A la conquista del espíritu festivo
Una década después de su creación como símbolo, el pañuelo gana presencia
Ha pasado de ser un complemento que los donostiarras se resistían a lucir durante la Semana Grande a convertirse en una seña de identidad ... que coloniza cada vez más espacios. Ya no es extraño vérselo anudado al cuello a camareros, cajeras de supermercado, pescateros y al carnicero del Mercado San Martín mientras atiende las peticiones de quienes hacen la compra. También a aquellos que presumen de alma fiestera y a muchos de los que pasan sus vacaciones disfrutando de los atractivos de la ciudad.
El pañuelo festivo se ha hecho grande para conquistar las alturas, decorando las farolas estilo Art Decó diseñadas por Víctor Arana que se erigen como obeliscos en el puente del Kursaal. De dimensiones aún más colosales se muestra el que cuelga desde el techo del Centro Comercial Arcco de Amara. Ese pedazo de tela de color blanco, sobre el que aparece un cuadrado azul ligeramente torcido en un extremo, parece haber llegado para quedarse entre nosotros durante los ocho días de agosto pintados de rojo en el calendario de San Sebastián.
El impulso que ha recibido en los últimos años y sus cada vez más cómplices le han permitido ir asentándose poco a poco. Atrás quedan otros modelos y sus intentos fallidos de convertirse en símbolo oficial de la Aste Nagusia.
La historia de los pañuelos que pudieron ser pero no fueron se remonta a 2008, cuando se convocó un concurso para elegir un diseño que representara a la capital guipuzcoana. De los más de sesenta candidatos al certamen, ganó el que, con forma triangular, presentaba la mitad izquierda blanca y la derecha, azul. A él se añadían las palabras 'Donostia' y 'San Sebastián' bordadas en el color opuesto al de la tela sobre las que aparecían impresas.
Los instantes previos al cañonazo fueron los elegidos para su presentación en sociedad, repartiéndose 10.000 unidades en pocos minutos. Su vida fue prácticamente igual de efímera. El pañuelo txuri-urdin no consiguió calar en la población ni tampoco los que le siguieron en años posteriores jugando con los colores más donostiarras y otros elementos dotados de simbolismo. Los responsables municipales y las asociaciones de comerciantes no parecían, sin embargo, dispuestos a cejar en su empeño por que la idea triunfase.
Herencia de la capitalidad
El modelo actual nació de otro concurso, el convocado, bajo el lema '2016 puntadas', por la concejalía de Impulso Económico del Ayuntamiento de San Sebastián, a través del Cluster de la Moda. Al abrigo de la Capitalidad Cultural de Donostia, Iñigo García Villanueva se hacía con el primer premio de esta iniciativa.
«Es un pañuelo serioy elegante, que nos representa a los donostiarras»
«La suma de apoyos entre agentes de la ciudad hace pensar que al final se consolidará»
Desde entonces, su pañuelo no ha dejado de reeditarse año tras año, con alguna variación, como la inclusión de un mensaje contra las agresiones sexuales, el que recuerda que «Si no hay sí, ¡es NO! -Baietzik gabe, EZETZ da!». «Es un pañuelo serio y elegante, como somos los donostiarras. Nos representa», confiesa su autor, al tiempo que echa la vista atrás para recordar cómo lo ideó hace ya tres años. «Me inspiré en la bandera de la capital guipuzcoana, pero no quería que fuera totalmente simétrico. Por eso está torcido. Hay gente que ha interpretado que lo hice así para que el cuadrado azul representara al cubo del Kursaal, pero no es cierto», manifiesta.
Desde aquel primer ejemplar -que su abuela le ayudó a coser a modo de prototipo para presentarlo al certamen-, a la actualidad se han creado miles de unidades que han ido llegando a los hogares de buena parte de los donostiarras. «Este es su cuarto año en la calle y sumando los que se han repartido en cada edición de las fiestas, calculo que existirán ya 120.000 pañuelos», señala.
Y no exagera. Sólo en las últimas semanas se han distribuido un total de 33.000 unidades entre donostiarras y visitantes con la colaboración de distintas entidades tanto públicas como privadas.
El Departamento de Movilidad de la Diputación Foral de Gipuzkoa se ha sumado a esta iniciativa repartiendo, a través de Lurraldebus, el pañuelo entre sus usuarios en la estación de autobuses de San Sebastián. Lo mismo ha hecho San Sebastián Turismo en su oficina del Boulevard y las asociaciones de comerciantes Centro Erdi y Zaharrean mediante sus establecimientos. San Sebastián Shops ha hecho lo propio en su oficina de Plaza de Gipuzkoa.
Han sido muchos los que se lo han llevado a casa comprando EL DIARIO VASCO. A todos ellos se ha sumado este año, como novedad, la Asociación de Hostelería de Gipuzkoa, que los ha distribuido entre sus asociados pañuelos para que los camareros los luzcan e incluso puedan regalarlos a sus clientes.
«Ya no da apuro»
«Va calando», afirma García Villanueva, mientras argumenta que «se empiezan a ver más por la tarde y por la noche, señal de que a la gente ya no le da apuro ponérselo». Otra prueba de su «triunfo» es la cantidad de peticiones de ejemplares destinados a servir de decoración en diferentes negocios. «Igual que el día de San Sebastián se ponen globos azules y blancos en comercios y negocios hosteleros, en Semana Grande se empiezan a poner pañuelos».
La comparsa de gigantes y cabezudos Itzurun, a la que el creador del pañuelo festivo pertenece desde hace años, también lo porta en sus salidas diarias por las calles del centro y otros barrios cercanos. «Eso hace que los niños, al vérnoslo, también lo quieran llevar», apunta el joven, quien hace hincapié en la importancia de ir «sumando poco a poco diferentes factores».
Uno de ellos se basa, a su juicio, en que «los donostiarras estamos empezando a vivir un poco más la Semana Grande». Según explica Iñigo García, «antes la gente se iba fuera de vacaciones en fiestas. No quería saber nada. Ahora la ciudad se vuelca más en vivirlas. Ha habido una evolución en los últimos cinco años y aunque sigue habiendo muchos turistas, los donostiarras se implican muchísimo más. Salen más a la calle y no les da tanto apuro disfrutar de los festejos. Eso también suma».
«Un plus reivindicativo»
La concejala de Espacio Público, Marisol Garmendia, se muestra satisfecha con la acogida que el pañuelo está teniendo especialmente en 2019, y atribuye parte de su éxito «al hecho de que cada año se vayan incorporando más agentes de la sociedad donostiarra», como los hoteles que planean sumarse a su distribución dentro de doce meses. «Todas sus adhesiones hacen pensar que al final se va consolidando y no sólo por lo que tiene de donostiarra el diseño realizado por Iñigo García», declara.
La edil socialista considera que también ha sido un «acierto» incorporar el lema contra las agresiones machistas y contra la violencia de género, porque le otorga «ese plus de reivindicación» a la hora de celebrar unas fiestas «con respeto y en igualdad entre hombres y mujeres».
Garmendia le augura un futuro prometedor, consolidándose como símbolo festivo. «Introducir cosas nuevas es algo que siempre cuesta. Nosotros carecíamos de un símbolo como este, pero se está convirtiendo en un elemento con cada vez más presencia en nuestras calles. La idea de colocarlo en las farolas de uno de los puentes más emblemáticos de la ciudad ha tenido buena acogida. Vamos a ver si, siguiendo ese ejemplo, podemos incorporar nuevos espacios», añade.
Con pasos lentos, pero seguros, el pañuelo de la Semana Grande sueña con continuar conquistando a los donostiarras.
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