Euskadi cobrará desde enero el canon por depositar residuos industriales en vertederos
El Gobierno Vasco activará la tasa de 10 euros por tonelada fijada en el Estado y para 2024 aprobará un impuesto adicional propio que elevará el importe a 20 euros por tonelada
El canon por vertido e incineración de residuos industriales entrará en vigor en Euskadi el próximo 1 de enero con una tasa de 10 euros ... por tonelada, tal y como marca la nueva normativa estatal. Junto a esa tarifa base, el Gobierno Vasco trabaja en el diseño de otro impuesto adicional propio que elevará el importe en otros 10 euros, hasta 20 por tonelada, a partir del 1 de enero de 2024. Será un canon de naturaleza finalista, cuyos ingresos se destinarán a impulsar el cambio iniciado en Euskadi en el ámbito de la gestión de residuos industriales no peligrosos, que se puede sintetizar en sustituir progresivamente los vertederos donde se sepultan los desechos por instalaciones de tratamiento selectivo de materiales que buscan reciclar, reutilizar y recuperar esos restos para darles un segundo uso. La filosofía que envuelve la aplicación de una tasa por depositar material sobrante en vertederos o incineradoras es que «no puede salir más barato verter un residuo a un vertedero que reciclarlo».
Así lo ha anunciado este miércoles la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco, Arantxa Tapia (PNV), durante la presentación de la hoja de ruta diseñada por el Ejecutivo autónomo hasta 2030 para reducir el número de vertederos en Euskadi, la cantidad de material que se vierte en ellos, y desarrollar instalaciones de tratamiento y recuperación de materiales específicos, como las que se proyectan en Bergara para la recuperación de cal de la industria papelera o la de plásticos en Zumarraga.
Tapia ha recordado que tras el colapso y tragedia de Zaldibar, y los cierres de Mutiloa y Larrabetzu, la capacidad de los vertederos vascos es insuficiente para acoger todos los desechos no peligrosos que generan las empresas vascas. Un déficit que cifró en entre 300.000 y 400.000 toneladas para este año, lo que está obligando a Euskadi a exportar residuos a otras comunidades. Frente a una capacidad de absorción de 1,5 millones de toneladas, la consejera estimó en más de 1,8 millones las necesidades reales.
Reapertura de Epele hasta 2025
Para hacer frente a estas necesidades «temporales» mientras se despliegan las plantas de tratamiento selectivo, el Gobierno Vasco plantea ampliar la capacidad de algunos de los depósitos existentes (como Gardelegui en Vitoria o Igorre en Bizkaia, entre otros) e incluso reabrir otros, como el de Epele en Bergara, que aportará cerca de medio millón toneladas de capacidad y volverá a clausurarse, esta vez definitivamente, en 2025.
Con estas actuaciones, Tapia ha confiado en que Euskadi sea capaz de gestionar sus propios residuos de manera autónoma sin necesidad de trasladar desechos a otros territorios ya en 2024. Será entre ese año y 2025 cuando se produzca el gran salto en la reducción de materiales volcados en vertederos. Por un lado por la reducción de residuos en origen gracias a la aplicación de medidas específicas, y por otro, por la entrada en funcionamiento de las plantas de reciclaje y valorización previstas. Así, tras el incremento puntual de la capacidad en los vertederos en 2023 y 2024, a partir de ese año se iniciará un proceso de progresivo cierre de instalaciones. Tapia ha hablado de la clausura de 13 vertederos entre 2024 y 2030. Entre ellos, cuatro de los más relevantes de Euskadi: Betearte (Mallabia) en 2024, Epele (Bergara) en 2025, Bistibieta (Lemoa) en 2027, y Artxanda (Bilbao) en 2030.
De este modo, a partir de 2030 cuando se clausure Artxanda, solo quedarán activos cuatro depósitos de material industrial no peligroso, con una capacidad total de 155.000 toneladas, apenas entre el 10% de la capacidad actual. Serán el de Aizmendi en San Sebastián (5.000 toneladas de capacidad), Gardelegui en Vitoria (50.000), y Zalla e Igorre en Bizkaia (50.000 cada uno).
Tratamiento selectivo
Estos vertederos serán sustituidos por plantas de tratamiento selectivo por tipos de material. Además de las plantas de cal y plásticos en Bergara y Zumarraga, el Gobierno Vasco proyecta instalaciones específicas para recuperar parte de los residuos de escorias de acería, residuos de construcción y demolición (RCD), vehículos, tierras, pañales, plástico, combustibles derivados de residuos (CDR), composites, fibra de carbono, paneles solares, baterías, textil, marpol, sentinas, líquidos, biomasa forestal, productos digitales, orgánico, urbanos o mezclas.
Tapia no ha querido desvelar las posibles ubicaciones de estas plantas, que «están en diferentes momentos de desarrollo», y se ha limitado a confirmar las ya conocidas en Bergara (cal de la industria papelera) y Zumárraga (plástico). Según ha explicado, la primera está en proceso judicial una vez que el Ayuntamiento de la localidad ha recurrido este año la autorización para su instalación, mientras la que se instalará en los terrenos que históricamente ha ocupado Arcelor Zumarraga está pendiente de las modificaciones urbanísticas locales correspondientes.
La suma de estos planes, ha detallado la consejera, conllevan una inversión global de 392 millones de euros antes de 2026; el desarrollo de 54 proyectos que, además de al sector público movilizarán a 36 empresas; la creación de 412 empleos; y dar una solución individualizada y medioambientalmente responsable a 22 tipos de residuos no peligrosos.
La necesidad de buscar lugares seguros para el amianto
Entre los retos que afronta Euskadi para los próximos años en materia de residuos está la gestión del amianto y los materiales que lo pueden contener, como el fibrocemento. En la actualidad, solo uno de los vertederos activos en Euskadi, el privado de Bistibieta en Lemoa (Bizkaia), tiene celdas específicas para acoger fibrocemento. Por ello, entre los trabajos de ampliación de la capacidad de vertido en que trabaja el Gobierno Vasco, hay un lugar preferencial para el amianto. En cuatro de las instalaciones que se van a ver ampliadas (Gardelegui en Vitoria y las vizcaínas de Igorre, Artxanda y la propia Bistibieta) está contemplada la colocación de celdas específicas para este material en 2024.
La ley estatal de residuos recientemente aprobada obliga a los municipios a inventariar la existencia de amianto en su territorio para 2025, y a retirar los que tengan mayor riesgo para 2028. Por esta razón es necesario contar con lugares destinados a albergar este material, y con capacidad suficiente. La consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, no ha podido adelantar cuánto espacio de los vertederos se destinarán a guardar el amianto de forma segura. «Primero los ayuntamientos deben conocer cuánto hay y cuánto tendrán que retirar», ha subrayado
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