La debilidad de la mujer
Orio ha revalidado su victoria final en la Liga Euskotren con más holgura de la esperable en junio... o incluso en julio, cuando Donostiarra le arrebató dos de las cinco primeras banderas en juego. Sin embargo, y pese a su traspié en el Campeonato de Euskadi de nuevo por detrás de la Torrekua, la Txiki enlazó las cuatro últimas victorias e irá a Zarautz con la txapela.
Desde su inicio en 2009, son evidentes los progresos de la Liga Euskotren. Son tantos, que la competición nació como un tractor desde el que impulsar y dar visibilidad al remo femenino –el primer año bogó hasta Catalunya– y, once años después, tengo la sensación de que son las tripulaciones las que hacen traccionar una Liga que antes o después –mejor antes– deberá decidir si quiere seguir dando pasos.
Si a las remeras se les diera voz –los clubes femeninos no opinan porque no son socios de la ACT, aunque ahora coincidan Orio, Donostiarra y Hondarribia–, escucharíamos a muchas reivindicar regatas a cuatro largos en lugar de a dos. Ni siquiera en la Liga ETE es una cuestión de falta de poderío físico, porque en la Liga Galega las mujeres recorren la misma distancia que los hombres, y no hay pruebas de que las gallegas sean genéticamente más fuertes que las vascas.
En Euskadi, las regatas de traineras se vencen con marcas de entre 10 y 12 minutos, cuando en trainerillas se ga-na en 16 o 18 minutos. Chirría. Convendría debatirlo algún día. Y si hay que mantener la milla y media, no se deben esconder las razones.