Fuerte dispositivo de la Ertzaintza para desalojar dos edificios ocupados

La Ertzaintza ha procedido esta mañana al desalojo de dos edificios abandonados situados en el barrio donostiarra de Martutene que estaban ocupados por personas sin techo. El lanzamiento se ha realizado sin incidentes, ya que la mayoría de los ocupantes, ante el aviso de que se iba a proceder, habían abandonado los inmuebles horas antes. Solo un varón fue desalojado sin oponer resistencia. Ahora varios operarios trabajan para tapiar las entradas a los inmuebles.

Los vecinos de Martutene han acogido con «alivio» la noticia, después de meses denunciando las situaciones de inseguridad que se generaban en el entorno de las casas ocupadas, situadas junto al campo de fútbol y frente al colegio Arantzazuko Ama. «Nos da mucha tranquilidad, porque había muchos problemas de convivencia: robos, incendios...», asegura un vecino.

A las 9 de la mañana varias patrullas de la Ertzaintza, con el apoyo de la Policía Municipal de Donostia, se han personado en el lugar. Asimismo, unidades de la Brigada Móvil de la policía autonómica han participado en el operativo por prevención ante la posibilidad de que se pudiera producir algún altercado en el desalojo, aunque este se ha realizado sin incidentes. Ambos inmuebles se encuentran en el Paseo Martutene, uno de ellos en el número 71, en la trasera del bar Trinkete, y el otro justo enfrente en el número 77. Este último es un edificio de varias plantas conocido como Villa Oyón, que se encuentra totalmente abandonado y en unas condiciones pésimas, aunque en 2012 fue declarado Bien Cultural por el Gobierno Vasco, en la categoría de Monumento.

Los vecinos afirman que en el lugar vivían más de una decena de personas. «Cuando desalojaron los edificios del Infierno, en el Antiguo, muchos se trasladaron aquí», explican.

Desde entonces, los problemas en el barrio han sido numerosos. «Se enfrentaban y encaraban con los vecinos, robaban móviles... La semana pasada ví como le robaban el teléfono a una chica de 14 años y salí corriendo tras ellos hasta que lo recuperé», cuenta un vecino de la colonia de el Pilar, donde afirman que «cogen sábanas y ropa que está colgada de los tenderetes y se la llevan».

Lo peor, afirman los vecinos, es lo que los niños ven desde el patio del colegio. «Se ponen desnudos en las ventanas o se lavan en la fuente del parque que está enfrente y los niños ven todo», denuncian. Unos hechos que han denunciado en numerosas ocasiones a la Policía Municipal.

Tras el desalojo, dos albañiles procedieron a despejar las ventanas y las puertas de los inmuebles para poder tapiarlos después. Nada más empezar, sufrieron arcadas por lo que se encontraron dentro. «Es asqueroso. No sé como podían vivir aquí. Está todo lleno de basura, de comida por el suelo, y huele horrible», comentaba uno de ellos sobre lo que se encontró en el número 71, junto al bar Trinkete. El responsable del establecimiento explica que muchas veces entraban en el bar y se aseaban en el baño, y que ha llegado a tener problemas, principalmente por robos en el inmueble superior, que también es de su propiedad, y por salubridad.

A pesar de que los inmuebles se han tapiado, los vecinos creen que en pocos días «volverá a haber gente dentro. Ya lo tapiaron hace años y no ha servido de nada». De hecho, Villa Oyón ha sido víctima de varios incendios que la destrozaron por dentro y cuyas secuelas son evidentes hoy en día desde el exterior. El último tuvo lugar en febrero del año pasado. En 2017 se produjo otro de gravedad, aunque sin heridos, y ya entonces estaba habitado por okupas. Hace dos décadas este edificio albergaba el antiguo matadero de aves y conejos de Martutene. «Hacen barbacoas de madrugada, tienen la luz pinchada, y pasa lo que pasa. No sabemos cómo no ha ocurrido una desgracia», insisten los vecinos.