La villa medieval a un paso de San Sebastián ideal para una escapada de fin de semana

A un paso de San Sebastián se encuentra una villa medieval ideal para una escapada de fin de semana desde Gipuzkoa. Una joya situada entre Pau y Baiona, escondida en el Béarn y rodeada de bosques y lagos, en la que apenas llegar parece que se ha viajado 700 años atrás. Y que, además fue la capital de la región y una pieza clave del antiguo Reino de Navarra.

Orthez, que en euskera se escribe 'Ortheze', es una de las villas más antiguas de Francia y no es difícil imaginar cómo era el lugar en la edad media, ya que solo basta con ver su castillo y su puente del siglo XIII para darse cuenta de la importancia de esta localidad que en la actualidad apenas sobrepasa los 10.000 habitantes.

Esta villa medieval construida en piedra fue clave en la peregrinación del camino de Santiago, las cruzadas y la creación de las bastidas donde Orthez fue la capital e incluso pretendió ser independiente del resto de Francia.

Una vez allí, en pleno centro de Orthez, se encuentra el torreón del Château Moncade o Castillo Moncade, uno de los lugares más atractivos de la ciudad, construido entre los siglos XII y XIV y que se eleva a 110 metros de altura, por lo que si el visitante cumple el reto de subir sus 141 escalones, podrá disfrutar de las mejores vistas de la región.

Siguiendo con el paseo también se puede visitar el Pont Vieux o Puente Viejo, construido en el siglo XIII sobre el río Gave de Pau que nace en los Pirineos y que ha sobrevivido a múltiples guerras e invasiones. Este es uno de los lugares más emblemáticos de Orthez, donde destaca su torre central fortificada.

Además también destacan su centro histórico con casas con siglos de historia, jardines ocultos y hasta un palomar renacentista que pueden recorrerse a pie. La zona también está plagada de lagos, bosques y senderos a un paso del casco antiguo, ideales para todos los amantes de la naturaleza.

En una calle peatonal del centro de Orthez, también se encuentra el restaurante Michelin 'La Maison', un amplio bistró, que antiguamente era una pescadería. En este restaurante acogedor se puede disfrutar la col lombarda, servida cruda y cocida, con virutas de jamón curado y vinagreta de sésamo; una imprescindible chuleta de ternera estofada, zanahorias fondant y de postre, el clásico arroz con leche, caramelo salado y turrón.

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