San Sebastián

El inmueble de Telefónica que fue pionero en España hace un siglo

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) publicó un informe el pasado mes de julio en el que destaca la singularidad de la sede de Telefónica en el centro de la ciudad. La red de fibra óptica (FTTH) proporciona unas prestaciones muy superiores a la antigua red de cobre sin necesitar ocupar tanto espacio y por ello muchas centrales ya no son necesarias.

El cierre de las instalaciones de San Marcial fue comunicado en 2016 para completarse a los 5 años, en octubre de 2021, pero este plazo fue suspendido debido a las dificultades para desplegar fibra en la Parte Vieja, hoy declarado conjunto monumental donde ha sido complicado llevar esta tecnología y se ha seguido utilizando el ADSL hasta hoy. El proceso de introducción de la fibra en la Parte Vieja finalizó el pasado mes, pero aún no se ha encontrado una solución técnica para hacer lo propio con las viviendas del Muelle. Por ello Telefónica sigue manteniendo la operatividad del edificio de San Marcial, un inmueble que simbolizó la modernidad de las comunicaciones en la ciudad hace un siglo y que hoy es un vestigio del pasado a superar.

San Sebastián fue una de las primeras ciudades de España en tener líneas de teléfono. Esta tecnología se instaló en la península por primera vez en Barcelona y Badalona, en 1877, consiguiendo la comunicación de algunas frases por medio los circuitos telegráficos del ferrocarril.

En 1882 se aprobó un real decreto para regular esta nueva forma de comunicación mediante un sistema de concesiones a pticulares y sociedades, por concurso público, para la constitución de redes urbanas. Pero el escaso interés que suscitó la convocatoria llevó a conceder licencias solo para la explotación de líneas particulares. Correos era encargó de la instalación de los teléfonos.

Las primeras líneas telefónicas de la ciudad unían directamente domicilios particulares de algunos empresarios con las oficinas de sus negocios. La familia Brunet fue la primera en instalar un receptor en su despacho de la Avenida, en 1883. Tres años después se colocaron alambres en las calles para la línea telefónica que uniría la Casa Consistorial con el Gobierno civil, a través de la plaza de la Constitución, Narrica, Alameda y Garibay.

En 1889 eran ya más de treinta empresas, cafés y hoteles los abonados al teléfono. La Compañía del Tranvía sustituyó ese año su línea telegráfica por una telefónica, y el 15 de septiembre se declaraba permanente el servicio de la Red Telefónica de San Sebastián. Diversas compañías privadas intentaron o comenzaron a establecer algunos limitados servicios. La Compañía Peninsular de Teléfonos se hizo con una concesión para la red urbana de San Sebastián que caducaba en junio de 1908.

Cuando finalizó esta concesión San Sebastián contaba con 393 abonados. Fue entonces subastada por el Estado y se la quedó el Ayuntamiento haciendo uso del derecho de tanteo. De esta forma el consistorio contó desde 1908 con una red telefónica propia por un período de quince años, posteriormente ampliado a veinte años. La central de la Red Telefónica Urbana Municipal (RTUM) y la red foral iniciaron su andadura en el edificio que hoy nos ocupa de San Marcial 28. La instalación telefónica se encargó a la casa Bell Telephone, de Amberes. Constaba inicialmente de nueve mesas con un cuadro conmutador múltiple para 1.080 abonados. Cada telefonista tenía a su cargo 120 abonados en las horas de mayor demanda en el servicio.

La rápida popularización del teléfono exigió sucesivas ampliaciones en 1912, 1914 y 1915. Finalmente, en 1919, se realizó una última ampliación de 960 abonados, resultando que a los once años de la concesión, la central había pasado de las 1.080 a 2.720 líneas.

El desarrollo de la red planteó la necesidad de nuevas inversiones, y para que el servicio fuera rentable el período de concesión tenía que ser ampliado. Fue el motivo que animó al municipio a solicitar la explotación a perpetuidad. Pero la argumentación y el interés del Ayuntamiento tropezaba con los intereses del Cuerpo de Telégrafos, que tenía la aspiración de que las redes telefónicas urbanas pasasen a su poder. San Sebastián movió todos los hilos a su alcance para evitar este traspaso y logró en 1923 el derecho a explotar a perpetuidad la Red Telefónica Urbana.

El crecimiento requirió de nuevos métodos. Había que automatizar el sistema y el Ayuntamiento buscó los mejores fabricantes del mercado, no sólo de centralitas sino también de teléfonos y de toda la infraestructura. La automatización del servicio (1926) se planteó de forma conjunta con la red telefónica provincial. Se eligió una central automática Ericsson AGF (heredera de la centralita Strowger), con capacidad para 5.000 abonados, ampliable hasta 10.000, que permitió que San Sebastián fuera la primera ciudad de España en usar teléfonos automáticos de disco para marcar.

En el período 1926/31 el número de abonados alcanzó la cifra de 5.300; en 1955 se llegó a 10.300; en 1961, a 15.300; y en 1968 se superaron las 20.000 líneas. Los equipos apenas se renovaron hasta 1969, lo que provocó que las peticiones sin atender fueran creciendo de forma constante: 6.887 a finales de 1959, 12.976 diez años después y 14.000 a finales de 1970, sobre un total de 20.500 líneas en servicio.

Las importantes inversiones necesarias para la actualización de la red hicieron inviable para el Ayuntamiento el mantener en sus manos este servicio. La compañía de teléfonos de San Sebastián traspasó ese año todos los derechos de explotación a la operadora nacional tras un pago de 1.000 millones de pesetas.

En 2015, Telefónica vendió el inmueble a una inmobiliaria por 8 millones de euros y se quedó como inquilina por un plazo máximo de 10 años. El cobre se apagará tan pronto como se halle una solución para que la fibra llegue al Muelle.