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Cerca de 22.000 guipuzcoanos padecen glaucoma, una enfermedad «silenciosa» que afecta al nervio óptico y que no da síntomas hasta que ya es tarde. ... Porque su avance es «irreversible», advierte el doctor Iñaki Rodríguez , oftalmólogo del Hospital Universitario Donostia, que hace hincapié en el diagnóstico precoz para detectarlo a tiempo, en el marco del Día Mundial del Glaucoma que se celebra cada 12 de marzo. «La mitad de las personas con glaucoma no saben que lo padecen», avisa el especialista del Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología, que hablará hoy sobre todas estas cuestiones en el congreso de la Sociedad Española Glaucoma que reúne estos días en Donostia a 600 expertos y ha sido impulsado por el vicesecretario de la Sociedad Española del Glaucoma, Javier Aritz Urcola.
– ¿Si el glaucoma no da síntomas, cómo podemos saber que lo padecemos antes de que sea tarde?
– Haciéndonos una revisión oftalmológica para pillarlo lo antes posible. El paciente no nota síntomas hasta que se produce una alteración visual y ya dice que ve borroso. De hecho el 50% de quienes tienen glaucoma no lo saben. Además no hay prevención primaria, por ejemplo una vacuna.
– ¿Cómo ve una persona con glaucoma?
– Es una enfermedad que afecta al nervio óptico, que es digamos el cable que lleva la información del ojo al cerebro y cuando se ve afectado, el paciente tiene una reducción del campo visual, generalmente de fuera adentro y acaba teniendo una visión en túnel de escopeta, digamos, o en cañón de escopeta, que es una visión tubular. Es decir, veo por el centro, pero no veo por los costados.
– ¿La pérdida de visión es progresiva?
– Es progresiva y lenta, por eso el paciente no se da cuenta. Y una cosa importante es que es irreversible, es decir, lo que pierdes no podemos recuperarlo. Podemos aspirar a parar la enfermedad, pero no podemos devolver lo que la enfermedad nos ha quitado. Como dato, el glaucoma es la segunda causa de ceguera en los países desarrollados, tras la degeneración macular.
– ¿Quién tiene más papeletas para desarrollar esta patología? ¿Cuáles son los factores de riesgo?
– Es una enfermedad de origen generalmente genético, pero multifactorial, y además de los factores genéticos están otros, como la edad. A más edad, más riesgo. La prevalencia a partir de los 90 años es de un 10% de la población, cuando en la población general es un 3%, pero tenemos también pacientes con 40 años e incluso niños, aunque es muy raro en este último caso. También hay factores como la pertenencia a ciertos grupos étnicos, la diabetes, la toma crónica de corticoides o factores oculares como la miopía. Y el más importante, con mucho y el único modificable, es la presión intraocular.
– ¿Tener la tensión alta tiene algo que ver?
– No. La tensión ocular es la presión del humor acuoso, que es el líquido que tenemos dentro del ojo y la tensión arterial es la presión de la sangre, por lo que no tienen relación y no tiene nada que ver.
– ¿Se puede prevenir su aparición?
– No, hoy por hoy no tenemos un tratamiento preventivo.
– ¿Y existen hábitos que puedan ayudar a reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad, como la alimentación o el deporte?
– ¿Que se haya demostrado científicamente? No, y lo mismo con los hábitos negativos, que tampoco influyen negativamente en la enfermedad. A lo más que podemos aspirar es al diagnóstico precoz, algo que va a mejorar mucho en los próximos años, porque se va a conocer más de la genética y es probable que uno pueda conocer su predisposición genética a través de la realización de un kit genético. Si lo conociéramos profundamente o existiera un tratamiento genético que modificara esa mutación se podría llegar a evitar la enfermedad. Pero eso sería ya algo futuro. Estamos hablando de ciencia ficción.
– ¿Lo ve tan lejano?
– Bueno, en algunas enfermedades ya se está haciendo. En concreto, hay una variante de retinosis pigmentaria, una enfermedad de la retina, para la que existe hoy en día un tratamiento genético. Lo que ocurre es que se ha hecho en enfermedades que tienen una sola mutación responsable. Si estamos hablando de enfermedades con múltiples mutaciones como el glaucoma, la posibilidad de llegar a eso es todavía más remota. De todas formas, la inteligencia artificial va a revolucionar toda la medicina, con el manejo de millones de datos y softwares para la interpretación de pruebas, la búsqueda de tratamientos personalizados, la estratificación del riesgo... ¿Se podrá llegar a curar el glaucoma? En eso soy optimista y creo que llegará el día.
– De momento es incurable...
– Sí, solo podemos enlentecerlo o frenarlo. Y eso lo hacemos bajando la tensión ocular, que es su principal factor de riesgo. Para bajarla tenemos los fármacos, que son colirios hipotensores oculares; las técnicas láser, con tratamientos más selectivos en los últimos años o la cirugía.
– ¿Hay investigaciones relacionadas con la regeneración del nervio óptimo?
– Sí, lo que pasa es que con avances muy lentos todavía.
– ¿Cada cuánto deberíamos revisarnos la vista?
– No es una pregunta fácil de responder. Se suele decir que cualquier persona a partir de los 40, por mirarse una vez al año, no pierde nada. Y hay grupos de riesgo que se tienen que mirar con más razón, como los miopes, diabéticos o personas con familiares que tienen o hayan tenido glaucoma.
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