Goia, arropado por los concejales del PNV. Lobo Altuna

Goia informó en 2022 al GBB de que esta sería su última legislatura como alcalde

El regidor donostiarra quería haber anunciado su renuncia antes de este verano, pero desde la nueva ejecutiva territorial le pidieron más tiempo

Jorge F. Mendiola

San Sebastián

Jueves, 2 de octubre 2025

Eneko Goia comunicó al PNV su deseo de abandonar la Alcaldía de San Sebastián en 2022, cuando la dirección del partido empezaba a preparar las ... listas de candidatos a las elecciones municipales del siguiente año.

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El regidor jeltzale aceptó entonces encabezar la plancha por Donostia y optar a la reelección, pero ya informó a los órganos internos de la formación soberanista de que esta sería su última legislatura. Desde ese momento, ambas partes han trabajado en el encaje de las piezas del puzzle que posibilitara el relevo, en el que influían factores políticos, personales y legales.

Hubo dudas y debate al respecto, aunque en este último año el horizonte parecía despejarse, una vez el propio Goia desveló sus planes de futuro a los concejales del grupo municipal en el Ayuntamiento. La intención inicial del alcalde era anunciar su renuncia en junio, justo antes del verano y cuando se cumplían diez años de su llegada a la Alcaldía.

Sin embargo, la remodelación interna del GBB, con la elección de los nuevos burukides por parte de la Asamblea Territorial de Gipuzkoa, estaba aún reciente y desde el propio partido pidieron a Goia que retrasara unos meses su marcha para dar tiempo y margen de maniobra a la recién nombrada ejecutiva territorial. Ante este escenario, se decidió que la fecha del Pleno de Política General, el próximo jueves 16, era la idónea para dejar el cargo, tal y como se anunció ayer de forma oficial.

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La cocina de la renuncia de Goia también ha tenido ingredientes jurídicos. Según fuentes municipales, no basta con que el alcalde diga que ya no quiere serlo para que pueda marcharse a casa. Existe un Reglamento Orgánico del Pleno (ROP) y otras normativas que hay que cumplir para no caer en un vacío de poder. Por eso ha sido tan importante la intervención de los servicios jurídicos del consistorio donostiarra, con los que se ha trabajado discretamente estos últimos meses con el objetivo de garantizar una transición ordenada.

Lo que Goia tenía claro era que no quería salir muy quemado de la Alcaldía. En su comparecencia de ayer insistió en el plazo temporal de los diez años y que, más allá de ese límite, se corría el «riesgo» de «confundir la ciudad con la persona», en alusión a las dos décadas de mandato de Odón Elorza, al que no nombró.

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Y la tentación de aguantar hasta la reelección en 2027 y luego retirarse si no ganaba los comicios, como también se ha valorado, le parecía un error porque existía alto riesgo de que la jugada saliera mal.

Por ello se ha decantado por el relevo a mitad de legislatura, una figura que han usado los socialistas -en el propio consistorio, por ejemplo, con Marisol Garmendia, actual delegada del Gobierno en Euskadi- y no les ha funcionado mal. El PNV no está acostumbrado a estas maniobras, pero desde la dirección del GBB entendían que había errores que no se podían repetir, como sucedió con Markel Olano, quien dos años antes ratificó que no seguiría como diputado general de Gipuzkoa y se produjo una sensación de pérdida de autoridad frente a la ciudadanía.

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Antes de aparecer ante los medios, Goia se reunió con su socia en la coalición, la portavoz del PSE Ane Oyarbide, para avanzarle su decisión de dejar el Ayuntamiento. En el encuentro participaron también Yon Goikoetxea, jefe de Gabinete de Alcaldía, y Miren Albistur, asesora de la segunda teniente de alcalde. A ambas les agradeció su colaboración, profesionalidad y la confidencialidad con que han tratado los diferentes asuntos municipales a lo largo de estos años. La relación entre Goia y Oyarbide ha sido buena todo este tiempo que han compartido responsabilidades ejecutivas y la charla fue cordial y emotiva, muestra del buen filin que existe entre PNV y PSE.

Planes de futuro

El resto de portavoces -el popular Borja Corominas y Víctor Lasa, de Elkarrekin Podemos, se acercaron hasta el Salón de Plenos- tuvieron que esperar hasta la rueda de prensa para enterarse de la noticia. Después del anuncio, Goia habló largo rato con Corominas y la concejala del PP Vanessa Vélez y saludó a Lasa. También estuvieron presentes los delegados del PSE -Carlos García, visiblemente emocionado- y varios concejales de EH Bildu.

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La pregunta que muchos se hacen ahora es a qué va a dedicarse Goia una vez entregue el acta el día 16. De momento, su intención no es otra que descansar, pensar en su futuro y disfrutar de la familia, a la que estos años no ha podido conceder la «atención y cercanía que merecen», según confesó en su comparecencia de ayer en el Salón de Plenos. Lo que sí parece claro es que no irá a ninguna otra institución ni ocupará otro cargo, al menos por ahora.

Entretanto, el gobierno municipal se prepara para sufrir algunos cambios que van más allá de la elección del nuevo alcalde. Con todas las miradas puestas en Jon Insausti, el delfín de Goia, y una vez aprobada por las asambleas locales de Donostia la entrada de Idoia Gracia como siguiente en la lista del PNV, falta por conocer quién asumirá las delegaciones de Cultura y Turismo que en la actualidad lleva el futuro regidor.

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El objetivo del GBB es intentar arropar a Insausti en estos diecinueve meses que restan hasta la llamada a las urnas, que si no surgen imprevistos se producirá en mayo de 2027. En el partido consideran que armar un gobierno municipal fuerte facilitará la transición y les permitirá volver a competir por la Alcaldía.

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