El uso de móviles rebaja hasta los 7 años la edad mínima de iniciación al porno en Euskadi
El fácil acceso a este tipo de páginas desde los dispositivos electrónicos adelanta cada vez más la edad en la que los niños acceden a ellas, aunque la media está en los 13 años
Los niños y adolescentes vascos están acostumbrados a manejar teléfonos móviles desde su tierna infancia y este tipo de dispositivos tienen pocos secretos para ellos, por lo que solo es cuestión de tiempo que su curiosidad les lleve hacia terrenos que a sus padres les gustaría mantener vedados el mayor tiempo posible. Uno de ellos es la pornografía, cuyo consumo en Euskadi registra cada año edades más bajas de iniciación. El último estudio elaborado sobre esta materia, al que ha tenido acceso este periódico, señala que siete de cada diez adolescentes vascos comienzan a mirar porno antes de los 13 años. Pero lo más sorprendente es que las edades mínimas que declaran varios de ellos bajan ya hasta los 7 años. Tampoco es casual que ocho de cada diez menores tengan ese primer contacto a través del teléfono móvil, donde basta con escribir una palabra concreta en un buscador de internet para que los jóvenes tengan acceso a miles de páginas de pornografía sin ningún filtro.
Estos vídeos de fácil acceso a través de internet reciben el nombre de 'nueva pornografía' o pornografía 'mainstream', que poco tiene que ver con las películas que se visionaban en VHS o en los cines X en los años 80 o 90. María Dosil, investigadora y profesora del Departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de la UPV/EHU, ha liderado el estudio en el que han participado 371 universitarios vascos de entre 18 y 21 años para explicar su relación con el porno y la forma en la que se iniciaron. La muestra forma parte de un proyecto a nivel estatal que promueve la red de entidades Jóvenes e Inclusión Social, en el que participan nueve comunidades autónomas para medir la percepción y el impacto de la pornografía en los más jóvenes. Además, Dosil trabaja actualmente en otra investigación con menores de edades comprendidas entre los 12 y los 17 años, que cuando esté concluida permitirá enriquecer estas conclusiones.
La teoría de que el consumo del porno está en auge entre los jóvenes se sostiene en cifras. Casi siete de cada diez jóvenes vascos comienzan a mirar pornografía antes de los 13 años; el 8% consume este tipo de contenidos a diario y la mayoría lo hace desde el móvil. Además, uno de cada diez chicos se considera adicto al porno y el 55,9% de los varones reconocen que dejaron de consumir pornografía porque afectaba a su relación de pareja.
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13 años es la edad media a la que los jóvenes reconocen haberse iniciado en la pornografía, aunque la edad mínima del estudio es bastante menor.
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7 años es la edad más baja en la que los adolescentes vascos reconocen haber mirado pornografía.
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53% de los chicos creen que la pornografía afecta negativamente a las mujeres, un porcentaje que se eleva hasta el 65% en el caso de las chicas.
La industria del porno es tan potente –el portal Pornhub realizó un estudio de consumo de su página donde contabilizó 44 millones de visitas en un año– que llega a los niños incluso antes de que se conviertan en adolescentes. «Hoy en día, un niño de 8 años con un smartphone o con wifi en casa puede acceder a contenidos pornográficos con facilidad. Incluso puede llegar a consumirlos sin ni siquiera buscarlos», explica la profesora de la UPV. En este sentido, advierte de que «hay que tener cuidado con los algoritmos de internet, ya que, si en alguna ocasión un adulto ha buscado contenido pornográfico y le deja ese teléfono a una persona menor de edad, puede llegar a ese contenido mucho más rápido».
«Un niño de 8 años con un 'smartphone' puede acceder a contenidos porno con facilidad»
María Dosil
Investigadora de la UPV-UHU
¿A qué edad declaran haber empezado a mirar pornografía los jóvenes vascos? Un 64% dice que se estrenó antes de los 16 años, un 27,5% entre los 16 y los 18 años y el 7,8% restante, entre los 19 y los 21 años. La media se establece en los 13 años. Sin embargo, en la pregunta concreta en la que los encuestados debían explicitar la edad exacta en la que tuvieron su primer contacto, la edad mínima de la muestra ofrece un detalle preocupante, ya que varios de los jóvenes indican que vieron su primer vídeo porno con 7 años. Dosil pone el foco en esa edad mínima y avisa de que «es una edad inferior a la que venían señalando otros estudios a nivel estatal, donde solían aparecer los 8 años como edad mínima».
En relación a la pregunta de cómo descubrieron la pornografía, un 32,9% de los participantes en el estudio señalan que buscando en internet; el 12,9% navegando por internet sin buscarla; un 31,5% con sus amistades; un 8,4% responde que 'de otra manera'; y un 14,3% opta por no contestar a esa pregunta.
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«Los vídeos son su única vía de acceso a información, nadie les habla de sexo»
Respecto a la cuestión sobre de qué forma accedían a este contenido pornográfico, una amplia mayoría (el 79,8%) responde que a través del teléfono móvil; un 15,9% desde el ordenador; un 3,9% desde una consola con conexión a internet y un 0,9% no contesta. Los expertos consideran que, en este caso, prima la intimidad que permite poder llevarse el teléfono móvil a cualquier parte antes que otras cuestiones como la calidad de la imagen.
Chicos y chicas, diferentes
Entre los 371 universitarios vascos que han participado en el estudio se encuentran tanto chicos como chicas, aunque se aprecia una mayor tendencia entre los hombres a acercarse a la pornografía y a convertirla en parte de su día a día. Entre los resultados significativos del análisis se aprecia que un 10% de los chicos se declaran adictos al porno, frente a un 3,8% de las chicas. Asimismo, un 53,2% de los chicos y un 65,4% de las chicas indica que la pornografía afecta negativamente a las mujeres. Respecto a las consecuencias que el consumo de porno provoca en sus relaciones de pareja, el 55,9% de los chicos señalan que dejaron de consumir pornografía porque afectaba a su relación, frente a un 11,3% de las chicas.
«El consumo de pornografía no puede ser el único modelo de educación sexual que reciben los adolescentes»
María Dosil
Investigadora de la UPV-UHU
El consumo de pornografía 'mainstream' no es inocuo para los jóvenes porque, en muchas ocasiones, las escenas representan un claro sometimiento de la mujer ante el hombre. «No disponer de referentes saludables a temprana edad y que el consumo de la pornografía sea el único modelo de educación sexual que reciben los adolescentes construye modelos de masculinidad y feminidad distorsionados», advierte Dosil. «El porno normaliza y perpetúa las desigualdades de género y la violencia sexual contra las mujeres y las niñas y, por desgracia, los menores llegan a este tipo de modelos sin ningún filtro».
La investigadora de la UPV es tajante al asegurar que «no existe el porno sano ni el porno feminista. El porno es violencia y el ejemplo más claro es que muchas veces se visibilizan incluso violaciones». Dosil va un poco más allá y se muestra partidaria de prohibir el consumo de porno entre los adolescentes. «Rotundamente sí, ya que se ejerce violencia y se cosifica el cuerpo de la mujer para satisfacer el deseo sexual del hombre. Las chicas siempre salen perdiendo». Por tanto, considera que «en ningún caso puede convertirse en el único modelo de educación sexual para nuestros jóvenes. Habría que trabajar en la prevención desde edades muy tempranas, mucho antes de los 8 años, trabajando previamente otros factores, como la empatía, los estereotipos, los roles de género... Los programas afectivo-sexuales son la clave».
La profesora de la UPV considera que «la educación sexual actual es insuficiente» y aboga por potenciar «la prevención desde edades muy tempranas, antes de la adolescencia». Apunta que «se deberían enseñar habilidades socioemocionales, conocer la sexualidad, el placer y dar herramientas a los jóvenes para identificar cualquier forma de violencia».
