El rechazo de los vacunados con AstraZeneca a Pfizer se dispara y deja cientos de dosis sin usar

Como es lógico, estos huecos libres en el último segundo están complicando la gestión de las agendas de vacunación, una logística ya de por sí difícil. El plantón registrado este fin de semana dejó cientos de dosis en la nevera sin abrir para no romper con la cadena de frío necesaria para la conservación correcta de las mismas. Los equipos de vacunación ya intuían que no se iban a completar las citas agendadas, y no prepararon todos los viales, por lo que las dosis sin utilizar se han conservado y no se han desperdiciado. Salud trata ahora de dar solución para completar la pauta a estas personas que, de momento, se han quedado con un solo pinchazo de la vacuna, lo que implica que no tienen la inmunización completa.

La campaña a este colectivo en Euskadi se retomó hace dos semanas, tras el parón por la aparición de casos de trombos entre personas inoculadas con ese suero. El Ministerio de Sanidad encargó entonces un estudio para evaluar la eficacia de mezclar vacunas, cuyas conclusiones dieron luz verde a la estrategia que ha seguido el Departamento vasco de Salud. La Agencia Europea del Medicamento (EMA), en cambio, sí recomendó completar la vacunación con el mismo fármaco, lo que elevó la controversia.

El Gobierno Vasco se encontró con el problema añadido de la falta de vacunas de AstraZeneca -una escasez compartida en toda Europa-, que no realizó los envíos previstos. No había suficientes dosis de reserva para el segundo pinchazo de los 83.000 trabajadores esenciales pendientes de completar la pauta, algunos de los cuales ya habían superado las 16 semanas de plazo máximo para completar la vacunación completa. La consejería de Salud optó entonces por priorizar a las personas que quisieron ponerse Pfizer como segundo pinchazo.

Así, a quienes rechazaron mezclar dosis y optar de nuevo por AstraZeneca les hicieron firmar un consentimiento escrito y se les relegó a la lista de espera hasta decidir en qué fecha se les citaba para completar su pauta con el fármaco anglosueco, sin la garantía de que pudieran hacerlo. Ya entonces, la mayoría de colectivos, como ertzainas, policías locales y farmacéuticos, entre otros, manifestaron su rechazo a mezclar dosis y exigieron que se respetara el segundo pinchazo con AstraZeneca.

Las segundas dosis para los colectivos esenciales empezaron a administrarse el lunes día 25. La consejera afirmó esa semana que de las primeras 11.000 citas dadas, el 65% habían aceptado mezclar dosis (7.000 personas), y que el 35% había firmado el consentimiento de rechazo. El avance de la vacunación, sin embargo, apunta a un mayor rechazo.

La llegada hace una semana de un envío de 70.000 vacunas de AstraZeneca a Euskadi ayudó a despejar el camino y, de hecho, propició que se empezara a vacunar con el fármaco a los esenciales pendientes de pauta completa. En Gipuzkoa, esta fase de la campaña empezó el domingo. Al mismo tiempo, han continuado en paralelo las segundas dosis con Pfizer, donde ha saltado la sorpresa de la falta de asistencias a las citas.

Algunas fuentes atribuyen esta negativa a que, al haber ya más vacunas de AstraZeneca, las personas que en un principio optaron por Pfizer se hayan arrepentido. Salud debe ahora tratar de completar la pauta. Las organizaciones sanitarias están en contacto para resolver las dudas y contratiempos que está generando la campaña de vacunación.