Berrobi, una isla entre dos municipios confinados y sin positivos en 2020
Situado entre Ibarra y Berastegi, cerrados desde el viernes, ha registrado en los últimos días los dos primeros contagios
agurtzane núñez
Lunes, 18 de enero 2021, 07:03
Ibarra y Berastegi están confinados desde el viernes, pero Berrobi, en mitad de los dos, es uno de los municipios de Gipuzkoa que en 2020 ... no tuvo ningún contagio por Covid-19 y que no ha sufrido la pérdida de algún vecino por esta enfermedad. Solo ha roto ese contador este año, con los dos primeros positivos. En el municipio de Tolosaldea pilló por sorpresa el cierre de los dos pueblos colindantes. La mayoría de los vecinos pasa a diario por Ibarra, sea para trabajar, para hacer las comprar o de camino a otro municipio. «La verdad es que sorprenden las colas que hay para hacer la PCR en la entrada del ambulatorio de Ibarra», admite Ester Poveda, vecina de Berrobi, un municipio con 613 habitantes.
«Algunos jubilados llevan desde marzo sin entrar al bar. Y hay mujeres que ahora hacen la compran, dan un vuelta y a casa»
La diferencia en la cantidad de contagios entre los municipios tan cercanos no pueden explicarla, pero los mayores de Berrobi admiten que hay personas que tienen miedo. «Algunos jubilados llevan desde marzo sin entrar al bar. Y hay mujeres que ahora hacen la compra, van a dar una vuelta por el pueblo y se van a casa. Tenemos miedo. Ahora preferimos coger un libro y tomar el café en casa, y hablar con los amigos por teléfono», explica Rosa Zapirain.
Uno de los vecinos que tampoco ha salido casi de casa durante estos meses es Alberto Odriozabala. «Desde principios del año pasado estoy con un tratamiento médico y prefiero no salir mucho. Antes bajaba a Tolosa a andar y echar la partida con los amigos, pero ya no», indica.
«La gente ha entendido la situación y está cada vez más concienciada», señala el alcalde de la localidad, David de Miguel
«La gente ha entendido la situación y está cada vez más concienciada», admite el alcalde, David de Miguel. Desde el principio de la pandemia en marzo el Ayuntamiento ha sacado bandos periódicos informando de la situación. «También cuando hubo un brote pidiendo que se extremaran las medidas. Incluso pedimos a Osakidetza que hiciera un cribado, pero nos dijeron que no porque tenían la traza», indica, y añade que «en un pueblo como Berrobi, con muchos caseríos y casas con jardín ha beneficiado a la hora del confinamiento y también de cumplir las normas».
Sin actividad cultural
Pese a que en otras localidades sí que se han intentado recuperar las actividades culturales, en Berrobi han sido los propios vecinos los que han preferido no organizar nada, ni por las fiestas de San Bartolomé a finales de agosto. Durante los últimos meses sólo ha habido dos teatros para niños.
Las actividades culturales y deportivas han quedado suspendidas, pero Ester Poveda ha podido continuar con sus grupos de teatro. «Enseguida el grupo de adultos, Txalo Talo, nos adaptamos y comenzamos online a preparar la obra que solemos estrenar todos los años. Este curso comenzamos a hacer los ensayos, pero como hubo varios confinamientos por ser contactos, hemos decidido seguir online. Ahora estamos recuperando los ensayos, pero en grupos reducidos de tres personas, para poder mantener las distancias», explica. En el grupo escolar solo tiene cinco niños y niñas, por lo que han formado su propia burbuja. «La verdad es que los niños se han portado y se están portando muy bien, mejor que los mayores». Los niños pronto estrenarán la obra, pero solo podrán estar los padres. En el grupo Txalo Talo están deseando estrenar su obra nueva ante los vecinos, cuando la situación lo permita. «Tengo un sobrino sanitario y amigas que trabajan en el Hospital de Elche. Han vivido situaciones muy fuertes. Yo misma llevo meses sin ir a visitar a mis padres a Elche, pero lo prefiero así».
El dato
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613 habitantes tiene Berrobi, un municipio de Tolosaldea muy vinculado a Ibarra, donde los vecinos hacen la compra o van a trabajar
Como en todos los pueblos, los locales más afectados han sido los relacionados con la hostelería y el turismo. Felix Belauntzaran, del restaurante Iriarte, explica que «al principio nos lo tomamos como un parón en nuestra vida, no teníamos otra, pero después, nos planteamos la idea de las comidas a domicilio para poder seguir trabajando. Por suerte no tenemos que pagar alquileres de local ni préstamos, y con los trabajadores en ERTE, hemos podido ofrecer el servicio con personal reducido». El servicio funcionó y lo que comenzó como una oferta temporal continúa. «Antes siempre había clientes que me pedían por qué no lo hacía para las cenas de Navidad, y siempre me negaba. Pero ha funcionado muy bien y lo queremos mantener en adelante».
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