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Hace exactamente tres años, el 22 de abril del 2022, el Papa Francisco se hacía eco de un libro que narra una historia real protagonizada ... por Ibrahima Balde, un joven guineano que cruzó el Mediterráneo en busca de un vida mejor. Aquel texto nació primero como un dossier para la solicitud de asilo de Ibrahima Balde, y finalmente acabó convertido en libro: 'Miñan' (ed. Susa) en la versión original en euskera, 'Hermanito' (Ed. Blackie Books), en su traducción al castellano, firmado por Amets Arzalluz, el propio inmigrante guineano y realizado por Ander Izagirre. Un ejemplar llegó a manos del pontífice fallecido este Lunes de Pascua. Y no dudó entonces en citarlo y recomendarlo para pedir que la acogida a los inmigrantes africanos sea igual que la que tienen los ucranianos que huyen de la guerra.
Fue durante el vuelo de regreso de su viaje oficial a Malta cuando Bergoglio se refirió a la cuestión migratoria para asegurar que «es un tema que toca el corazón de todo el mundo. Al igual que Europa hace sitio generosamente a los ucranianos que llaman a la puerta, también lo debe hacer con quienes vienen del Mediterráneo». Tras su visita a un centro de acogida de migrantes, el Pontífice afirmó que «las cosas que he oído allí son terribles, el sufrimiento de estas personas para llegar hasta aquí me emocionó mucho». Y añadió: «Testimonios y sufrimientos que están en el libro que salió en español bajo el título de 'Hermanito'. Os pido que reflexionéis sobre este tema».
Amets Arzallus reconoció entonces su sorpresa por la mención del Papa y se congratuló por que la hubiera realizado en el marco de una reflexión, que aseguró compartir. «No sabía nada y me he enterado a mediodía. Me ha cogido por sorpresa. Me he alegrado porque le ha llegado el libro y se acuerda de la lectura. Y sobre todo, por el contexto de su afirmación. Está muy bien que aquí se dé mucho eco a la crisis de los refugiados ucranianos, pero estamos viviendo también una crisis en el tránsito de los inmigrantes africanos y no se les da el mismo trato. Me ha alegrado que el libro haya servido para llamar la atención sobre esa problemática y para generar sensibilidad hacia este otro tipo de inmigrantes. Comparto la reflexión del Papa».
En cuanto a la controversia en torno a si la acogida a los ucranianos es diferente a la que se da a los africanos «porque se parecen a nosotros», el bertsolari negó la mayor: «Yo he tenido relación con los inmigrantes africanos y no africanos, y lo que siento es que cualquiera es como nosotros, o mejor dicho cualquiera es nosotros, sin distinción. Para mí acoger a un ucraniano, y dejar morir, o 'hacer morir' a un africano en el Bidasoa, es racismo institucional, por muy bien maquillado que venga», concluyó.
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