

Secciones
Servicios
Destacamos
Personajes de época con vestidos largos, tocados refinados, sombreros de copa y mucha música de tambores y vientos han ido desfilando este domingo por las ... calles de la Parte Vieja donostiarra. Como ya es tradición, tres jornadas después del día de la Candelaria, la comparsa de 'Inude eta Atzainak', organizada por la Sociedad Kresala, ha hecho viajar en el tiempo al público hasta la San Sebastián de la Belle Époque. Una amplísima puesta en escena que ha contado con una treintena de pastores y nodrizas, un gran número de figurantes y hasta sesenta tamborreros.
Como ya había previsto uno de los responsables de Kresala, Joxe Murua, más de un millar de donostiarras corroboraron con creces el «boom de participación» y las ganas de disfrutar un año más de una fiesta grande, la que precede a la celebración del Carnaval. A las doce del mediodía, decenas de personas se agolpaban ya en la calle Euskal Herria junto a los protagonistas del desfile que, con rigurosa puntualidad, ha empezado su camino en el giro con la calle Aldamar hasta el Boulevard, de ahí por la calle Mayor a la 31 de agosto, hasta su triunfal entrada en la Plaza de la Constitución.
Encabezados por los pastores y las nodrizas 'txikis', la comparsa fue desfilando con personajes como el alcalde y su mujer, los camareros, el pirulero, la panadera y sus bocadillos de chocolate, los bomberos repartiendo txutxes, las viudas, el globero, la florista, los guardas, el repartidor de correos, las sufragistas, los forzudos del circo, las pescateras y arrantzales, el obispo y los monaguillos, las matronas y los socorristas de la playa. Cerrando la comparsa, un caballero con monóculo y bombín conducía un antiguo Rover 10 que fue uno de los grandes atractivos y más fotografiados. «Es mío particular y llevamos muchos años desfilando, siempre nos hace mucha ilusión».
Ver fotos
Entre todos ellos, dos señores con sombrero plano de paja, vestidos con un frac con una flor en la solapa y el puro asomando bajo el bigote rondaban por delante y por detrás del desfile con sus velocípedos, modelo Penny-Farthing. «Son bicicletas inspiradas en aquellas primeras bicicletas que salieron hacia mil ochocientos mucho... Además, las hacemos en casa», explicaba uno de ellos.
A su llegada a la plaza de la Constitución, la comitiva fue tomando posiciones donde, tras las campanadas de las 13 horas, ya se acumulaban miles de personas alrededor del perímetro vallado. Acompañada por la música de Sarriegi en los instrumentos de la txaranga 'Joselontxos' y la Banda Municipal de Txistularis, inudes y artzainas fueron interpretando cada uno de los números habituales entre kontradantzas y zortzikos: la visita al médico para la primera vacunación de sus bebés; el cura dando la bendición en el otro extremo de la plaza; las enfermeras ofreciendo el primer biberón; el secretario tomando acta de los nombres...
Entre abrazos familiares, reencuentros con amigos y saludos con quienes se agolpaban en los balcones, se pudieron reconocer algunas caras como las del artzaina Jon Insausti, concejal delegado de Cultura y Euskara del Ayuntamiento, y de Jon Aizpurua, director de Acción Cultural.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.