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'Calderazo' a la chimenea
El viento lanzó la grúa de la obra del ambulatorio de Aiete contra la chimenea de una casa colindante
Hacia las dos de la tarde de ayer, un repentino golpe de aire hizo volar el caldero suspendido en una grúa de Aiete. El ... accesorio de metal colgado perdió el control e impactó contra la chimenea de una casa situada en el número 55 de Pío Baroja, que linda con las obras de construcción del nuevo ambulatorio. La chimenea fue arrancada de cuajo y afortunadamente quedó inmovil al borde del tejado, a pocos metros de la terraza. Los cascotes que se desprendieron en el golpe cayeron al jardín de la finca y no hubo ningún herido. En pocos minutos una dotación de bomberos accedió a la vivienda junto a la Guardia Municipal, mientras un agente de movilidad cortó el tráfico que se dirigía desde la rotonda del vial hacia el Antiguo. Entre tanto, los operarios de la obra habían accedido de inmediato a la grúa para recoger y desenganchar el caldero.
Un susto mayúsculo
El nerviosismo era palpable entre los trabajadores, que se vieron sorprendidos por un cambio climatológico muy rápido. «Ha sido una ráfaga de aire que se ha llevado la grúa y le ha pegado a la chimenea. Le ha dado con el caldero. La grúa estaba parada, con el caldero enganchado y le ha llevado el viento», relataron a DV. No hubo que lamentar daños personales, solo «daños materiales y mal humor», sentenció un operario. «El caldero lo quitamos de inmediato», preciso el otro trabajador.
El cabo encargado de la dotación de bomberos que acudió al lugar hizo una valoración rápida junto a los efectivos de la Guardia Municipal presentes. «Nuestra idea principal es colocar una linea de vida, asegurarnos bien y acotar la zona. Luego la mejor opción es romper la chimenea e ir bajándola a trozos. Con el viento que hay, quitar todo el bloque sería comprometido y tendríamos que cortar el tráfico más tiempo», explicó mientras sus compañeros iban preparándose. «Utilizaremos la grúa y el siguiente equipo nos ayudará a limpiarlo». La situación estaba bajo control. «Se ha quedado todo en un susto, o sea que todos felices», sentenciaba poniéndose manos a la obra.
En pocos minutos la grúa del camión de bomberos elevó a dos hombres que a golpe de maza comenzaron a destruir la chimenea. En pocos minutos la hicieron añicos, lanzando los cascotes más grandes al jardín de la finca. Una vez eliminado el peligro, otro equipo de relevo subió para quitar los restos más pequeños del tejado y tapar el boquete con urgencia, ya que la previsión meteorológica anuncia lluvias.
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