mujer tendido en el suelo con claros signos de violencia.
Los primeros indicios apuntaban a que se trataba de un crimen por violencia familiar, según apuntó el Departamento de Seguridad, y la autopsia ha confirmado la etiología homicida de la muerte.
Las riñas eran «un día sí y otro también. Había veces que incluso en días seguidos», explicaba ayer uno de sus vecinos. En la pasada Nochebuena estuvo con ellos una hija de Alicia y hermana de Enrique, afincada en Galicia. Pero pasada esa fecha, tuvo que marcharse. El día de Nochevieja, la Policía acudió a la vivienda, un primer piso, porque «estaba el gas abierto y tuvieron que ventilar el piso». Ese mismo día hubo una reunión en la comunidad y los residentes decidieron acudir a la Ertzaintza a comunicar el «maltrato» al que el hombre sometía a su madre. Ya en verano, otra vecina había comunicado a la Policía autonómica su preocupación por los problemas de convivencia de madre e hijo.
Ese mismo viernes, el hombre había estado tomando «una cervecita y una piparra», sobre las tres de la tarde en un bar de su calle. «Estaba tan tranquilo. Creo que ni ha saludado al entrar y al marcharse sí se ha despedido», comentaba un testigo. En un primer momento, Enrique R. P. alegó ante la Ertzaintza que la anciana se había caído y dio distintas versiones. Habituales de los bares de debajo de su casa, Enrique no ocultaba su hartazgo y dedicaba a su madre expresiones ofensivas, como «maltratos verbales e insultos», según los testigos. «No te puedes imaginar las cosas que le decía. Cariño, desde luego, no le daba a la mujer». Le enfadaba que su madre no quisiera «meter a nadie en casa» para que le ayudara en las tareas básicas. Un conocido asegura que en los últimos días le había visto «muy alterado». Alicia tenía una amiga que solía acudir a visitarla y con la que salía a pasear de vez en cuando y que también estaba al corriente de la situación.
Algunos vecinos se preguntan «si podíamos haber hecho algo más» por Alicia, aunque «si no pasaba ayer, habría sido otro día».
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