La telaraña del Bellas

La batalla legal en torno al Bellas Artes llega a su fin y la revisión del Peppuc viene con un acuerdo con la propiedad sobre ... la protección del edificio. Gana el Ayuntamiento. Pierde pero gana la Sade. Y gana la ciudad. No sé quién pierde sin 'peros'. Que salgan del armario y lo digan ellos. Se ve luz al final del túnel. Este singular edificio mantendrá las fachadas y el chaflán de esquina sin apenas variaciones. Bueno, sí, algo cambiará: se restaurarán las fachadas, se repondrá la cúpula y, lo que es mejor, se abre la puerta a que el edificio tenga uso. En ello está la Sade, que ya cuenta los días para la aprobación en el Pleno de la revisión del Peppuc. Tres décadas largas sin actividad en la confluencia de Urbieta con Prim son muchos años. No será algo que llegue de la noche a la mañana, pero el cambio de perspectiva ilusiona. Ahora habrá que redactar los proyectos, aprobarlos, materializarlos y comprobar que esa privilegiada parcela cobra vida. No sé si será un hostel, una discoteca o una tienda, pero de la tela de araña que envuelve el edificio ya nos vamos despidiendo. Sé que hay gente que no sufriría si a esta red le saliera moho durante algunas décadas más, con tal de que no se tocase ni un tabique. Yo, qué quieren que les diga, tengo aracnofobia y cada vez que paso por allí me da yuyu.