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El satélite Lur-1 establece conexión

La compañía de Elgoibar AVS ha contactado a las 12.42 con el primer satélite desarrollado íntegramente en el País Vasco, lanzado ayer al espacio en el cohete de SpaceX Falcon-9

Javier Guillenea

San Sebastián

Viernes, 16 de agosto 2024, 02:00

La compañía de Elgoibar AVS (Added Value Solutions) ha confirmado que ha logrado conectar con el satélite Lur-1 tras el intento fallido de esta pasada madrugada. A las 12.42 horas de este sábado los ingenieros de AVS han establecido conexión con el satélite vasco lanzado ayer desde California en el cohete Falcon 9 de la compañía Space X, fundada por el empresario Elon Musk.

Anoche, tras su lanzamiento hubo un primer intento fallido de establecer conexión pero no pudo ser. Ahora, los ingenieros confían en poder conseguri los primeros datos sobre el estado de las baterías y la temperatura del artefacto en forma de números y letras en las pantallas de la sala de control. El satélite, que fue lanzado este viernes al espacio en el cohete de SpaceX Falcon-9, orbita la Tierra a una velocidad de 27.400 kilómetros por hora, siete por segundo.

Alegría entre los ingenieros de AVS tras lograr contactar con lel satélite Lur-1. AVS

Humareda y retraso de media hora

Faltaba un minuto cuando la computadora de comando de vuelo llevó a cabo las comprobaciones finales y comenzó la presurización del tanque de propulsor a la presión de vuelo. Quedaban 45 segundos y desde la sala de control de SpaceX se dio el visto bueno al lanzamiento. Poco más tarde, empezó la cuenta atrás y de las toberas surgió una densa humareda.

A las 20.56 hora española, tras una demora de más de 30 minutos que hizo temer un nuevo aplazamiento, las 550 toneladas del Falcon-9 se elevaron hacia el cielo con el primer satélite vasco en su interior. Fue un momento que marcará un antes y un después en la historia de la industria aeroespacial vasca. Por primera vez, una empresa de Euskadi, la compañía de Elgoibar Added Value Solutions (AVS), ponía en órbita un dispositivo fabricado íntegramente por sus ingenieros y se disponía a llevar a cabo una misión espacial completa.

El lanzamiento se produjo en la base espacial Vandenverg de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, en California. Se contaba con una ventana de oportunidades de 53 minutos a partir de las 20.20 hora española, un plazo que quedó reducido a 17 minutos después de que se anunciara un aplazamiento. Finalmente, no fue necesario apurar el plazo. El cohete, de 70 metros de altura, despegó con una carga de 116 dispositivos de diferentes compañías, entre ellos Lur-1, el satélite de AVS. Tras el momento crítico del despegue, siguieron tres minutos de incertidumbre, hasta que el cohete se desprendió del módulo con su carga y regresó a casa, donde aterrizó sin problemas cinco minutos más tarde.

Un equipo de técnicos de AVS siguió desde las instalaciones de la empresa en el Parque de Miñano, en Vitoria, todo el proceso mientras contenía la respiración. A las 21.46 estaba previsto que comenzara el despliegue de los satélites, otro momento crítico. En un lanzamiento anterior, esta vez con dispositivos de la propia SpaceX, el anillo de separación no funcionó adecuadamente y todos los satélites quedaron sueltos a poca altura y reentraron en la atmósfera.

515 kilómetros

es la altura que alcanzará Lur-1, que dará una vuelta a la Tierra cada 90 minutos. El satélite ha costado ocho millones de euros, el 40% de ellos procedentes de fondos públicos

En esta ocasión no sucedió nada y a la hora fijada comenzó, uno por uno, el despliegue de los dispositivos que transportaba el cohete. A Lur-1 le tocó el turno alrededor de una hora y veinte minutos después del lanzamiento, tras el New Sat 49 y antes del Wren-1. Una vez libre de sus ataduras, a una altitud de más de 500 kilómetros, el satélite vasco comenzó a orbitar la Tierra a una velocidad de 27.400 kilómetros por hora, siete por segundo, y los técnicos de AVS mantenían los dedos cruzados en espera de recibir del artefacto la señal de que todo iba bien, un momento que se retrasó debido a la demora en el lanzamiento.

Más de tres años

Lur-1 ha sido concebido como un microsatélite de 57 kilos de peso que incorpora antenas de diversas bandas, un brazo desplegable y paneles solares. Además, cuenta con una cámara multiespectral de siete bandas y también un experimento de comunicaciones cuánticas con el que se pretende demostrar que es posible enviar desde tierra fotones polarizados y recibirlos en el propio satélite, algo determinante para conseguir comunicaciones seguras, imposibles de ser ciberatacadas.

En su diseño y fabricación se han invertido más de tres años y ocho millones de euros, de los que el 40% proceden de fondos públicos. El satélite, que orbitará la Tierra a una velocidad de 7 kilómetros por segundo, ha sido diseñado para tener una vida útil de cinco años. Cumplido este plazo será capturado de su órbita espacial para su posterior reentrada a la atmósfera, donde se desintegrará. Una de las particularidades de Lur-1 es que se trata de un dispositivo deorbitable, ya que lleva incorporado un dispositivo desarrollado por AVS que irá instalado en todos los satélites del programa de la Agencia Espacial Europea Copernicus para ser conducidos a una órbita de reentrada. Dentro de cinco años, cuando al satélite le llegue la hora del retiro, se convertirá en uno de los primeros objetivos de misiones de demostración de deorbitación para conseguir un espacio más sostenible.

Todo este desarrollo tecnológico ha sido concebido para la captura de imágenes de alta definición de la Tierra, aunque en principio el foco de la misión está puesto en la geografía del País Vasco para estudiar la evolución del litoral, analizar controles de plagas y ríos o gestionar la distribución de cultivos, entre otras tareas. El caudal informativo que generen sus imágenes servirá a sus potenciales clientes (instituciones y centros de investigación de todo el país, así como clientes comerciales de todo el mundo).

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