El 70% de los niños menores de dos años de Gipuzkoa usa pantallas
Los pediatras recomiendan que a esa edad el uso sea «cero» y lamentan que a edades más tardías se utilicen durante las comidas y antes de irse a dormir
El uso excesivo de pantallas entre los más pequeños preocupa a los pediatras guipuzcoanos, que de un tiempo a esta parte vienen observando cómo ... el uso del móvil o la tablet acapara la atención hasta en las consultas médicas. Hasta siete de cada diez menores de dos años están expuestos a pantallas cuando lo recomendable es que el tiempo de uso sea «cero». No son pocos los padres que las utilizan para calmar a sus hijos cuando están inquietos por una vacuna o aburridos en la sala de espera.
La escena se podría trasladar también a cualquier ámbito cotidiano. ¿El niño no quiere comer? ¿Está molestando en el restaurante? ¿No quiere vestirse? ¿Pelea de hermanos? El móvil puede resultar una herramienta del todo socorrida para frenar una pataleta o hacer que obedezcan al momento sin morir en el intento. El resultado, niños absortos delante de las pantallas, que comen, pasean y hasta se acuestan con ellas. El asunto no es nuevo pero no por ello deja de sorprender a estos profesionales sanitarios, que manejan unos datos «preocupantes».
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«Las pantallas no te exigen nada, no te frustran y no favorecen la interacción»
Un estudio llevado a cabo en 15 centros de salud de Gipuzkoa y liderado por Pedro Gorrotxategi, pediatra en el ambulatorio de Pasai San Pedro y vicepresidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, arroja una realidad que ha obligado a dar un toque de atención.
«Hay padres que en la consulta calman a sus bebés con el móvil en vez de abrazarles»
Pedro Gorrotxategi
Pediatras
La recogida de datos provisionales de las 256 encuestas realizadas, facilitados a este periódico, indican que el 70% de los menores de entre 6 meses y dos años (siete de cada diez) están expuestos a las pantallas cuando «la OMS recomienda que de 0 a 2 años no deberían ver ningún tipo de pantalla, cero pantallas», remarca Gorrotxategi. Aunque no se ofrece detalle de los minutos que consumen al día estos menores, «el hecho de que 7 de cada 10 las utilicen cuando no deberían ya es relevante», destaca. En la siguiente franja de edad estudiada, de 2 a 6 años, el consumo de pantallas «también es mayor de lo que dicen las organizaciones internacionales. Entre los 2 años y los cinco sería una hora al día como máximo, y es frecuente que lo usen más de lo que se aconseja».
Pero hay más. En muchos hogares, la tablet se ha convertido en un comensal más en la mesa. Así, otro de los datos que resultan «muy llamativos», a juicio de este experto, es que «el 30% utiliza pantallas durante la comida o la cena, que son momentos en los que no se deberían utilizar, sino estar dialogando con los padres, y un 10%, al irse a dormir», cuando este momento debería acompañarse «de un cuento, no de un móvil». En este sentido, Gorrotxategi pone de manifiesto que «estamos quitando el diálogo y el cuento, que es una forma natural de inducirles el sueño y de relacionarnos, por el uso de las pantallas, bien sea tele, móvil, ordenador... No es apropiado para el desarrollo de los niños».
Sobre el tipo de contenido que consumen, la mayoría (70%) ve dibujos y el resto corresponden a vídeos educativos o de entretenimiento.
«Que un niño de 6 años utilice las redes sociales es algo que nos hace pensar y ver cómo podemos actuar para mejorar»
El trabajo sobre el uso de pantallas en menores guipuzcoanos de 6 años se ha desarrollado entre los meses de febrero y junio de este año y en él han participado profesionales de pediatría y de enfermería pediátrica. Se ha utilizado un formato encuesta durante las revisiones del programa de salud infantil, «un momento en el que tenemos más tiempo para estar con las familias en las consultas y el niño no viene con ninguna patología, por lo que se puede hablar más tranquilamente».
Ponerle freno
Se les ha preguntado sobre la actividad física en las familias guipuzcoanas, estudios y situación laboral de los progenitores, tipo de contenido que consumen los niños, en qué momento del día lo hacen, tiempo de uso viendo películas, jugando y en redes sociales, número de dispositivos en el hogar o si hay televisores en el dormitorio del niño y de los padres, entre otras cuestiones. Se han dividido en dos grupos: de 6 meses a 2 años y de ahí hasta 6 años. Este estudio ha dado de bruces con una realidad que parece ir a más y a la cual los profesionales sanitarios quieren poner freno, ya que estos dispositivos, llamados también 'chupetes digitales', se conjuran como los peores aliados en la crianza de los hijos si no se ponen límites. «Queríamos comprobar si el uso de pantallas era excesivo como dicen los datos, ver cómo es la situación actual de los niños guipuzcoanos sobre el uso de pantallas, y si podemos realizar algún tipo de intervención en el futuro para conseguir disminuir el uso de las mismas», explica este sanitario, a quien le ha sorprendido, para bien, otro dato del trabajo que ha liderado.
«Es positivo que la cifra sobre el retraso del lenguaje, aspecto que también hemos analizado, es menos llamativa de lo que pensábamos. Se dijo que quizá había influido la pandemia, también la utilización de las mascarillas, que impedían ver las bocas al hablar, y también el uso de pantallas. Creíamos que iba a aparecer un retraso del lenguaje bastante grande, porque estábamos viendo casos, y en realidad no ha sido tanto, ha sido de apenas el 2%». No obstante, defiende que «para los niños es más apto que los padres les hablen antes que ver una pantalla que habla». Aunque resulte obvio, parece primordial recordarlo desde el ámbito sanitario.
Los efectos negativos de esta exposición virtual son conocidos: poco manejo de la frustración, dificultad para la interacción, empeoramiento de la calidad del sueño, fomento del sedentarismo... «Estamos sustituyendo las relaciones humanas, el cuidado y el cariño y la relación interpersonal por las relaciones con una máquina. Hay padres que en la consulta les ponen el móvil para tranquilizar a sus hijos en vez de hablarles o abrazarles. Ya saben que no es bueno, pero supongo que es cómodo o han cogido la costumbre», afirma. Pero «así como atienden otras recomendaciones para evitar problemas de salud en el futuro de sus hijos, también podrían seguir los consejos en este ámbito», sugiere Gorrotxategi.
En este sentido, explica que una vez recabados todos los datos, «la idea es poder realizar una propuesta de intervención, hacer hincapié en estos aspectos e ir modificando estas conductas en un futuro. Que un niño de 6 años utilice las redes sociales es algo que nos hace pensar y nos mueve para ver cómo podemos actuar para mejorar».
No es la primera vez que desde el ámbito médico se recomienda alejar a los niños de las pantallas. En 2013, la Asociación Japonesa de Pediatría ya lanzó una campaña con el lema 'No permitas que el smartphone sea una niñera de tus hijos'. En 2018 la Academia Americana de Pediatría advirtió a los padres de los peligros de usar la tecnología como 'un chupete emocional' y al mismo tiempo la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria consideraba «crucial» la interacción de los adultos con el niño para evitar los riesgos del uso excesivo de los medios digitales, como el aumento del sedentarismo, la disminución de las horas de sueño, y la alteración en el desarrollo cognitivo, social o emocional, entre otros.
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