Clímax

Contaba Ingrid Bergman que Ilsa no supo, hasta el mismo día del rodaje, si volaría a Lisboa con Victor Laszlo o permanecería junto a Rick, en Casablanca. Nunca sabremos si tomaron la decisión acertada. Después del climax, las películas funden a negro. Tras los títulos de crédito, sólo queda lugar para las conjeturas.

La vida, también tiene momentos mágicos pero, después de ellos, continúa la trama. Más que a una película, el mundo real se asemeja a una serie con muchas temporadas.

Tras el primer beso, llegan los roces, las canas, los michelines, el grupo de whtasapp de padres y los ronquidos. No es difícil mantener la épica durante 90 minutos pero el guion se complica cuando hay que sostener, durante años, cada episodio con sorpresas, emociones y risas, que mantengan el interés y alimenten la fidelidad.

Como en la vida, los finales de las series suelen ser más decepcionantes que los de las películas. Muchas veces, nos desenganchamos, aburridos, antes del final. Los guionistas de Casablanca no podrían haber escrito un final mejor pero ya me gustaría saber si la Bergman soportó vivir lejos de Bogart hasta sus últimos días.