La estación del TAV de Donostia comenzará en julio tres años de obras para su transformación

La obra se adjudicó hace unas semanas por 66,4 millones de euros (sin IVA) –80,4 con IVA, como informó en marzo el Gobierno Vasco– a la UTE integrada por Moyua, Comsa y Cycasa. Y con ese presupuesto básico, al que se sumarán contratos de apoyo que elevarán el coste final, remodelarán la estación durante 42 meses, finalmente hasta diciembre de 2023, al límite del plazo que se marcó el Ejecutivo de Vitoria para rematar la obra del TAV en Gipuzkoa e intentar –aunque cada vez se antoja más complicado– que los trenes empiecen a circular el año siguiente.

Tras la adjudicación de la obra de la estación, se abre ahora mes y medio de tramitaciones para «levantar la suspensión temporal de los plazos administrativos» decretados por el estado de alarma, y que corran los quince días de plazo pertinentes para posibles alegaciones. Con lo que, según las fuentes consultadas, será ya en julio cuando se firme el acta de replanteo que da luz verde a las obras.

El proyecto combinará elementos arquitectónicos actuales como el edificio principal, la cubierta de hierro de la factoría Eiffel sobre los andenes y el pórtico conocido como 'puerta de Brandemburgo' con una estructura funcional para el tránsito de los usuarios con un amplio vestíbulo, pasillos inferiores y accesos desde ambos lados de la terminal. La entrada principal seguirá estando en el mismo lugar, un edificio que ganará dos alturas y un sótano para oficinas e instalaciones ferroviarias, y que dará la bienvenida a los usuarios en un gran vestíbulo renovado desde el que se accederá directamente a los trenes de Cercanías de la línea Irun-Brinkola, a los que se destinan las vías de los dos extremos de la estación.

Los viajeros de Larga Distancia y Alta Velocidad recorrerán un amplio pasillo hacia la derecha para desembocar en otro vestíbulo, ampliación del edificio actual, donde se abrirán cafetería, quiosco y otros servicios por determinar, y desde donde se habilitará la entrada a los andenes centrales de la estación desde la planta -1, a la que se accederá mediante escaleras mecánicas o ascensores. Allí, se situarán los arcos de seguridad para acceder a las vías 3 a 6, adaptadas con el tercer hilo al ancho UIC para los viajes de medio y largo recorrido y el TAV. Además, la nueva estación contará con otra entrada, desde Egia. El pasadizo actual, que comienza desde Tabakalera, se reducirá para ampliar la plaza Néstor Basterretxea hasta los 7.400 metros cuadrados y habilitar un acceso directo desde allí a los andenes.

Los usuarios actuales, conforme avancen las obras, no verán afectados sus viajes, pero sí su tránsito por la estación. De hecho, está previsto construir una pasarela sobre las vías para acceder al andén provisional que se ubicará del lado de Egia cuando se reforme el edificio principal. Pero si la renovación interior es profunda, la exterior no será menos. La urbanización de este espacio, ahora dividido por el tren, cambiará radicalmente. Una gran plaza de 5.700 metros cuadrados salvará la playa de vías y conectará el Centro de la ciudad con Tabakalera, que abrirá una tercera entrada directa a su interior a través de los ventanales del primer piso.

Será un lugar diáfano, pensado para servir de mirador sobre las vías, pero también como punto de encuentro o de eventos culturales. Incluso el diseño firmado por la UTE Eptisa Cinsa-Jon Montero prevé un espacio algo inclinado para poder poner gradas, o espacios deportivos. El acceso desde el Paseo de Francia será mediante rampas y escaleras, y desde la plaza Néstor Basterretxea, también con ascensor.