Borrar
Las 10 noticias clave de la jornada

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

En el barrio más populoso de Donostia, Amara Berri, las calles están llenas de niños que van y vienen a sus gelas públicas, cogen el autobús para llegar a las concertadas, estrenan carpetas en los institutos o diccionarios en la Escuela Oficial de Idiomas. Hay críos que patinan en el Txuri, juegan en la zona deportiva de Anoeta y compiten en el Centro de Artes Marciales. En fin, todo un aire refrescante para una zona envejecida que se queja poco pese a la escasa frecuencia de las barredoras en sus aceras. Ahora los vecinos se han puesto bravos, tanto que hay quien cree que si siguen pidiendo una bicicleta acabarán quedándose con un triciclo. Piden un edificio digno que se convierta en un verdadero centro cultural. Ernest Lluch se ha quedado pequeño, no solo por las obras del antiguo estadio, sino por la demanda que siempre ha tenido. ¿Edificio digno? El antiguo gobierno civil ya se quiso conseguir en su día sin ningún resultado. Ahora apenas tiene actividad y los vecinos sueñan con que al menos una parte, tenga la titularidad que tenga, pueda ser un lugar de conferencias y talleres, biblioteca, sucursal de la Escuela de Música, o espacio vecinal. Las caras institucionales mueven los rostros con incredulidad, como si fuera un sueño imposible que el barrio pueda tener un centro cultural a la altura de otras zonas. Pretender negociar con el edificio de la actual Subdelegación del Gobierno puede que sea una especie de quimera, pero deberán reconocer que a esta petición de superbicicleta nadie ha planteado siquiera un triciclo alternativo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios