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J.J. FDEZ. BEOBIDE / LOLA HORCAJO
Domingo, 9 de abril 2023
Durante las primeras décadas del siglo XX, San Sebastián tuvo un desarrollo especialmente brillante. Se reformó el paseo de la Concha (1910), se inauguraron el nuevo balneario de La Perla, el teatro Victoria Eugenia, el Hotel María Cristina, el Funicular de Igeldo y el Topo ( ... 1912). Seguidamente se abrió el hipódromo de Lasarte (1916) y se construyó el paseo Nuevo (1916-1919), el puente del Kursaal (1921) y el Gran Casino Kursaal al año siguiente. Finalmente, hace 100 años, en julio de 1923, comenzaron las carreras automovilísticas en el llamado 'Circuito Automovilístico San Sebastián', entre Lasarte, Andoain y Hernani.
1883 Hace 140 años nació en Toledo Eduardo Lagarde Aramburu.
1919 Militar y arquitecto, se estableció en San Sebastián.
1919-1936 Fue un dinamizador de la vanguardia cultural de la ciudad.
1936 Fue apresado por milicianos. Consigue escapar al año siguiente.
1938 Jefe de Servicio Militar de recuperación artística de vanguardia.
1945 Nombrado Director de Regiones Devastadas en Toledo.
1950 Falleció en Donostia.
Este año, el Real Automóvil Club (RACVN), con motivo del centenario del circuito y de la fundación del propio club, que se encargaría de las carreras internacionales que allí se disputaban, está preparando varios eventos conmemorativos.
Para estas celebraciones, el RACVN, va a realizar el encomiable esfuerzo de traer no menos de 40 coches y motos antiguas (anteriores a 1936), incluidos algunos de los vehículos que participaron en las carreras. Habrá tiempo de anunciar su programa, pero hoy nos vamos a fijar en el autor de los carteles que anunciaban aquellas carreras de hace un siglo, Eduardo Lagarde.
Eduardo Lagarde Aramburu (1883-1950). Eduardo Lagarde fue un arquitecto que desarrolló su actividad profesional en San Sebastián durante dos décadas, dejando importantes huellas en el urbanismo de la ciudad. Fue además punta de lanza de la vanguardia y uno de los impulsores de la vida cultural donostiarra, de aquella época dorada que quedó truncada por la Guerra Civil.
Nació en Toledo hace 140 años (1883). Su madre María Dolores Aramburu era de Ordizia, y su padre Nemesio Lagarde Carriquiri de Pamplona y de profesión militar, ejerciendo además como ilustrador oficial y profesor de dibujo. De su padre heredaría Eduardo la técnica gráfica rápida y ágil que le caracterizó siempre.
Con quince años, Eduardo ingresó en la academia de Infantería. Compaginó la carrera militar con los estudios universitarios, logrando titularse en Arquitectura en 1911. En Galicia se casó con Emilia Caruncho y tuvieron tres hijos. Enviudó muy pronto y en 1919 se estableció en San Sebastián, e inició una nueva vida como arquitecto y como artista, colaborando a veces con otros arquitectos locales como José Martínez Ubago y José Manuel Aizpurua.
Artista polifacético. Lagarde fue un hombre polifacético, dotado de una increíble facilidad para el dibujo y con aptitudes artísticas excepcionales, fue además de arquitecto, reconocido pintor, dibujante, humorista gráfico, cartelista, decorador y escenógrafo. Hizo de todo y todo lo hizo bien.
La época en que vivió en San Sebastián, fue culturalmente muy rica para la ciudad, especialmente en las actividades artísticas de las que fue uno de sus más activos exponentes. Fue cofundador y primer rector de la sociedad GU, creada en 1934, lugar de encuentro de intelectuales tanto locales como foráneos. Su estudio de la calle Oquendo 12, se convirtió en lugar de exposiciones y de encuentro de artistas. Así se relacionó con pintores de la talla de Tellaeche, Kaperotxipi, Olasagasti, Landi, Fortuny, Picasso o Miró.
En palabras de José Laborda, en su obra 'Arquitectos en San Sebastián 1880-1930': «A Lagarde se le conoce sobre todo por sus dibujos, los hacía a cientos y no le costaba nada, tenía esta facilidad de quien no necesita recordar las proporciones de las cosas para dibujarlas bien. Manejaba con precisión la línea, el color y la forma, disponía de esa gracia lineal entre realista, cubista y decó, tan característica del tiempo que sucedió al ornamento. También su arquitectura fue así, un poco de todo, realista cuando hacía falta, cubista cuando pasó el tiempo y neorrenacentista si era preciso».
Dibujante y diseñador gráfico. Lagarde era un dibujante extraordinario, tanto que a veces convertía su arte en espectáculo. Fueron célebres sus actuaciones en el Kursaal y el Victoria Eugenia, en que asombraba a la concurrencia pintando a brocha gorda sobre un enorme panel, una escena alusiva a la canción que se estaba interpretando ¡mientras se balanceaba en un columpio!
Fue, sin duda, uno de los más importantes diseñadores gráficos que hubo en la ciudad. El Ayuntamiento contaba con él, para decorar espacios festivos, diseñar carrozas de carnaval, o realizar la cartelería de todo tipo de eventos, como las regatas de traineras, el circuito automovilístico, las carreras del hipódromo o los festivales de deporte vasco.
También publicó numerosos dibujos, chistes y apuntes, en el diario 'La Voz de Guipúzcoa' entre 1923 y 1930 y la Diputación de Gipuzkoa le encargó la elaboración de los cuatro grandes murales que representaron a la provincia en la Exposición Ibero-Americana que se celebró en Sevilla en mayo de 1929, que sería magnífico recuperar si se encontraran en alguna parte.
Lagarde arquitecto. Se ha dicho de Eduardo Lagarde que no poseía un estilo definido y que, sin embargo, los dominaba todos. A lo largo de las dos décadas en que desarrolló su labor de arquitecto en San Sebastián, recorrió los más variados estilos, siendo numerosas las muestras que quedan de su eficiente trabajo, a menudo realizado en sociedad con el también arquitecto José Martínez Ubago.
En el centro urbano fueron numerosas las reformas de edificios, cuando se permitieron levantes al irse incorporando los ascensores. El trabajo más emblemático realizado con Ubago es el edificio que reformaron en la calle Hernani 13, esquina Peñaflorida 5, con su ornamentada torreta en el chaflán. Sólo tres años más tarde, Lagarde construyó la casa de las Conchas en la avenida Zumalakarregi 1 y 3, en un estilo de influencia racionalista.
Son especialmente destacables las numerosas villas de muy variados estilos que construyó Lagarde. Entre ellas, sorprende la diferencia entre las dos realizadas en el paseo de Francia, nº 4 y 5, correspondientes al palacio neobarroco Vastameroli (Hotel Abba) y la contigua Villa Artaza. Lo mismo sucede en Ondarreta donde Lagarde proyectó nada menos que 15 villas. Algunas señoriales, como Llaguno, Begoña y Navarra. Otras de estilo neovasco, como la del restaurante Chomin, derribada en 2016, o su simétrica que se conserva en la calle Infanta Cristina 13. Y ya en los años 30, cuatro villas en estilo racionalista, entre ellas su propia residencia Villa Emilia en calle Infante D. Jaime 3.
La villa racionalista de Lagarde en Ondarreta. En 1931, retirado de la carrera militar con grado de comandante, se dedicó enteramente a su profesión de arquitecto y sus inquietudes artísticas. Fue en esa época cuando, en colaboración con otros arquitectos como Labayen y Aizpurua, desarrolló proyectos siguiendo las nuevas corrientes europeas del racionalismo arquitectónico, que suponían una verdadera revolución con respecto a todo lo anterior.
Entre 1932 y 1934, construyó las dos villas dobles en la avenida Zumalakarregi 6/8 y calle Infante D. Jaime 3/5 de puro estilo racionalista, con fachadas de paños lisos, chaflanes curvos, barandillas de tubo, ventanas de ojo de buey y ausencia total de cualquier decoración superflua. En estas casas actuó también como promotor, reservándose para su propia vivienda familiar, la de Infante D. Jaime 3, a la que llamó Villa Emilia, en recuerdo de su mujer fallecida. En su faceta como arquitecto, Lagarde no se limitó a proyectar las casas, sino que, en muchos casos, también se ocupó del diseño del interior y del mobiliario, como lo hizo en su propia villa.
Lagarde y la Guerra. Al comienzo de la Guerra Civil, Lagarde fue detenido y llevado a la cárcel de Ondarreta. Trasladado a Bilbao, estuvo preso en un barco-prisión. Logró escapar en 1937, regresando a Donostia donde siguió con su trabajo. Al año siguiente, fue reincorporado al ejército para dedicarse a la recuperación del patrimonio hasta que, en 1945 se retiró por edad y fue nombrado Jefe de las Regiones Devastadas en Toledo. Se ocupó entonces de la reconstrucción de su ciudad natal, que debe gran parte de su atractivo como ciudad monumental al trabajo realizado por Lagarde. Tras sufrir allí, en 1950, un accidente de tráfico, quiso ser trasladado a San Sebastián donde falleció.
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