Víctor Viñuales | Director de la fundación Ecodes
«Tenemos que lograr alimentarnos sin envenenarnos a nosotros ni al planeta»«Estamos despilfarrando alimentos, es como si la tercera parte de las tierras cultivadas del mundo se cultivaran para nada», dice
Víctor Viñuales ha participado esta semana en el curso de verano de la UPV/EHU 'Cambio climático, alimentación y gastronomía'. El cofundador y director de ... la fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes) sostiene que «la mejor dieta para nuestra salud se aproximaría bastante a la mejor dieta para la salud del planeta, para el clima».
- ¿Qué le dicen las imágenes de las playas repletas de basura tras la noche de San Juan?
- Cuando se plantea cómo cambiar el mundo para hacerlo más sostenible siempre hay una cierta pelea entre los que dicen que la responsabilidad es de las grandes empresas y los gobiernos, y quienes sostienen que todo el mundo tiene que hacer su parte. Hay una cuota que es irremplazable, que es la que tenemos que hacer la ciudadanía y es indelegable. En el entorno rural de Aragón se decía que la calle estaría limpia si cada cual barriera su trozo de acera. Esto ayuda a entender lo que hay que hacer. Uno se puede divertir perfectamente en la playa, pero tiene también que barrer ese trozo de acera que le toca.
- Entre la basura había restos de pizzas y hamburguesas. ¿Esta es la imagen de un despilfarro?
- Nuestras abuelas y madres nos decían, y con razón, que tirar comida es pecado. Nosotros teníamos la sensación de que si hacías eso ibas al infierno de cabeza. En parte deberíamos recuperar esa cultura porque en un mundo en el que, con la guerra que se está librando en Ucrania, unos 800 millones de personas tienen problemas de alimentación, es un absoluto pecado ese despilfarro que se comete en todos los lugares de la cadena alimenticia. En las casas, en los supermercados, en las granjas, en las fincas agrícolas…
«Nuestra economía y tambikén el sector agroalimentario están librando una guerra suicida contra la naturaleza»
- ¿A qué se debe este despilfarro?
-Los motivos son muchos. El que tiene una finca de frutas ya no coge la fruta pequeña y un poco fea, porque para qué la va a coger si luego no se la va a comprar el mayorista. Y probablemente tiene razón porque el del supermercado dice que si pone esa fruta en las estanterías nadie la va a coger. Este despilfarro es responsable del 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, que es más del doble que toda la aviación comercial. Muchas veces ponemos el foco en los aviones, pero estamos despilfarrando alimentos y es como si la tercera parte de las tierras cultivadas del mundo se cultivaran para nada. Y no solo se trata de los alimentos, es que empleas combustible fósiles para nada, pesticidas para nada y fitosanitarios para nada.
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- ¿La agricultura y la ganadería se van a tener que adaptar a un clima cada vez más extremo y a una sequía que año tras año avanza?
- Una de las cosas que están pasando son las sequías recurrentes. A veces llueve menos y a veces llueve a destiempo. Es lo que ha pasado este año, que ha llovido pero cuando ya era tarde para salvar la cosecha de cereal secano. Esto es un régimen de mayor incertidumbre, de mayor riesgo. Ante esto seguramente lo que habrá que hacer será caminar en varias direcciones. Una de ellas es que a lo mejor deberíamos acercarnos más a la economía tradicional campesina. No sé si usted es de familia rural o urbana.
- Urbana.
- Pero seguro que tiene algún conocido en el entorno rural.
«La epidemia del plástico va a ser para la humanidad mucho peor que la epidemia del coronavirus»
- Bueno…
- En la familia tradicional de agricultores cultivaban un poco de todo y tenían también algo de ganado. Desde una mirada económica eso no es eficiente porque están perdiendo oportunidades, pero desde el punto de vista de la resiliencia, quien pone todos los huevos en la misma cesta tiene la economía más frágil. Seguramente tendríamos que ir en esta dirección, en recuperar variedades de semillas que sean más resistentes, y eso tiene que ver con la innovación. Tendríamos que caminar en varias direcciones a la vez.
- Usted es cofundador de una empresa de cultura ecológica. ¿Es posible alimentar a toda la humanidad con cultivos ecológicos?
- Nuestra economía en general, y también el sector agroalimentario, están librando una guerra suicida contra la naturaleza. Incrementamos nuestra economía deteriorando y contaminando la naturaleza y estamos viendo a dónde nos conduce esto. En las últimas décadas hemos pensado estúpidamente que nosotros no somos naturaleza y eso es un error. Nosotros necesitamos aire limpio que respirar, agua buena que beber y comida, somos ecodependientes y eso quiere decir que tenemos que construir una economía que al fin haga las paces con la naturaleza. Este es el desafío que tenemos en el siglo XXI y dentro de esa solución está la agricultura ecológica o la agricultura regenerativa. Tenemos que ver cómo resolver la ecuación de alimentarnos pero sin envenenarnos nosotros ni envenenar al planeta.
- Vuelvo a la noche de San Juan. En las playas también quedaron miles de envoltorios de plástico.
- La epidemia del plástico va a ser para la humanidad mucho peor que la epidemia del coronavirus. En este momento, dentro de nuestros cuerpos hay microplásticos. Tenemos que salir de este atolladero y eso supone un esfuerzo empresarial, institucional y también personal.
- ¿Hemos incorporado el plástico a nuestra dieta?
- Sí. Eso ocurre porque no nos damos cuenta de la interrelación de las cosas. Si yo lavo una camisa de poliéster en la lavadora de mi casa, esos microplásticos que desprende el poliéster van al río, luego al mar y después entran en la merluza que yo me acabaré comiendo, se cierra este círculo vicioso y fatal.
- ¿Se sabe qué consecuencias puede tener esto para nuestra salud?
- Todavía es pronto para saberlo, pero no hay que ser demasiado científico para saber que el cuerpo no está pensado para digerir los plásticos
- ¿Contamina mucho producir una hamburguesa?
- Comer carne de vacuno tiene mucho más impacto que comer cereales o fruta. Si queremos rehacer el clima, que es lo que nos toca a esta generación, debemos ver qué pasa con nuestra dieta. El otro enfoque es nuestra salud. Los expertos nos dicen que la mejor dieta para nuestra salud se aproximaría bastante a la mejor dieta para la salud del planeta, para el clima. No es posible tener buena salud en un planeta enfermo.
«En las últimas décadas hemos pensado estúpidamente que no somos naturaleza y eso es un error»
- ¿Quiere decir que todos tenemos que ser vegetarianos?
- No necesariamente. Lo que dice la Organización Mundial de la Salud no es tanto que hay que ser vegetarianos, sino que nos iría bien reduciendo la ingesta de carne. En realidad sería volver a la tradicional dieta mediterránea, que estamos perdiendo también en nuestro país. Se trata de consumir más legumbres, más cereales y menos carne. Aquí yo añadiría y mejor carne, porque hay una cosa que llaman derivados cárnicos y no se sabe muy bien qué es.
- ¿Qué podemos hacer para evitar que el plástico nos acabe ahogando?
- Estamos en una etapa de transición positiva, lo que ocurre es que vamos más lentos de lo que deberíamos. En los años 60 unos científicos llevaron al gobierno de Estados Unidos un informe en el que alertaban del cambio climático. En 1992 hubo una cumbre donde quedó claro lo que pasaba y lo que había que hacer, pero en los últimos 30 años nuestra generación ha emitido la mitad de los gases de efecto invernadero desde la revolución industrial. Cuanto antes empecemos a hacer lo que debemos hacer, mejor. Estamos abandonando los combustibles fósiles, pero tenemos que hacerlo más rápido; estamos girando hacia una agricultura más respetuosamente ecológica, pero tenemos que acelerar ese proceso; estamos reciclando, pero además de reciclar tenemos que reutilizar y diseñar las cosas de otra manera para que duren más. La clave está en acelerar ese proceso porque estamos en una carrera en la que los problemas van a velocidad de galgo y las soluciones a una velocidad de tortuga.
- La agenda 2030 se aprobó en 2030 y ya hemos recorrido la mitad de camino. ¿Llegaremos a tiempo?
- Con la agenda 2030, que a veces se cuestiona de manera malintencionada, por primera vez 197 países de todo el mundo y de todo tipo su pusieron de acuerdo en una agenda común. El problema que tenemos es la velocidad, que hay gente que está de acuerdo pero no hace todo lo que puede, que hace no solo menos de lo que puede, sino hace como que hace. Pero yo quiero resaltar el valor de que tenemos esta agenda común.
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