Cáritas exige que se desbloquee la reforma de la RGI con un pacto estable

Su intervención fue un tirón de orejas a la proposición de ley que defienden los dos socios de gobierno, PNV y PSE, y que por el momento no ha encontrado apoyos para salir adelante, con la oposición de EH Bildu y con Podemos a la espera de cómo se desarrolla la negociación de los Presupuestos vascos con la formación morada. El PP ya ha manifestado su exigencia de que se «endurezcan» ciertos criterios para dar su apoyo a la reforma de la ley. Jeltzales y socialistas tienen ahora una segunda oportunidad después de que el primer intento de debate del texto fuese rechazado hace ya algo más de un año por todos los partidos. En su última intervención, Cáritas lamentó que muchas de las modificaciones propuestas se refieran a la gestión del sistema, «y se alejan mucho de las realidades que afectan a las personas con mayor vulnerabilidad y riesgo de exclusión». Una de sus principales preocupaciones es que el texto sobre la mesa limita a una única RGI por unidad convivencial, aunque admite situaciones excepcionales que permitirían que dos personas bajo el mismo techo estuvieran cobrando dos ayudas sociales a la vez, y de forma independiente. La organización social de la Iglesia pone el foco en que «compartir vivienda es una estrategia ampliamente utilizada por la población más vulnerable, y es además, la propia administración pública la que fomenta esta estrategia en algunos de los planos como el plan director de Vivienda, que establece como fórmula innovadora de acceso a la vivienda los pisos compartidos». Bargas recordó que «el gran problema» de la vivienda es el principal factor de exclusión para el 58% de la población pobre y para el 24% de la población en general.

Cáritas también criticó que se elimine el Salario Mínimo Interprofesional como indicador para calcular la cuantía básica de la RGI y mostró su preocupación por «el enfoque de criminalización de la pobreza y del sobredimensionamiento del fraude que construye y traslada al conjunto de la sociedad, un estereotipo de las personas perceptoras como incapaces de gestionar su economía doméstica («lo gastan mal») y con actitudes fraudulentas («acceden a ingresos sin una necesidad real»). Por eso piden que se supere «la dicotomía entre laboral o social» y se trabaje desde «el acompañamiento a la inclusión» desde una perspectiva individual. Avisan también de que el empleo no puede ser el único foco para la integración, puesto que ha quedado comprobado «la actual debilidad de la función social del empleo».