Euskadi avanza en calidad del aire, agua o emisiones pero cojea en biodiversidad

El agua en Euskadi es buena. Tanto las aguas subterráneas, como las de baño y de consumo ofrecen, en un 98% de espacios, un buen estado. En el 85% de zonas de baño el agua llega a excelente. El déficit está en las aguas superficiales, aunque su estado ha mejorado considerablemente en los últimos años, al pasar del 34% con calidad aceptable en 2012 al 52% en 2019. En cuanto al consumo, apenas el 2% de la población no puede acceder a agua de calidad, cuyo consumo per cápita en 2019 ascendía a 81,4 m3.

Solo 8 días al año, un 2,3%, la calidad del aire es mala o muy mala. El 6,3% de los días es «mejorable» y la mayoría, el 91% de los días, es buena o muy buena. Estas mediciones reflejan la mejoría constante desde 2005. Pero el reto para 2030 es elevar esa calidad minimizando la contaminación provocada por el transporte, mientras se profundiza en el conocimiento sobre las sustancias químicas que dañan la salud.

Por primera vez en una década, el transporte ha dado un vuelco a su tendencia y empieza a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, aunque sigue siendo el emisor más destacado. Ese descenso, remarca el informe, no ha perjudicado la economía, sino al contrario. Por lo que para 2030 se busca alcanzar el 45% menos de emisiones respecto a 2005.

Identificar y reducir más el ruido ambiental por su impacto en la salud. Es el reto futuro, a pesar de que la tasa de ruido en Euskadi es menor que la europea. No obstante, todavía el 17% de la población está expuesta a niveles excesivos de ruido por el día, y hasta un 19% por la noche. Sobre todo en las capitales, el ruido es «alto», especialmente por el tráfico rodado.

Solo la nutria ha mejorado su estado de conservación en los últimos años, cuando otras especies de interés comunitario como el visón europeo ha empeorado. Euskadi debe proteger sus hábitats naturales, el 69% presenta mal estado de conservación, y se propone ampliar un 30% las zonas protegidas, reducir los plaguicidas o habilitar corredores verdes para la fauna.

El reciclaje de residuos derivados de la producción y del consumo es del 52%, tasa inferior al 57% de la UE. Se ha reducido la generación de residuos por unidad de PIB, pero se genera un 13% más de residuos en casa. Para 2030, el reto es potenciar el material circular o establecer el «derecho a reparar» de los consumidores.

La reducción a la mitad del consumo de materiales en casa indica que es «posible» un modelo de producción y consumo más sostenible y eficiente a la hora de aprovechar recursos.

Desde 2010 se ha llevado a cabo una labor de descontaminación de suelos, hasta reducir un 64% los emplazamientos en mal estado. Se han recuperado 1.031 espacios, con 1.157 hectáreas. El trabajo en esta materia para 2030 se encamina a conocer mejor la salud del suelo, y aumentar su conservación y uso sostenible.

Euskadi está dando pasos hacia un sistema económico más sostenible, pero aún hay «un notable desacoplamiento» entre el PIB, que aumentó un 38% entre 2000 y 2018, e indicadores ambientales como la emisión de partículas PM10 o residuos urbanos en vertedero, que se han reducido entre un 31 y un 53%.

El 89% de la ciudadanía sabe que reducir el consumo favorece el medio ambiente. Y la educación se extiende por los colegios con la Agenda Escolar 2030.

La red vasca de municipios sostenibles cuenta con 190 localidades, el 98% de la población, que aplican políticas de gestión sostenible.